Espero que seas sexy [Mision Rango E]

Era otra mañana más que llegaba a Magnolia, una mañana normal como muchas otras, o bueno, lo era para todo aquel que no estuviera inscrito al concurso de belleza que se realizaría en la playa. Y lamentablemente, ese era el caso de un joven pelirrojo que a paso lento iba llegando a la ciudad.

- ¿Cómo demonios llegue a esto? -pregunto al aire mientras prácticamente arrastraba sus pies por las calles Magnolia, buscando el camino hacia la playa donde se realizaría el concurso- Condenada Sting, me las pagara ese cabron -susurro, rememorando lo sucedido el día anterior.


- ¡No me jodas! -en todo el gremio se escuchó aquel grito, proveniente del despacho del maestro, pero nadie se sorprendió por ello, pues sabían bien que estaba pasando- ¡Dame una misión de verdad! -y los gritos seguían, sacándoles a todos una enorme gota de sudor por la actitud del muchacho a lo que estaba sucediendo en el despacho.

Resultaba que Alex, de los nuevos miembros del gremio, había ido a pedir su primer misión y el maestro, Sting, no tuvo mejor idea que encargarle "Esa" misión- Esta es una misión, así que deja de quejarte y tómala -respondió el maestro de Sabertooth, más serio de lo que cualquiera pudiera pensar de él- ¡¿Pero por qué yo?! -replico el pelirrojo- Te pidieron expresamente a ti, Alex, no hay nada que pueda hacer -sentencio Sting al momento en que Alex tomo el papel de solicitud y lo leyó, siendo notorio un pequeño tic en su ceja al terminar- ¡Te pidieron a ti, cabron! -y en el papel era claro que se solicitaba a "Sting Eucliffe o Rogue Cheney", pero esto estaba tachado y encima habían escrito "Alex Zeik"- No sé de qué me estás hablando ¡Ahora ve por tus cosas y te largas a Magnolia!


Luego de eso no pudo replicar más, después de todo, aunque no le gustase, Sting era el maestro y si él le encargaba esa misión, no había mucho que hacer más que cumplirla. Pero en serio ¿Participar en un concurso de belleza? Y peor aún ¿Debía ganarlo? Anda a pedir peras al olmo...

Yendo a paso lento, muy lento, termino llegando a la playa para el mediodía, momento en el que pudo observar cómo la gente se acumulaba alrededor de un pequeño escenario junto al mar, detrás del cual había unas carpas montadas donde seguramente tendrían que prepararse los participantes- Bueno, al mal paso darle prisa -susurro, apurando el paso para llegar a la entrada de esos camerinos improvisados- Hey, vengo de parte de Sabertooth para... ¡! -una mano salió de la entrada a la carpa, aclarar que se trataba de una simple cortina, tomando por sorpresa al Dragon slayer y sujetándolo por el brazo para arrastrarlo dentro.

Si... sería un día largo...

Todo estaba oscuro, no podía ver nada y eso lo molestaba de sobremanera ¿Qué demonios había pasado? Estaba llegando al condenado lugar del concurso, llamo a la "Puerta" de la carpa avisando que se trataba del mago que habían solicitado y después... sintió una presión en el brazo derecho, todo el resto era oscuridad.

- ¿Me soltaran o me tendré que soltar? -pregunto al sentir unas manos que tanteaban su cuerpo de la forma más descarada, lo que lo enojo de sobremanera- ¡Soltadme! -en un segundo su cuerpo entero se encendió en llamas negras, las cuales hicieron frenar el constate toqueteo.

- Hay niño por favor, apágate un poco que incineraras nuestro trabajo -era claramente una voz de hombre, solo que algo... afeminada. Inmediatamente después de escuchar esa queja el joven apago sus llamas, esperando unos segundos en silencio hasta que la venda que tenía sobre los ojos le fue retirada, dejándolo ver que se encontraba en lo que aparentaba ser un camerino y frente a él, parados a menos de un metro, se hallaba lo que parecía ser un equipo de maquiladoras paradas en línea detrás de un modista.

No tengo que mencionar que... ese modista no era para nada varonil.

- Por favor chico, solo te estamos tomando las medidas no tienes por qué quemarnos la carpa -se quejaba el modista en ese tono tan... raro, acompañando sus palabras con el asentimiento de sus ayudantes paradas detrás de él.

- ¡Pues no lo hubiera hecho si no me hubieran tapado los ojos y atado a una silla! -respondió el mago a los gritos, moviéndose de un lado a otro en la silla en la cual se encontraba atado y amordazado- Joder soy idiota... -susurro antes de encender sus puños en fuego y quemar las mordazas. Recién había recordado que podía usar su magia.

- Y díganme... -decía, parado y ya más tranquilo- ¿Por qué pidieron los servicios de un mago de Sabertooth? -estaba realmente curioso por esto, pues era raro que un trabajo se tratara de ganar un concurso de belleza... era muy raro.

- Muy bien niño, te lo diré pero procura guardar el secreto -el modista se acercó, quizás más de lo necesario, para susurrar lo siguiente- Este concurso está arreglado...

No se lo podía creer, en verdad, no podía. Llegaba con una mínima posibilidad de ganar el concurso, y encima de eso ahora se sumaba el hecho de que estaba arreglado. Esa mínima posibilidad se desvaneció antes sus ojos, era imposible que ganara un concurso de belleza, y más encima estando este arreglado.

- No me lo puedo creer... -susurro, frustrado ¡Joder! Era su primer misión, y aunque la considerara nada más que una tontería quería cumplirla- Pues entonces me vuelvo al gremio, ya no puedo cumplir con la misión -y volteo en dirección a la salida, pero no llego a dar dos pasos antes de ser detenido por la mano del modista que lo jalo con fuerza, sentándolo de nuevo en aquella silla- !Oye!

- ¡Oye nada, pequeñajo! -grito el modista con su peculiar tono de voz, callando al dragon slayer- Mira, hemos estado trabajando en el traje para el desfile por meses, no importa que este arreglado una vez que los jueces lo vean... se les derretirán los ojos o algo así, no se -se cruzó de brazos, desviando la mirada a un lado- Pero claro, necesitamos un buen cuerpo que lo use... -rodo los ojos- Claro que yo podría... pero mi alma es de modista, no de modelo -y también estaba el hecho de que no se encontraba perfectamente "En regla" hablando de peso y figura- Así que pedimos al potraso de Sting o al emo de Rogue, podríamos trabajar con sus cuerpo... pero como te mandaron a ti, creo que tendremos que conformarnos -todas las asistentas soltaron un suspiro de resignación, y al dragon slayer le comenzó a palpitar una vena en la cien.

- Miren, ya si a las pocas posibilidades de ganar que tenía, le suman que esto está arreglado, las posibilidades se vuelven nulas -decía, aún sentado y con la vena claramente palpitando en su cien- No hay forma en que gane esto, no importa el traje que hayan hecho esto es... -se frenó al notar una extraña reacción en todos: Se habían hecho hacías atrás, cubriéndose los rostros con las manos en expresión de puro horror, como si lo que dijo hubiera sido el peor de los sacrilegios- ¿Que...?

- ¡Blasfemia! -grito el modista, saliendo de su estupefacción para abrazarse a sus ayudantes mientras lloraba a moco tendido- ¡Tú no sabes nada de moda! ¡Ganarías con nuestro genial atuendo! ¡Arrasarías! ¡Impondrías tendencia! ¡Hasta fans tendrías! -seguía gritando, completamente seguro de sus palabras, era imposible para cualquiera que lo escuchara pensar que estaba mintiendo- ¡Generarías pensamientos impuros en todas las mujeres! Y algunos hombres... -susurro lo último, pero ya había llamado la atención del muchacho.

- ¿Pensamientos impuros? -se relamió los labios, hacía ya más de una hora que no comía nada y la idea de comerse esos pensamientos se le hacía especialmente tentativa- ¿Estás seguro de ello? -pregunto, con los ojos como estrellas de solo imaginar el sabor de esos pensamientos pecaminosos.

- ¡Pero claro! -se apuró a responder el modista, saliendo de ese llanto falso para acercarse al muchacho y mirarlo con una sonrisa de oreja a oreja- ¿Y qué me dices? -pregunto, mirando de reojo a sus ayudantes que ya se estaban preparando.

- ¡Hagámoslo! -grito Alex, completamente fuera de si por la idea de comer algo. Lamentablemente para él, antes de que pudiera volver en sí y retractarse ya estaba dé siendo rodeado por las ayudantes del modista, que en un abrir y cerrar de ojos ya lo habían desvestido y vuelto a vestir, parándolo frente a un espejo para que se viera- Esto tiene que ser una broma...

Había hecho tonterías en su vida, vestido de mil maneras para pasar el rato con las peores combinaciones de ropa ¿Pero eso? ¡¿Eso?! ¡Era demasiado!- ¡No, no, no, no, y no! No pienso usar esto en el desfile ¡Están locos si piensan que lo haré! ¡No lo hare! ¡Quítenme esto ya! -gritaba pero ya era tarde, todas las asistentes de modista lo sostenían de brazos y piernas, impidiéndole así que se quitara aquel ridículo atuendo.

- Ay chiquito, ya deja de quejarte si te queda como anillo al dedo ¡Te comería si no fueras pelirrojo! -decía el modista mientras daba vueltas en el camerino, tomando distintos accesorios que iba acomodando en el atuendo que llevaba puesto el dragon slayer, que en ese momento se había olvida de que con sus habilidades tendría que ser fácil zafarse.

- ¡¿Estás loco?! ¡Me veo ridículo! -grito mientras seguía forcejeando inútilmente, las ayudantes lo tenían bien sujeto y no lo soltarían por nada- Vamos, no me dirán que en verdad piensan que ganare con esto -su expresión de incredulidad era un poema, en verdad estaba en esos momentos de shock, en los cuales uno se pregunta "¿Esto en verdad está pasando? ¿No será solo un mal sueño?" Pero lamentablemente para él, no eso no era ningún mal sueño, era una mala realidad.

- Mira niño, algo de lo que me he dado cuenta desde que llegaste es que tienes un pésimo sentido de la moda, así que déjame hacer lo mío -decía el modista mientras se seguía paseando por el camerino, tomando cuantos accesorios, cremas y fijadores se encontraba para ir aplicándolos en el muchacho, que ya se encontraba resignado a que no lo haría cambiar de opinión.

Cuando fue el momento de salir, todas las asistentes lo soltaron, no sin antes hacerlo prometer que no quemaría la ropa ni nada similar. Luego de una pequeña discusión, bueno, no exactamente pequeña, accedió a hacerlo con tal de que lo soltaran de una vez. Pero claro, nunca se habló de quedarse allí.

Ni bien lo soltaron salió disparado hacía la salida, pero apenas dio un paso fuera palideció al ver la cantidad de gente que había en la playa, todos observando atentos a la salida de quienes serían los y las modelos de ese día, entre los cuales estarían los ganadores del concurso. Así como dio ese primer paso afuera también se volvió, pegándose a la pared contraría a la de la entrada mientras miraba horrorizado como su única vía de escape para no ser visto estaba bloqueada por decenas de personas.

- Vamos niño, ya estás aquí, vestido y todo -al modista se acercó y le pego en el pecho un pequeño cartel circular con el numero "4" en él- Solo sal a la pasarela y sonríe, el traje hará el resto -con la sonrisa de confianza que mostraba aquel sujeto era imposible de no creer en que podría ganar, pero se miraba en el espejo con ese traje... y no- Bueno, ahora apúrate que ya están saliendo ¡Rapidito! -ordeno y a los empujones lo metió a mitad de la fila para salir a la pasarela.

Y la humillación comenzaba...

La playa de Magnolia se encontraba a reventar de gente, al parecer aquel concurso era muy conocido en la ciudad, o al menos lo suficiente como para lograr cubrir toda la zona alrededor de la pasarela con gente de todas las edades, aunque por norma general no se veía a muchos menores de 16 años, pues claro, no a todos les interesaba un concurso de esas características.

Pero bueno, eso no interesaba en realidad, lo que valía la pena comentar de esos momentos era la apariencia de un joven en la fila de participantes. El resto de integrantes de la fila no podían evitar voltear hacia él o mirarlo de reojo, teniendo luego que cubrirse la boca con las manos para contener la risa por el atuendo que llevaba encima. Una mirada por aquí, una risa por allá, en verdad estaban comenzando a colmar la paciencia del dragon slayer, y eso no era nada bueno.

- Como escuche otra risita de esas... -susurro, llamando la atención de todos los participantes que voltearon hacía él con expresión curiosa- Los tostare ¿Me entienden? -amenazo y las risas no se hicieron esperar, nadie se sintió amenazado por al muchacho, o al menos hasta que no vieron como este encendía su puño en llamas negras- ¿Me entienden? -insistió, ahora con el puño encendido en llamas, lo cual hizo tragar duro a los participantes que se apuraron a asentir y voltear al frente- Perfecto -sonrió como si nada hubiera pasado y apago su puño, soltando luego un largo suspiro al ver como uno a uno comenzaban a llamar a los participantes.

- Hey muchacho, sonríe un poco que el traje no hace milagros, pon algo de ti -le gritaba/susurraba el modista que caminaba junto a él hasta que llegara su turno- Veras como el atuendo arrasa, solo trata de sonreír un poco y el resto está servido -la confianza era palpable en las palabras del sujeto, pero claro, eso no cambiaba el hecho de que ese atuendo... no...

- Ya cállate -refunfuño el muchacho, soltando un largo suspiro de resignación al escuchar por los altavoces que llamaban al número 4 a pasar- Al mal paso... -susurro, guardando las manos en sus bolsillos para encaminarse a la salida a la pasarela- Pagaras por esto, Sting -fue lo último que pensó antes de atravesar esa cortina, parándose frente a la multitud de gente que había llegado a ver el concurso.

Y claro, más de una risa se escuchó al ver todos el "genial" atuendo que llevaba.

Quienes habían llegado a la playa para ver el concurso de belleza esperaban ver mujeres y hombres de cuerpos envidiables, rasgos coquetos y tentadores para el sexo contrario, y hasta el tercero de los participantes había sido así, pero el cuarto... dejo bastante impactados a los jueces y al público en general.

- Emm, hola -saludo el joven pelirrojo, levantando una mano mientras miraba las caras de shock, y alguna que otra de gracia, de la gente en el público y en los jurados- ¿Que tanto miran, idiotas? -en verdad lo estaba comenzando a impacientar, y molestar, que nadie dijera ni hiciera nada. Está bien, tampoco se esperaba una ovación ni nada parecido ¿Pero de donde salía ese silencio?

Primero fueron unas pequeñas risilla contenidas, luego ya no pudieron contenerlas y comenzaron a reír sin más, a los pocos segundos las risas se convirtieron en potentes carcajadas que resonaban en toda la playa, todos tentados por la graciosa apariencia del muchacho que se encontraba parado frente a todos.

Y no era para menos, pues aquel "Grandioso" atuendo que llevaba puesto era lo más parecido a un traje punk que jamás había visto: Una mini-chaqueta blanca y celeste, que dejaba al descubierto la zona del estómago y parte del pecho al estar abierta, pantalones negros muy ajustados a las piernas del mago, botas negras que le llegaban un poco más abajo de su rodilla y la cereza del pastel: Unos guantes ROSAS sin dedos.

Las risas continuaban y en la frente del dragon slayer ya se veía el palpitar de varías venas, señal clara de que no aguantaría mucho antes de explotar- Gente por favor, en el concurso también se aceptan personas con esos gustos sexuales, no tienen por qué burlarse -y ese, ese intento de quien manejaba los altavoces por calmar las cosas, fue la gota que rebalso el vaso.

- ¡¡No soy gay!! -grito a los cuatro vientos, generando una pequeña/gran explosión de llamas negras, las cuales se apresuraron a cubrir su cuerpo al completo, ocultándolo de la vista del público y los jueces mientras quemaban la parte superior de su atuendo y los guantes, todo en menos de un segundo.

Los pantalones no los quemo... por obvias razones.

- ¡Mi obra de arte! -grito el modista, que observaba todo desde detrás de la cortina de salida a la pasarela, mientras se abrazaba a sus ayudantes y lloraba desconsoladamente al ver como la ropa en la que trabajo era incinerada de tal manera frente a sus ojos.

El público se quedó callado al ver la explosión de llamas que había formado el cuarto participante, observando atentos a que sucedería después. Nadie sintió miedo ni mucho menos, era la ciudad de Fairy Tail, hogar de Natsu Dragneel, estaban acostumbrados a las llamas. Todos callaron al ver al mago de nuevo, con el torso al descubierto dejando ver sus trabajados músculos, además del símbolo de Sabertooth sobre el pectoral derecho, su cabello ondeaba por la fuerza de las llamas y el parche sobre su ojo derecho, además de su expresión de molestia, solo ayudaba a la imagen de "Chico malo" que muchos se estaban haciendo en sus cabezas al verlo.

- Lamento las molestias -dijo con marcado enojo en sus palabras, dando una pequeña reverencia antes de encaminarse de nuevo hacía los camarines, donde recibiría la madre de los regaños de parte del modista por haber quemado de esa manera el traje que con tanto esmero había creado.

Cerca de dos horas más tarde, luego de que todo los participantes pasaran, se fue llamando a los distintos ganadores, empezando desde el tercer lugar al primero para dejar el suspenso de saber quién ganaría el concurso. Cuando llego el momento de avisar al primer puesto el joven dragon slayer ya casi ni prestaba atención a lo que decía en los altavoces, si no estuvo ni en tercer lugar ya era imposible que lo llamaran.

- Y el ganador del concurso, por actitud y una buena muestra... es... -la presentadora intentaba hacer suspenso, y lo estaba consiguiendo- ¡Alex Zeik, mago de Sabertooth! -la ovación no se hizo esperar, mientras en el camerino Alex, el modista y las ayudantes se miraban entre sí, completamente incrédulos.

- ¡¿Pero que estamos esperando?! ¡Afuera todos! -el primero en reaccionar fue el modista, que a los empujones saco al muchacho de allí y lo llevo hasta la pasarela, donde la presentadora lo esperaba para darle su premio: Un listón azul con la palabra "Hot" escrita en rojo, no era un trofeo ni mucho menos, pero algo era. Además de que también estaba el premio en dinero, que le venía bien.

El resto de la tarde se la pasó junto al modista y sus ayudantes, paseándose por los bares de la ciudad para tomar algo y festejar el haber ganado el concurso.

- Pues para estar arreglado, lo gane igual -decía el mago, sentado en la barra de un bar junto al modista y sus ayudantes- Ains, que bien me siento -le dio un largo trago a la jarra de cerveza que tenía en su mano y sonrió, había cumplido exitosamente su primer misión.

- Bueno, en realidad no lo estaba, solo era una excusa para contratar a Sting o Rogue, pero igual ¡Ganamos y eso es lo importante! -decía el hombre de afeminada voz, y apariencia en general, dejando su vaso de wiski sobre la barra.

- ¿Que dijiste? -

Y así termino la primera misión del joven dragon slayer, una de los más rara, pero una misión al fin y al cabo. Se quedaría un rato más en Magnolia antes de volver al gremio, después de todo la misión ya estaba cumplida y nunca le dijeron que debía de volver de inmediato.