El guión [Misión rango D]

Misión:

Hosenka, uno de los pueblos más llamativos de Fiore. La arquitectura oriental era algo que a Sinbad siempre le había llamado la atención, y no solo la arquitectura. Adoraba la cocina oriental y muchas veces si tradicional estilo de vida. No solo eso, sino que su localización, un poco retirada del resto del país, lo hacía un lugar muy pacífico y apartado de los problemas. Era, en parte una vida aburrida, pero muy cómoda. Para Sin, una pequeña ración de eso le sentaría de maravilla, pero no le gustarñia vivir de ese modo toda su vida. Ese pueblo tenía sus Pros y sus Contras.

El mego se encontraba entrando desde las afueras del pueblo. Había llegado la noche anterior y había acampado en el bosque. A pesar de su apariencia ostentosa y moderna, Sin era una persona que pasaba su vida de manera muy salvaje, apartado del resto de la civilización durante gran parte de su tiempo. Eso no quería decir que no le gustasen las ciudades, de hecho, las adoraba. Adoraba perderse y no saber donde ir y acabar en un lugar que seguramente, si planificaba su viaje, nunca hubiera entrado y descubrir que aquel lugar era un sitio fantástico y donde se lo podía pasar estupendamente.

Pero queda una pregunta: ¿Cual era la razón por la que Sinbad estaba allí? Muy sencillo: una misión. Habían contratado a Sinbad en una misión en aquel lugar. Metió en sus ropas su mano y la sacó agarrando un papel. Lo abrió y lo leyó mientras caminaba sin mirar al frente por aquellas calles. Debía recuperar un guión de una película que le habían robado. Habían robado más cosas, pero lo importante en recuperar era el guión. Volvió a guardar el papel entre la ropa pensando que si podía recuperar también las joyas y el dinero, lo haría. En el mundo de los magos no había nada más útil que impresionar a tu cliente.

Había decidido ir directamente al lugar del rodaje, sin entretenerse... decisión que no pudo mantener por mucho tiempo pues un dulce olor a comida le llegó de una de los locales que le hico rugir el estómago. Luchó contra sus impulsos primarios, pero cuando se quiso dar cuenta estaba yendo directamente al olor con la baba saliéndole de la boca. Se acercaba como un fantasma que vaga sin rumbo, pero él tenía muy claro su rumbo: la comida. No pasaba nada por pararse a comer un poco antes de ir. Paró a comer en un restaurante típico de Hosenka, donde comío hasta saciar su hambre. La comida le pareció realmente delociosa. Se preocupó de no llenarse mucho porque si lo hacía la cuenta sería demasiado alta. Le dieron el papel de la cuenta, lo miró y respiró aliviado al ver que no era una cantidad desorbitada. Pagó la cuenta y se fue.

-Ahora sí -sedijo a sí mismo mientras que caminaba por las calles de la ciudad dirección al centro de rodaje de la película. Hacer las cosas con la tripa llena significaba hacer las cosas de manera agradable. Tardó media hora en llegar a la zona de rodaje. Se coló dentro y comenzó a mirar hacia todos lados. Estaba todo lleno de gente que iba de una parte a otra que transportaba cosas y sobre todo, lacrimas de grabación. Todo esto hizo que Sinbad se quedara fascinado y deambuló por aquel lugar, sin rumbo, olvidándose que estaban en medio de una misión.

Una enorme mano le agarró por detrás y lo levantó por sus ropas como si de un cachorro de perro se tratara. -Are? -Soltó Sinbad sin comprender nada mientras estaba en el aire. La gran mano le dio la vuelta y se encontró frente a un tipo enorme, muy musculado y con pinta de guarda de seguridad.

-¿Como entraste aquí? -Preguntó el hombre muy malhumorado.
-Me llamo Sinbad, soy el mago que han contratado, ¿me puedes decir donde se encuentra el director? -Contestó Sinbad forzando una sonrisa y lleno de sudor, como si fuera un niño al que le hubieran pillado (algo que realmente habían echo).
-¿Qué van a contratar a alguien tan inutil como...? -No le dió tiempo a terminar la frase al confiado guarda, pues Sinbad había entendido que no le iba a convencer con palabras. Su expresión cambió a una un poco seria y lanzó una consecución de golpes a una velocidad que el guarda no pudo ni contes tar. Con su mano izquierda, golpeó la mano que le sujetaba, consiguiendo soltarse. Mientras todavía estaba en el aire, lanzó una patada con su pierna derecha hacia el estómago del hombre, lo que le hizo doblarse del dolor y permitió que Sinbad le golpeara con su mano derecha en la cabeza, haciendo que cayese bocabajo a sus pies. El chico de pelo morado aterrizó sobre su pie restante. Justo al tocar el pie en el suelo, llevó la mano a su cintura, desenvainando su espada y apuntando con ella al enorme guarda, que estaba bocabajo, todavía sin comprender nada.

-Dos segundos -Dijo Sinbad en tono de autosuficiencia-. ¿Te importaría ahora mostrarme donde está el director? -No dio tiempo a que contestara cuando unas solitarias palmadas comenzaron a sonar detrás de él. Sinbad se giró lentamente, clavando sus dorados ojos en los de la persona que había aplaudido.
-Impresionante -dijo el hombre con satisfacción en la voz-. Me alegro de haberte contratado -Estas palabras hicieron que Sin envainase automáticamente la espada. Ya había encontrado al director.