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La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
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La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
- Especificaciones de misión:
La Cura 1ra. Parte
Se cree que los científicos han logrado combatir finalmente contra la esquizofrenia que conllevan una serie de tratamientos antes de llevarlos a la fase final que es: la cura. Los ingredientes son secretos y bastante complicados de conseguir, es por ello que se necesita la ayuda de los magos para poder conseguir el más complicado de todos: una flor de cristal plateado que crece en las profundidades del bosque de espinas envenenadas de la isla galuna. Consigue las flores suficientes para ser llevadas ante los científicos.
Lugar: Isla galuna
Numero de personajes: 1-4
Recompensa: 480
Desde su vuelta de Magnolia, cumplida su primera misión, había estado buscando un trabajo interesante de un rango superior, algo que en verdad supusiera un reto, y para su suerte había un pedido que le llamo poderosamente la atención y nadie había reservado aún: Al parecer un grupo de científicos estaban cerca de crear una cura contra la esquizofrenia, pero necesitaban de la ayuda de magos que fueran en búsqueda de un ingrediente especialmente raro que necesitaban: Una flor de cristal plateado que solo crecía en las profundidades de un bosque en Isla Galuna. No dudo un segundo en tomar el trabajo en solitario, a pesar de que se especificaba que podían ser entre 1 y 4 magos los contratados, quería tener algo que presumir a su vuelta.
Aunque bueno, llego a arrepentirse por momentos, básicamente durante todo el trayecto en barco hasta la isla en cuestión, luego de pasar por un mapa y algunas especificaciones de los científicos. En verdad, muchas veces no entendía como él, que se había entrenado en el infierno desde pequeño, podía terminar tan mal de solo estar sobre un vehículo. Pero bueno, era de esos misterios que jamás podría resolver.
- ¿Estas bien, niño? -le pregunto uno de los marineros que tripulaban aquel barco, de los pocos que podían llevarlo hasta la isla y no solo le dejaban a mitad del mar por miedo a acercarse demasiado, preocupado al verlo sobre la barandilla de cubierta mirando hacia el mar, con las obvias intenciones de hacer que su desayuno vea la luz del sol una vez más
- Estoy... bien... solo dígame por favor que ya estamos por llegar -respondió el dragon slayer, saliendo de encima de la barandilla para sentarse en el suelo de madera que componía la cubierta del barco, reposando la espalda contra las barras de metal que impedían la caída de alguien al mar.
- Oh, si es por eso tranquilo, ya nos quedan solo unos minutos antes de llegar. Es más, estamos llegando más temprano de lo que calculamos -comento el marinero, sonriente, dándole una rápida ojeada a su reloj de muñeca.
En verdad estaban llegando temprano, demasiado temprano, pues no habían calculado que se toparían con un viento a favor que les apresuraría bastante el viaje. Ya se veía la isla en la lejanía a pesar de que eran como mucho las 10am, y la hora aproximada de llegada que habían calculado era la 1pm. Era una diferencia considerable, y por la cual el dragon slayer agradecía. No se imaginaba aguantando otras tres horas sobre esa cosa.
Cuando el barco fue llegando a puerto, acercándose a un pequeño y desgastado muelle de madera, el joven mago no aguanto más y salió disparado de la embarcación, ayudándose con sus llamas para propulsar el salto lo suficiente y llegar a aterrizar sobre el muelle sin la necesidad de estar un segundo más sobre aquel barco- Niño, estaremos en las isla hasta eso de las diez de la noche, si no vuelves antes de esa hora volveremos a buscarte mañana temprano ¿Me oíste? -aviso el marino, que había observado como el muchacho bajaba de tal manera del barco.
- ¡Perfecto, nos vemos luego! -dio la espalda al barco y levanto una mano en señal de saludo, a sabiendas de que no los vería en un buen rato, si no es que recién al otro día. Luego volvió su mirada al frente, observando serio la entrada al bosque que se veía a lo lejos- Veamos que tienes para mí, Isla Galuna -sonrió, mostrando sus pronunciados caninos mientras encendía sus manos en llamas negras y se adentraba en el bosque, listo para lo que pudiera pasar.
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
Mientras se iba abriendo paso en la maleza, rompiendo ramas y vainas que le estorbaban el camino, se adentraba aún más en las profundidades de ese bosque que tan mala fama tenía. El bosque de espina envenenadas, ya el nombre te daba una idea de lo que te podías encontrar allí, además de que de por sí, la isla en general tenía más de una leyenda rondando sus alrededores, y ninguna muy "buena" que digamos.
Isla Galuna, según se decía, era hogar de una tribu de demonios, y que cualquiera que tuviera la mala suerte de pasar la noche de la luna morada en sus tierras, terminaría convirtiéndose en uno de ellos- Tsk, demonios. Como si les tuviera miedo -se auto-convencía de ello, pero muy en el fondo si sentía... respeto, por criaturas así. Era alguien nacido en el mismo infierno, por lo que conocía bien a los demonios y de lo que eran capaces.
El repentino sonido de una rama quebrándose lo puso en alerta, parándose a mitad de un claro y volteando en la dirección en la que se había escuchado el ruido, fijando allí la mirada por unos segundos, justo sobre una pared de arbustos de tamaño considerables. Antes de que siquiera pudiera preguntar si había alguien allí, un tigre, de enormes proporciones y aspecto temible, salió de entre la maleza, parándose frente a él mientras le gruñía en amenaza mostrando sus pronunciados colmillos.
Alex solo lo miro con cierta emoción antes de pararse en posición de pelea, separando levemente las piernas y perfilándose hacía el tigre- Vaya, un lindo gatito -sonrió ladino, dejando claro que no se sentía para nada intimidado por el tamaño de esa bestia- Me servirás de almuerzo, aquí te espero bicho super-desarrolado -mostro sus colmillos, más largos que los de una persona normal, llevando un puño al frente y encendiéndolo en llamas negras. Estaba listo, y ansioso, por luchar.
Lamentablemente para él, las cosas no saldrían como pensaba, pues apenas el tigre quiso dar el primer paso e iniciar la pelea se escuchó un ruido... mejor dicho, un alarido, proveniente de las profundidades del bosque. Tanto la bestia como el mago voltearon en la dirección en la que se había escuchado semejante sonido tan desgarrador, siendo el animal el primero en soltar un pequeño chillido de miedo antes de voltear en dirección contraría y salir huyendo de allí, alejándose de ese sonidos y lo que lo producía, dejando solo al mago.
Llegados a ese punto no podía negarlo, estaba nervioso, sentía que algo no andaba bien de solo pisar esa isla y aquel alarido solo sirvió para aumentar aún más su nerviosismo. Se sentía extraño, como si algo dentro de la misma isla lo llamara, pero no podía dejarse llevar por esos impulsos. Estaba en misión, y una muy importante, la cura de una enfermedad como la esquizofrenia no era algo que se pudiera tomar a la ligera ni dejar de lado por algo tan estúpido como un simple impulso, por ello, se auto-cacheteo para salir de ese estado de shock en el cual había quedado para continuar su camino hacia el centro de la isla, donde se suponía estarían las flores, tratando de ignorar el alarido y ese sentimiento que había producido en él.
- Es solo… un animal, concéntrate idiota, no puedes dejarte llevar en momentos como este –susurraba mientras volvía a romper ramas y malezas para continuar su camino, dejando atrás el pequeño claro donde casi lucho contra aquel tigre
Isla Galuna, según se decía, era hogar de una tribu de demonios, y que cualquiera que tuviera la mala suerte de pasar la noche de la luna morada en sus tierras, terminaría convirtiéndose en uno de ellos- Tsk, demonios. Como si les tuviera miedo -se auto-convencía de ello, pero muy en el fondo si sentía... respeto, por criaturas así. Era alguien nacido en el mismo infierno, por lo que conocía bien a los demonios y de lo que eran capaces.
El repentino sonido de una rama quebrándose lo puso en alerta, parándose a mitad de un claro y volteando en la dirección en la que se había escuchado el ruido, fijando allí la mirada por unos segundos, justo sobre una pared de arbustos de tamaño considerables. Antes de que siquiera pudiera preguntar si había alguien allí, un tigre, de enormes proporciones y aspecto temible, salió de entre la maleza, parándose frente a él mientras le gruñía en amenaza mostrando sus pronunciados colmillos.
Alex solo lo miro con cierta emoción antes de pararse en posición de pelea, separando levemente las piernas y perfilándose hacía el tigre- Vaya, un lindo gatito -sonrió ladino, dejando claro que no se sentía para nada intimidado por el tamaño de esa bestia- Me servirás de almuerzo, aquí te espero bicho super-desarrolado -mostro sus colmillos, más largos que los de una persona normal, llevando un puño al frente y encendiéndolo en llamas negras. Estaba listo, y ansioso, por luchar.
Lamentablemente para él, las cosas no saldrían como pensaba, pues apenas el tigre quiso dar el primer paso e iniciar la pelea se escuchó un ruido... mejor dicho, un alarido, proveniente de las profundidades del bosque. Tanto la bestia como el mago voltearon en la dirección en la que se había escuchado semejante sonido tan desgarrador, siendo el animal el primero en soltar un pequeño chillido de miedo antes de voltear en dirección contraría y salir huyendo de allí, alejándose de ese sonidos y lo que lo producía, dejando solo al mago.
Llegados a ese punto no podía negarlo, estaba nervioso, sentía que algo no andaba bien de solo pisar esa isla y aquel alarido solo sirvió para aumentar aún más su nerviosismo. Se sentía extraño, como si algo dentro de la misma isla lo llamara, pero no podía dejarse llevar por esos impulsos. Estaba en misión, y una muy importante, la cura de una enfermedad como la esquizofrenia no era algo que se pudiera tomar a la ligera ni dejar de lado por algo tan estúpido como un simple impulso, por ello, se auto-cacheteo para salir de ese estado de shock en el cual había quedado para continuar su camino hacia el centro de la isla, donde se suponía estarían las flores, tratando de ignorar el alarido y ese sentimiento que había producido en él.
- Es solo… un animal, concéntrate idiota, no puedes dejarte llevar en momentos como este –susurraba mientras volvía a romper ramas y malezas para continuar su camino, dejando atrás el pequeño claro donde casi lucho contra aquel tigre
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
La cantidad de malezas, arbustos y vainas fue disminuyendo mientras se iba adentrando más en el bosque, siendo reemplazadas por plantas de pronunciadas espinas que hacían prácticamente imposible el avanzar sin terminar con alguna que otra herida, aunque sea mínima y superficial, las espinas con el mínimo contacto dejaban un pequeño corte en la piel de quien cruzara por allí. Aunque bueno, si se tenía el cuidado suficiente se podía cruzar sin la necesidad de recibir los cortes...
Pero ese no era el caso de Alex...
A simple vista era claramente visible una no muy sana cantidad de pequeños cortes en su ropa, algunos más extensos que otros, dejando ver la piel del muchacho adornada con pequeños rasguños que no llegaban a ser tan profundos como para sangrar, pero si lo suficiente para tomar la tonalidad roja de la sangre. Sus pantalones, antes largos, ahora le llegaban hasta poco más abajo de las rodillas al haber sido destrozada toda la zona inferior después de tantos cortes, su camiseta paso de mangas largas a mangas cortas en menos tiempo de lo que un costurero podría soñar.
Pero a pesar de todo eso, el muchacho seguía caminando, como si nada, como si no sintiera dolor alguno a pesar de recibir tantos cortes con cada paso que daba, aislándose de aquello para mantener el paso. Se auto-convencía de que lo hacía para llegar más rápido a recoger ese ingrediente, pero no, la única verdad era que quería alejarse lo más rápido posible de aquel claro, y del alarido que se escuchó por esa zona minutos atrás. No era miedo lo que sentía, no... era algo más, el instinto. Una voz en su cabeza que le gritaba que no debía dejarse alcanzar por aquello que asusto al tigre.
- Vamos, no puedes ser tan cobarde... ¿Qué diría papá si te viera así? -pese a intentarlo, no podía frenar esa sensación que le daba de solo pensar en aquel alarido, pues un escalofrió le recorría la espalda cada vez que lo recordaba o miraba hacía atrás. Esa sensación de impotencia era horrible, como si lo único que pudieras hacer fuera seguir caminando y no mirar atrás, porque si lo haces eso de lo que estas escapando ya estará allí y lo sabes.
Luego de unos minutos más de caminata finalmente logro encontrar un lugar de descansa, libre de espinas, un pequeño claro aislado de la pesadilla que representaba la vegetación de la zona. Alex se frenó en el centro de dicho claro, volteando rápidamente en todas direcciones sin razón aparente- Lo oigo... -susurro, sin dejar de girar su cabeza de un lado a otro cual paranoico- Se está acercando... -seguía buscando algo, algo escondido en los alrededores, pero allí no había nada...
O al menos, nada que alguien normal pudiera ver...
Alex podía, la sentía, esa sombra que se movía a su alrededor, acechándolo como un depredador a su presa, podía sentirla. No podía verla, pero algo le decía dónde estaba y por donde atacaría ¿Instinto de supervivencia? Tal vez, pero en ese momento no tenía tiempo para preguntarse qué era, solo se concentraba en mantenerse en guardia frente a aquello que lo venía siguiendo desde hace ya tiempo y que finalmente le había dado alcance.
- ¡Sal! -grito, dando una patada al aire que soltó una cuchilla de fuego negro, la cual se estrelló contra un arbusto y lo incinero en un segundo- ¡Déjate ver! -encendió uno de sus puños en llamas, pero cuando pensaba lanzar el ataque se percató de algo, frenándose en el momento para observar la palma de su mano, completamente confundido- ¿Qué... demonio? -en estado de shock, el joven mago observo como su mano se difuminaba frente a sus ojos, siguiendo por su antebrazo y así subiendo por el brazo. En menos de tres segundos ya no tenía brazo y aquello que lo estaba destruyendo se iba acercando peligrosamente a su cabeza- ¿Q-Qué es esto? -trato de agitar el brazo, pero no lo sentía, ya no estaba allí- ¡¿Qué es esto?! -fue el último grito que pudo dar antes de caer inconsciente, presa de aquello que borraba su cuerpo convirtiéndolo en poco más que polvo.
Cuando cayó inconsciente, aquella sombra que lo acechaba se acercó, siendo solo una silueta negra y maligna, cargandoselo al hombro mientras comenzó a saltar por los árboles, llevándoselo con él. Las alucinaciones, producto del veneno que se coló en su sistema por aquellos pequeños cortes, le habían costado al chico el ser capturado... ¿Pero qué lo había capturado?
Pero ese no era el caso de Alex...
A simple vista era claramente visible una no muy sana cantidad de pequeños cortes en su ropa, algunos más extensos que otros, dejando ver la piel del muchacho adornada con pequeños rasguños que no llegaban a ser tan profundos como para sangrar, pero si lo suficiente para tomar la tonalidad roja de la sangre. Sus pantalones, antes largos, ahora le llegaban hasta poco más abajo de las rodillas al haber sido destrozada toda la zona inferior después de tantos cortes, su camiseta paso de mangas largas a mangas cortas en menos tiempo de lo que un costurero podría soñar.
Pero a pesar de todo eso, el muchacho seguía caminando, como si nada, como si no sintiera dolor alguno a pesar de recibir tantos cortes con cada paso que daba, aislándose de aquello para mantener el paso. Se auto-convencía de que lo hacía para llegar más rápido a recoger ese ingrediente, pero no, la única verdad era que quería alejarse lo más rápido posible de aquel claro, y del alarido que se escuchó por esa zona minutos atrás. No era miedo lo que sentía, no... era algo más, el instinto. Una voz en su cabeza que le gritaba que no debía dejarse alcanzar por aquello que asusto al tigre.
- Vamos, no puedes ser tan cobarde... ¿Qué diría papá si te viera así? -pese a intentarlo, no podía frenar esa sensación que le daba de solo pensar en aquel alarido, pues un escalofrió le recorría la espalda cada vez que lo recordaba o miraba hacía atrás. Esa sensación de impotencia era horrible, como si lo único que pudieras hacer fuera seguir caminando y no mirar atrás, porque si lo haces eso de lo que estas escapando ya estará allí y lo sabes.
Luego de unos minutos más de caminata finalmente logro encontrar un lugar de descansa, libre de espinas, un pequeño claro aislado de la pesadilla que representaba la vegetación de la zona. Alex se frenó en el centro de dicho claro, volteando rápidamente en todas direcciones sin razón aparente- Lo oigo... -susurro, sin dejar de girar su cabeza de un lado a otro cual paranoico- Se está acercando... -seguía buscando algo, algo escondido en los alrededores, pero allí no había nada...
O al menos, nada que alguien normal pudiera ver...
Alex podía, la sentía, esa sombra que se movía a su alrededor, acechándolo como un depredador a su presa, podía sentirla. No podía verla, pero algo le decía dónde estaba y por donde atacaría ¿Instinto de supervivencia? Tal vez, pero en ese momento no tenía tiempo para preguntarse qué era, solo se concentraba en mantenerse en guardia frente a aquello que lo venía siguiendo desde hace ya tiempo y que finalmente le había dado alcance.
- ¡Sal! -grito, dando una patada al aire que soltó una cuchilla de fuego negro, la cual se estrelló contra un arbusto y lo incinero en un segundo- ¡Déjate ver! -encendió uno de sus puños en llamas, pero cuando pensaba lanzar el ataque se percató de algo, frenándose en el momento para observar la palma de su mano, completamente confundido- ¿Qué... demonio? -en estado de shock, el joven mago observo como su mano se difuminaba frente a sus ojos, siguiendo por su antebrazo y así subiendo por el brazo. En menos de tres segundos ya no tenía brazo y aquello que lo estaba destruyendo se iba acercando peligrosamente a su cabeza- ¿Q-Qué es esto? -trato de agitar el brazo, pero no lo sentía, ya no estaba allí- ¡¿Qué es esto?! -fue el último grito que pudo dar antes de caer inconsciente, presa de aquello que borraba su cuerpo convirtiéndolo en poco más que polvo.
Cuando cayó inconsciente, aquella sombra que lo acechaba se acercó, siendo solo una silueta negra y maligna, cargandoselo al hombro mientras comenzó a saltar por los árboles, llevándoselo con él. Las alucinaciones, producto del veneno que se coló en su sistema por aquellos pequeños cortes, le habían costado al chico el ser capturado... ¿Pero qué lo había capturado?
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
Oía voces, montones de voces, todas gritándole, insultándolo, quejándose de sus actitudes constantemente y pidiendo libertad. Era horrible, sentir todos esos gritos viniendo de la nada, escuchándolos a pesar de taparse los oídos y gritar, preso del miedo y la desesperación que era estar en medio de la nada, en una eterna oscuridad y siendo acechado por esos entes.
Era una pesadilla recurrente, común en las noches en que se iba a dormir muy agotado, siempre pasaba lo mismo: Se veía en la oscuridad, rodeado de la nada mientras escuchaba gritos y gritos de montones de voces a la vez, muchas veces no entendía que le decían, muchas otras se arrepentía de entenderlo. Era un constante caos de voces queriendo hablar a la vez, no sabía cuántas serían exactamente, pero si sabía que eran muchas... demasiadas.
Pero sabía, afortunadamente, que se trataba de solo eso, una pesadilla, aunque su realidad tampoco era muy buena que digamos...
Atado a un árbol y amordazado, el muchacho se removía en sueños, o pesadillas, siendo claramente visible un leve brillo en su piel por el sudor que lo cubría. Las mordazas de soga lo ataban firmemente al árbol, impidiendo que se moviera prácticamente nada, lo único que podía mover con libertad eran las piernas al estar sentado en el suelo, de espaldas al árbol. A su alrededor se veían varías... ¿Cabañas? Algo similar a eso, ordenadas de forma que rodeaban un pequeño relieve en el suelo del centro.
- Ghg! -soltó un quejido mientras trataba de moverse, notando como su cuerpo se encontraba casi completamente inmovilizado- ¿Pero qué...? -lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose con la situación de estar sentado, de espaldas a un árbol y atado al mismo, amordazado de forma que no podía casi moverse, lo único que podía mover con libertad eran las piernas. Miro al cielo, la luna y las estrellas presentas señalaban que era muy tarde en la noche, o casi temprano en la mañana ¿Cuánto estuvo dormido? ¿12 horas? ¿Más? No lo sabía, pero lo que si sabía era que tenía que soltarse, y pronto.
Inspeccionando un poco mejor la zona se percató de las cabañas, y más adelanto vio lo que se encontraba en el centro de todas ellas: Un relieve de tierra, como una pequeña colina, y justo en el centro estaban aquellas flores por las que había llegado a la isla. La descripción era exacta: Flores de cristal plateado. Sonrió ladino al reconocerlas, encendiendo sus puños y brazos en llamas negras que rápidamente consumieron las sogas que lo mantenían sujeto, liberando así sus brazos para luego quemar con las manos el resto de sogas que lo ataban al tronco del árbol por el torso.
- Perfecto... -susurro, ya libre y parado junto al árbol del cual se había desatado- Ahora solo debo buscar esas flores e irme a la costa a esperar que me vengan a buscar... -miro alrededor, enumerando la cantidad de cabañas que había. Eran muchas.- Espero no falte mucho, que si me descubren no la contare -era un pensamiento algo pesimista, pero realista, pues nada tenía que hacer contra la cantidad de demonios que podían habitar esas cabañas.
Era una pesadilla recurrente, común en las noches en que se iba a dormir muy agotado, siempre pasaba lo mismo: Se veía en la oscuridad, rodeado de la nada mientras escuchaba gritos y gritos de montones de voces a la vez, muchas veces no entendía que le decían, muchas otras se arrepentía de entenderlo. Era un constante caos de voces queriendo hablar a la vez, no sabía cuántas serían exactamente, pero si sabía que eran muchas... demasiadas.
Pero sabía, afortunadamente, que se trataba de solo eso, una pesadilla, aunque su realidad tampoco era muy buena que digamos...
Atado a un árbol y amordazado, el muchacho se removía en sueños, o pesadillas, siendo claramente visible un leve brillo en su piel por el sudor que lo cubría. Las mordazas de soga lo ataban firmemente al árbol, impidiendo que se moviera prácticamente nada, lo único que podía mover con libertad eran las piernas al estar sentado en el suelo, de espaldas al árbol. A su alrededor se veían varías... ¿Cabañas? Algo similar a eso, ordenadas de forma que rodeaban un pequeño relieve en el suelo del centro.
- Ghg! -soltó un quejido mientras trataba de moverse, notando como su cuerpo se encontraba casi completamente inmovilizado- ¿Pero qué...? -lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose con la situación de estar sentado, de espaldas a un árbol y atado al mismo, amordazado de forma que no podía casi moverse, lo único que podía mover con libertad eran las piernas. Miro al cielo, la luna y las estrellas presentas señalaban que era muy tarde en la noche, o casi temprano en la mañana ¿Cuánto estuvo dormido? ¿12 horas? ¿Más? No lo sabía, pero lo que si sabía era que tenía que soltarse, y pronto.
Inspeccionando un poco mejor la zona se percató de las cabañas, y más adelanto vio lo que se encontraba en el centro de todas ellas: Un relieve de tierra, como una pequeña colina, y justo en el centro estaban aquellas flores por las que había llegado a la isla. La descripción era exacta: Flores de cristal plateado. Sonrió ladino al reconocerlas, encendiendo sus puños y brazos en llamas negras que rápidamente consumieron las sogas que lo mantenían sujeto, liberando así sus brazos para luego quemar con las manos el resto de sogas que lo ataban al tronco del árbol por el torso.
- Perfecto... -susurro, ya libre y parado junto al árbol del cual se había desatado- Ahora solo debo buscar esas flores e irme a la costa a esperar que me vengan a buscar... -miro alrededor, enumerando la cantidad de cabañas que había. Eran muchas.- Espero no falte mucho, que si me descubren no la contare -era un pensamiento algo pesimista, pero realista, pues nada tenía que hacer contra la cantidad de demonios que podían habitar esas cabañas.
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
Lentamente el joven mago se fue acercando al centro de esa aldea, a paso lento y sigiloso, procurando mantenerse en las sombras durante todo el trayecto posible, al resguardo de la oscuridad. La luna llena iluminaba demasiado, y arriesgarse a ser visto al intentar llegar al centro directamente no era algo a lo que estuviera dispuesto, mucho menos al saberse en territorio enemigo, donde un paso en falso podía significar docenas de demonios queriendo matarlo.
Viendo más de cerca todas las cabañas estaban construidas, para asco del muchacho, de paja, madera y pieles de animales que ni siquiera se habían limpiado, por lo que el olor a putridez estaba muy presente en ese lugar y sus alrededores. Era un asco solo estar cerca de esa zona, estando a la distancia a la que él se encontraba... ya no era algo que cualquiera aguantaría, pero para su suerte no era su primera vez rodeado de cosas con olores como ese, en los viajes que había hecho más de una vez quiso arrancarse la nariz, literalmente.
- Esto es... un paseo por las flores -susurro, caminando lentamente con la mano cubriendo su nariz y apretándola para mantenerla algo más aislada de ese olor, acercándose a paso lento al centro de la aldea, ya fuera de la protección que las sombras le proporcionaban- Veamos... -susurraba al tiempo en que se arrodillaba junto a las flores que había ido a buscar a ese lugar- ¿Cómo dijo que las quitara? -pregunto al aire, haciendo memoria sobre la forma en que el científico le dijo que recogiera la planta.
- Ya, era sacarla de raíz asegurándome de no tocar en ningún momento la raíz... ¿Pero cómo hago eso? -se llevó una mano al mentón, pensativo, hasta que una "Genial" idea ilumino su mente. Se quitó la camiseta, o lo que quedaba de ella, dejando su torso al descubierto para luego quitar una porción de tierra de alrededor de la planta, protegiéndose las manos con su camiseta para no tocar las raíces ni por accidente- Listo, ahora solo debo... -callo, o mejor dicho, lo callaron.
- ¿Dónde crees que vas? -una macabra voz se escuchó a su espalda, callando sus palabras y haciendo que un importante escalofrió recorriera su espalda, al voltear, muy lentamente, se topó con la figura grotesca de un demonio de aspecto espeluznante parado detrás de él, a escasos metros- Eres el desayuno de mañana, y esas son flores que no puede tocar un desayuno -la voz del demonio reflejaba arrogancia, realmente se creía que le hablaba a nada más que el desayuno del día siguiente.
El muchacho vio, en shock, al demonio que le hablaba, presa de una horrible sensación de impotencia al notar ese tono de arrogancia y superioridad que empleaba con tanta confianza. Sus ojos, fijos en la imagen del demonio, se ocultaron bajo la sombra de su cabello mientras sus manos se movían lentamente, envolviendo la planta en su camiseta.
- Renryū no... -susurro en un tono muy bajo mientras tomaba aire, tan bajo, que el mismo demonio no estuvo seguro de entender al completo que había dicho.
- ¿Que dijiste? ¡Habla claro pedazo de carne! -pregunto aún en ese tono altivo y arrogante, cruzándose de brazos mientras observaba al chico.
- ... Hōkō!! -rugió con toda la fuerza que podía, soltando un torrente de llamas negras que se precipito contra el demonio, tomándolo desprevenido de tal forma que recibió el golpe de lleno, lanzándolo varios metros hacia atrás hasta estrellarse contra la cabaña de la cual había salido, destruyéndola en el proceso- ¡Ni te creas que dejare que me devoren así como así, idiota! -grito, para luego abrazarse a la planta, envuelta en su camiseta, y salir corriendo de allí a toda la velocidad que sus piernas le permitían.
Viendo más de cerca todas las cabañas estaban construidas, para asco del muchacho, de paja, madera y pieles de animales que ni siquiera se habían limpiado, por lo que el olor a putridez estaba muy presente en ese lugar y sus alrededores. Era un asco solo estar cerca de esa zona, estando a la distancia a la que él se encontraba... ya no era algo que cualquiera aguantaría, pero para su suerte no era su primera vez rodeado de cosas con olores como ese, en los viajes que había hecho más de una vez quiso arrancarse la nariz, literalmente.
- Esto es... un paseo por las flores -susurro, caminando lentamente con la mano cubriendo su nariz y apretándola para mantenerla algo más aislada de ese olor, acercándose a paso lento al centro de la aldea, ya fuera de la protección que las sombras le proporcionaban- Veamos... -susurraba al tiempo en que se arrodillaba junto a las flores que había ido a buscar a ese lugar- ¿Cómo dijo que las quitara? -pregunto al aire, haciendo memoria sobre la forma en que el científico le dijo que recogiera la planta.
- Ya, era sacarla de raíz asegurándome de no tocar en ningún momento la raíz... ¿Pero cómo hago eso? -se llevó una mano al mentón, pensativo, hasta que una "Genial" idea ilumino su mente. Se quitó la camiseta, o lo que quedaba de ella, dejando su torso al descubierto para luego quitar una porción de tierra de alrededor de la planta, protegiéndose las manos con su camiseta para no tocar las raíces ni por accidente- Listo, ahora solo debo... -callo, o mejor dicho, lo callaron.
- ¿Dónde crees que vas? -una macabra voz se escuchó a su espalda, callando sus palabras y haciendo que un importante escalofrió recorriera su espalda, al voltear, muy lentamente, se topó con la figura grotesca de un demonio de aspecto espeluznante parado detrás de él, a escasos metros- Eres el desayuno de mañana, y esas son flores que no puede tocar un desayuno -la voz del demonio reflejaba arrogancia, realmente se creía que le hablaba a nada más que el desayuno del día siguiente.
El muchacho vio, en shock, al demonio que le hablaba, presa de una horrible sensación de impotencia al notar ese tono de arrogancia y superioridad que empleaba con tanta confianza. Sus ojos, fijos en la imagen del demonio, se ocultaron bajo la sombra de su cabello mientras sus manos se movían lentamente, envolviendo la planta en su camiseta.
- Renryū no... -susurro en un tono muy bajo mientras tomaba aire, tan bajo, que el mismo demonio no estuvo seguro de entender al completo que había dicho.
- ¿Que dijiste? ¡Habla claro pedazo de carne! -pregunto aún en ese tono altivo y arrogante, cruzándose de brazos mientras observaba al chico.
- ... Hōkō!! -rugió con toda la fuerza que podía, soltando un torrente de llamas negras que se precipito contra el demonio, tomándolo desprevenido de tal forma que recibió el golpe de lleno, lanzándolo varios metros hacia atrás hasta estrellarse contra la cabaña de la cual había salido, destruyéndola en el proceso- ¡Ni te creas que dejare que me devoren así como así, idiota! -grito, para luego abrazarse a la planta, envuelta en su camiseta, y salir corriendo de allí a toda la velocidad que sus piernas le permitían.
- Demonio :
- Técnica utilizada :
- ► Nombre de la Técnica: Rugido del dragón del purgatorio (Renryū no Hōkō)
► Descripción: Hechizo de mediana y larga distancia. Primero el usuario inhala, formando en sus pulmones el fuego negro del Fuhai hi, y luego lo libera en la dirección contraria, creando una gran bola de fuego negro, provocando una explosión que causa daños y quemaduras a sus enemigos. Se puede usar de dos formas: Una más "controlada", en la que el usuario prácticamente "sopla" el fuego, formando una línea delgada de llamas negras, y la otra más "Bruta", en la cual es un rugido en todo sentido, el usuario literalmente ruge y libera un haz de llamas mucho más grande y de más alcance, generando una gran explosión al impactar
► Limitaciones: En caso de utilizarse en su forma "Controlada" requiere de un post de recarga. Al utilizarse la forma más "Poderosa y bruta" se requiere dos post de recarga
► Activa/Pasiva: Activa
Última edición por Alex Zeik el Sáb Ago 08, 2015 9:06 pm, editado 1 vez
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
La adrenalina bombeaba por todo su cuerpo como pocas veces había sucedido, sus piernas ardían por el mismo esfuerzo que estaba haciendo para mantenerse avanzando a la mayor velocidad que podía, usando las ramas de los arboles como apoyo para saltar de uno a otro buscando salir de esa zona del bosque que se encontraba cubierta por plantas de espinas venenosas. Sabía que una vez saliera, podría correr normalmente y no tardaría nada en llegar al puerto.
Volteo en reiteradas ocasiones para comprobar la distancia que lo separaba de sus perseguidores, sorprendiéndose cada vez de no ver a nadie siguiéndolo. De seguro aún no estaban lo suficientemente cerca, era eso lo que creía, porque era imposible que no lo hayan querido perseguir luego de haber tomado la planta, y más aún haber destrozado una de sus cabañas- Bueno, tal vez les di miedo -susurro sin dejar de correr, pero ni él terminaba de creerse aquello.
- ¿A quién le diste miedo? -reconoció esa voz macabra en el momento, frenándose bruscamente sobre la rama de un árbol para mirar justo en frente, donde flotando se encontraba el mismo demonio que lo descubrió en la aldea, y al cual creía que le había sacado algo de ventaja al atacarlo de aquella forma antes de largar a correr. Bueno, al parecer no era así, aunque si se le veían varías quemaduras producto de su rugido.
Dejo la planta, aún envuelta en su camiseta, sobre la rama del árbol mientras encaraba al demonio, encendiendo sus puños en llamas negras como forma de amenaza, o señal de que lucharía- No creas que te será tan fácil matarme -dijo serio, mirando a quien sería su contrincante.
- Jajajaja -reía el demonio a carcajadas, sin tomarse enserio las palabras del joven drago slayer- Vamos niño ¿Crees que tienes algo que hacer contra mí? -su tono de voz, altivo y arrogante, no hacía más que molestar aún más al muchacho, quien no dudo en lanzarse a toda velocidad para intentar conectar un puñetazo sobre el lado derecho del rostro del demonio. Este ni se inmuto, solo lo freno con una mano, sujetando su puño con facilidad- ¿Miedo? -pregunto.
- No... miedo no -contesto Alex sin dudar un segundo, sonriendo leve mientras miraba a los ojos a su contrincante- Emoción, esa sería la palabra -chasqueo la lengua y, aprovechándose del agarre que tenía el demonio sobre su puño, encendió su otra mano en llamas negras, tras lo cual la impacto con fuerza sobre el estómago de su contrincante, haciendo que lo soltara por la sorpresa del repentino golpe.
Cayo de una altura medía hasta el suelo a mitad de un pequeño claro, en el cual aterrizo solo para tener que dar un rápido salto a un lado, esquivando un zarpazo que retiro una buena porción de tierra del suelo, dejando un boquete en el mismo- Vaya, no me digas que eso te dolió -tomo unos metros de margen entre su contrincante y él, mirándolo atentamente para poder reaccionar rápido a su siguiente ataque.
Kreinos se lo había dicho en varias ocasiones, el primero que pierde la paciencia es quien termina perdiendo el combate. Lo que buscaba era sacar de sus casillas al demonio, y con ello hacerlo perder la suficiente concentración como para poder asestarle un buen golpe que le diera tiempo para huir de allí- La próxima no me contendré, demonio de pacotilla -la expresión de enojo del demonio era obvia, al parecer sus provocaciones estaban dando resultado
Pero lo que Kreinos no le dijo, fue que no siempre era conveniente hacer enojar a tu contrincante hasta tal punto, en especial cuando luchas contra un demonio...
Volteo en reiteradas ocasiones para comprobar la distancia que lo separaba de sus perseguidores, sorprendiéndose cada vez de no ver a nadie siguiéndolo. De seguro aún no estaban lo suficientemente cerca, era eso lo que creía, porque era imposible que no lo hayan querido perseguir luego de haber tomado la planta, y más aún haber destrozado una de sus cabañas- Bueno, tal vez les di miedo -susurro sin dejar de correr, pero ni él terminaba de creerse aquello.
- ¿A quién le diste miedo? -reconoció esa voz macabra en el momento, frenándose bruscamente sobre la rama de un árbol para mirar justo en frente, donde flotando se encontraba el mismo demonio que lo descubrió en la aldea, y al cual creía que le había sacado algo de ventaja al atacarlo de aquella forma antes de largar a correr. Bueno, al parecer no era así, aunque si se le veían varías quemaduras producto de su rugido.
Dejo la planta, aún envuelta en su camiseta, sobre la rama del árbol mientras encaraba al demonio, encendiendo sus puños en llamas negras como forma de amenaza, o señal de que lucharía- No creas que te será tan fácil matarme -dijo serio, mirando a quien sería su contrincante.
- Jajajaja -reía el demonio a carcajadas, sin tomarse enserio las palabras del joven drago slayer- Vamos niño ¿Crees que tienes algo que hacer contra mí? -su tono de voz, altivo y arrogante, no hacía más que molestar aún más al muchacho, quien no dudo en lanzarse a toda velocidad para intentar conectar un puñetazo sobre el lado derecho del rostro del demonio. Este ni se inmuto, solo lo freno con una mano, sujetando su puño con facilidad- ¿Miedo? -pregunto.
- No... miedo no -contesto Alex sin dudar un segundo, sonriendo leve mientras miraba a los ojos a su contrincante- Emoción, esa sería la palabra -chasqueo la lengua y, aprovechándose del agarre que tenía el demonio sobre su puño, encendió su otra mano en llamas negras, tras lo cual la impacto con fuerza sobre el estómago de su contrincante, haciendo que lo soltara por la sorpresa del repentino golpe.
Cayo de una altura medía hasta el suelo a mitad de un pequeño claro, en el cual aterrizo solo para tener que dar un rápido salto a un lado, esquivando un zarpazo que retiro una buena porción de tierra del suelo, dejando un boquete en el mismo- Vaya, no me digas que eso te dolió -tomo unos metros de margen entre su contrincante y él, mirándolo atentamente para poder reaccionar rápido a su siguiente ataque.
Kreinos se lo había dicho en varias ocasiones, el primero que pierde la paciencia es quien termina perdiendo el combate. Lo que buscaba era sacar de sus casillas al demonio, y con ello hacerlo perder la suficiente concentración como para poder asestarle un buen golpe que le diera tiempo para huir de allí- La próxima no me contendré, demonio de pacotilla -la expresión de enojo del demonio era obvia, al parecer sus provocaciones estaban dando resultado
Pero lo que Kreinos no le dijo, fue que no siempre era conveniente hacer enojar a tu contrincante hasta tal punto, en especial cuando luchas contra un demonio...
- Técnica utilizada:
- ► Nombre de la Técnica: Llama brillante del dragón del purgatorio (Renryū no Kōen)
► Descripción: Hechizo de corta y mediana distancia. El usuario genera llamas del Fuhai hi en ambas manos, y las reúne, creando una pequeña explosión para despejar el área a su alrededor. En caso de lanzarse, enciende sus dos manos y combina las llamas, pero en lugar de crear una explosión, lanza una bola de fuego negro a su enemigo, generando una explosión al impactar y quemándolo todo a su alrededor en un área pequeña.
► Limitaciones: Requiere dos post de recarga antes de volver a usarse
► Activa/Pasiva: Activa
Última edición por Alex Zeik el Dom Ago 09, 2015 12:44 am, editado 2 veces
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
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Edad : 26
Re: La cura, 1ra parte [Misión Rango D]
La luz de la luna, mucho más fuerte e intensa al encontrarse en su fase más plena, se colaba entre las ramas y hojas de los enormes árboles que formaban ese bosque, iluminando un pequeño claro ubicado a algunos kilómetros de la costa, lugar donde se estaba por llevar a cabo un enfrentamiento entre demonio... y demonio, aunque uno de ellos no lo supiera.
El joven mago de Sabertooth observaba atentamente los movimientos de su contrincante mientras se reincorporaba tras esquivar aquel zarpazo segundos atras, eran apreciables varías gotas de sudor bajando lentamente por su rostro, para terminar el recorrido en su barbilla donde se despegaban de él y caían al suelo, chocando en un sonido sordo pero audible en medio del silenció en el cual se había sumergido todo el bosque. La levemente agitada respiración del chico era lo único que se escuchaba, todo el resto era silenció, un silenció que se hacía incomodo al saberse que era la calma antes de la tormenta que se venía.
- ¿Qué pasa niño? ¿Se te fueron las ganas de hablar tonterías? - hablo aquel demonio, de apariencia pútrida y aterradora, dejando claro que no había sido afectado por las provocaciones del muchacho al menos por el momento, queriendo vacilar a su contrincante al dejar su guardia baja mientras comenzaba a pasearse por el claro, siempre dentro de su "lado" del mismo- ¿Que te cortare primero? ¿Las piernas? -miro sus garras, como quien observa un cuchillo para asegurarse de que tiene filo- ¿O los brazos? -le dio la espalda al chico, haciendo alarde de lo poco que le importaba- ¿Cual prefieres, niñato...?! -
- ¡¡Cállate y pelea!! -miro hacía atrás por sobre el hombro, viendo algo acercarse por el rabillo del ojo. La pupila se le achico al ver el puño del chico encendido en llamas negras a escasos centímetros de su rostro. En un acto de reflejo logro dar un paso a un costado, esquivando el golpe de forma en que termino impactando el suelo, generando una pequeña explosión que dejo un boquete en la zona de impacto- ¡Aún no termino! -aún con el puño metido en el cráter, Alex apoyó su otra mano sobre el suelo y la uso de apoyo para poder girar su cuerpo y golpear con el talón directamente sobre el estómago de su contrincante, haciéndolo retroceder unos pasos.
- ¡Condenado pedazo de carne! -la furia del demonio ahora si era palpable en su voz, mucho más gruesa y escalofriante que antes. Levanto su brazo, largo y esquelético, lanzando un rápido zarpazo descendente contra la espalda del muchacho, que había quedado parado sobre sus manos tras la maniobra anterior. La sangre voló al lograr su cometido, abriendo tres heridas de garras no muy profundas, pero si dolorosas- ¡Te haré pedazos! -canto victoria antes de tiempo, pues antes de que pudiera retraer su brazo para lanzar otro golpe este fue sujetado por Alex, quien jalo con fuerza de él mientras encendía su pierna derecha, hasta la rodilla, en llamas, tras lo cual la dejo caer con fuerza sobre su hombro, siendo audible un sonoro crack* al sacarle el brazo de su lugar.
- ¡Grragghh! -el alarido se escuchó en toda la isla, o bueno, al menos en los alrededores del claro. El mago, al ver su propósito cumplido, se impulsó con los brazos para girar en el aire y caer de pie frente a su contrincante, que no paraba de soltar alaridos y maldiciones hacía él- ¡Nunca subestime... -los alaridos del demonio fueron callado al recibir una patada ascendente sobre la mandíbula que lo levanto varios metros en el aire- ... a un mago de Sabertooth!! -el muchacho junto las manos sobre su cabeza, encendiéndolas en llamas que se juntaron formando una bola de fuego negro que procedió a lanzar contra su contrincante- ¡¡Renryū no Kōen!! -la bola de fuego negro impacto sobre el estómago del demonio, explotando de forma en que lo lanzo varios metros por los aires, alejándolo de la zona con el cuerpo encendido en poderosas llamas negras.
- Debo... apurarme... -decía, entre jadeos de cansancio, acercándose al árbol donde había dejado la planta envuelta en su camiseta. Ayudándose de sus llamas, usándolas para impulsarse, logro subir hasta la rama en la cual lo esperaba la planta. La tomo, y de un salto se bajó para correr a todo la velocidad que podía hacía la playa.
Los minutos pasaban y el sol ya se veía en el cielo, aumentando la fatiga del joven mago que aún no había llegado al muelle. Al parecer la aldea a la cual lo habían llevado estaba más alejada de la costa de lo que creía- Vamos, no puede estar tan lejos... -las piernas a penas le daban para correr, y ya comenzaba a sentir los efectos de la deshidratación después de muchas horas sin probar trago de agua.
Un repentino aire frio lo hizo frenarse, volteando a un costado para ver, a lo lejos, el azul del mar. Dejando de lado el cansancio, el muchacho corrió a cuanto pudo hasta llegar a la playa, donde cayó de rodillas mirando el mar- ... -no podía decir nada, solo jadeaba con fuerza. Miro alrededor, localizando a poca distancia el muelle, y el barco con los marineros esperando sentados a su llegada. Había sido un día largo, o mejor dicho, una noche, pero ya se había terminado. A paso lento se acercó al barco, siendo recibido animadamente por los marineros que no se creían que un chico de su edad haya aguantado en esa isla maldita por toda una noche. Claro que su estado no era el mejor, pero estaba vivo y era lo que contaba.
Mientras se iban, estando ya muy alejados de la costa, un poderoso alarido se escuchó y al voltear, se toparon con la imagen del demonio con el que el joven había luchado horas antes, con el cuerpo negro por las quemaduras y las alas levemente chamuscadas, maldiciendo a diestra y siniestra al muchacho y su gremio. Alex no pudo hacer más que reír, sabiendo que estaba a salvo estando a esa distancia de la isla. Tenía la planta, solo debía llevarla con los científicos y cobrar su recompensa, pero hablando en termino generales la misión estaba cumplida.
El joven mago de Sabertooth observaba atentamente los movimientos de su contrincante mientras se reincorporaba tras esquivar aquel zarpazo segundos atras, eran apreciables varías gotas de sudor bajando lentamente por su rostro, para terminar el recorrido en su barbilla donde se despegaban de él y caían al suelo, chocando en un sonido sordo pero audible en medio del silenció en el cual se había sumergido todo el bosque. La levemente agitada respiración del chico era lo único que se escuchaba, todo el resto era silenció, un silenció que se hacía incomodo al saberse que era la calma antes de la tormenta que se venía.
- ¿Qué pasa niño? ¿Se te fueron las ganas de hablar tonterías? - hablo aquel demonio, de apariencia pútrida y aterradora, dejando claro que no había sido afectado por las provocaciones del muchacho al menos por el momento, queriendo vacilar a su contrincante al dejar su guardia baja mientras comenzaba a pasearse por el claro, siempre dentro de su "lado" del mismo- ¿Que te cortare primero? ¿Las piernas? -miro sus garras, como quien observa un cuchillo para asegurarse de que tiene filo- ¿O los brazos? -le dio la espalda al chico, haciendo alarde de lo poco que le importaba- ¿Cual prefieres, niñato...?! -
- ¡¡Cállate y pelea!! -miro hacía atrás por sobre el hombro, viendo algo acercarse por el rabillo del ojo. La pupila se le achico al ver el puño del chico encendido en llamas negras a escasos centímetros de su rostro. En un acto de reflejo logro dar un paso a un costado, esquivando el golpe de forma en que termino impactando el suelo, generando una pequeña explosión que dejo un boquete en la zona de impacto- ¡Aún no termino! -aún con el puño metido en el cráter, Alex apoyó su otra mano sobre el suelo y la uso de apoyo para poder girar su cuerpo y golpear con el talón directamente sobre el estómago de su contrincante, haciéndolo retroceder unos pasos.
- ¡Condenado pedazo de carne! -la furia del demonio ahora si era palpable en su voz, mucho más gruesa y escalofriante que antes. Levanto su brazo, largo y esquelético, lanzando un rápido zarpazo descendente contra la espalda del muchacho, que había quedado parado sobre sus manos tras la maniobra anterior. La sangre voló al lograr su cometido, abriendo tres heridas de garras no muy profundas, pero si dolorosas- ¡Te haré pedazos! -canto victoria antes de tiempo, pues antes de que pudiera retraer su brazo para lanzar otro golpe este fue sujetado por Alex, quien jalo con fuerza de él mientras encendía su pierna derecha, hasta la rodilla, en llamas, tras lo cual la dejo caer con fuerza sobre su hombro, siendo audible un sonoro crack* al sacarle el brazo de su lugar.
- ¡Grragghh! -el alarido se escuchó en toda la isla, o bueno, al menos en los alrededores del claro. El mago, al ver su propósito cumplido, se impulsó con los brazos para girar en el aire y caer de pie frente a su contrincante, que no paraba de soltar alaridos y maldiciones hacía él- ¡Nunca subestime... -los alaridos del demonio fueron callado al recibir una patada ascendente sobre la mandíbula que lo levanto varios metros en el aire- ... a un mago de Sabertooth!! -el muchacho junto las manos sobre su cabeza, encendiéndolas en llamas que se juntaron formando una bola de fuego negro que procedió a lanzar contra su contrincante- ¡¡Renryū no Kōen!! -la bola de fuego negro impacto sobre el estómago del demonio, explotando de forma en que lo lanzo varios metros por los aires, alejándolo de la zona con el cuerpo encendido en poderosas llamas negras.
- Debo... apurarme... -decía, entre jadeos de cansancio, acercándose al árbol donde había dejado la planta envuelta en su camiseta. Ayudándose de sus llamas, usándolas para impulsarse, logro subir hasta la rama en la cual lo esperaba la planta. La tomo, y de un salto se bajó para correr a todo la velocidad que podía hacía la playa.
Los minutos pasaban y el sol ya se veía en el cielo, aumentando la fatiga del joven mago que aún no había llegado al muelle. Al parecer la aldea a la cual lo habían llevado estaba más alejada de la costa de lo que creía- Vamos, no puede estar tan lejos... -las piernas a penas le daban para correr, y ya comenzaba a sentir los efectos de la deshidratación después de muchas horas sin probar trago de agua.
Un repentino aire frio lo hizo frenarse, volteando a un costado para ver, a lo lejos, el azul del mar. Dejando de lado el cansancio, el muchacho corrió a cuanto pudo hasta llegar a la playa, donde cayó de rodillas mirando el mar- ... -no podía decir nada, solo jadeaba con fuerza. Miro alrededor, localizando a poca distancia el muelle, y el barco con los marineros esperando sentados a su llegada. Había sido un día largo, o mejor dicho, una noche, pero ya se había terminado. A paso lento se acercó al barco, siendo recibido animadamente por los marineros que no se creían que un chico de su edad haya aguantado en esa isla maldita por toda una noche. Claro que su estado no era el mejor, pero estaba vivo y era lo que contaba.
Mientras se iban, estando ya muy alejados de la costa, un poderoso alarido se escuchó y al voltear, se toparon con la imagen del demonio con el que el joven había luchado horas antes, con el cuerpo negro por las quemaduras y las alas levemente chamuscadas, maldiciendo a diestra y siniestra al muchacho y su gremio. Alex no pudo hacer más que reír, sabiendo que estaba a salvo estando a esa distancia de la isla. Tenía la planta, solo debía llevarla con los científicos y cobrar su recompensa, pero hablando en termino generales la misión estaba cumplida.
Alex Zeik- Rango A
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