Una noche lluviosa [Libre - The Demons]

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The Demons... Un gremio ilegal en el que su único es traer el miedo y la destrucción de este mundo... Sinceramente poco me concierne las intenciones del gremio... Únicamente me uní por que había alguien de este gremio a quien podría ser digno de prestar mis servicios a un viejo mercenario de guerra como yo, quien ha perdido sus ganas de vivir y vaga por el mundo esperando a que alguien acabase con su existencia. Unirme a este gremio no supuso un gran cambio en mi vida, ni para mejor ni para peor, pero, observando detenidamente a los miembros del gremio... No es diferente a la escoria con la que me suelo topar, pero tienen mucho potencial para causar las calamidades a este mundo cuando lo deseen, pero por lo que veo, ese momento no ha llegado por ahora.

Hoy era una noche lluviosa, las nubes hacía que la noche se volviera mas tenebrosa de lo que ya es, mientras tanto en las afueras del gremio, dedicaba mi tiempo a entrenar a magos voluntarios para mejorar sus aptitudes físicas y sus capacidades de sobrevivir en el campo de batalla, y esta parte del gremio es el lugar perfecto para entrenar en extremas condiciones, la lluvia y la oscuridad de la noche lo hacía mas peligroso, a pesar de ser un recién llegado al gremio, no soportaba la idea de enviar a alguien en una misión a magos ineptos e incapaces de cumplir con su trabajo como es debido, así que no tuve mas remedio que hacer algo al respecto, incluso si mi superior no estuviera de acuerdo con mi forma de actuar. Durante el entrenamiento, podía escuchar los gritos de agonía y terror mientras estaba sentado encima de una caja de madera, teniendo que soportar la lluvia, mojándome el traje y la gabardina; podía oír a la muerte llevándose las almas de los desafortunados que cayeron ante mi entrenamiento mortal, aquellos quienes fueron abrazados por la muerte no son mas que demonios débiles que no estaban preparados para este entrenamiento... Si realmente eran demonios, sobrevivir a un lugar como este no les resultaría un problema, en cambio, los que sobreviven, son los que realmente están capacitados para cumplir con la voluntad de su maestro.

-Al Maestro Lyan no parece que le vaya a gustar esto, Jefe.-

De pronto una voz muy familiar hizo que me descentrara por un momento en el entrenamiento, no era nada mas ni nada menos que Adam, uno de mis mejores Lugartenientes, que fue convocado para supervisar el progreso del entrenamiento. Por lo que puedo ver... Parece estar muy decepcionado mientras jugaba con su revolver y arrastraba a uno de los miembros de The Demons, exhausto y moribundo, trayendo al pobre diablo en frente de mi mientras le miraba con una mirada vacía y de total serenidad. -Cuantas bajas...?- Pregunté a mi lugarteniente.

-Suficientes para que las bestias tengan un buen festín... Para ser exactos...? 86. Y si contamos con este. 87.- Adam le parecía preocupante el número de bajas del gremio por culpa de este entrenamiento intensivo, por lo que suspiró y apuntó con el arma al moribundo mientras decía: -"Si continúas así tarde o temprano te acabarán matando, ya siendo en manos de tu "maestro"... O por los miembros del gremio en general."- A punto de disparar al moribundo, pero lo detuve agarrando su brazo y bajando su arma poco a poco hasta que deje de apuntarlo.

-Ellos se han ofrecido voluntarios para este entrenamiento, si tiene algún problema con eso asumiré toda responsabilidad.-

Eso fue lo que le dije a Adam mientras me levantaba de mi asiento y daba media vuelta para dirigirme al gremio, ya daba por sentado de los resultados realmente eran lamentables. -Les daré el visto bueno a los que sobreviven hasta el amanecer... Si es que pueden. Hasta entonces, trata de no mancharte las manos con muertes innecesarias.- Adam obedeció mis órdenes y mantuvo su posición para seguir observando a los magos que aún siguen con vida. Una vez que volví al gremio me limité a sentarme en la barra mas cercana sin apenas poder secarme de la lluvia, una vez que vi a uno de los miembros encargados de servir la bebida a los demás me limité a darle mi petición: -"Un puro... Y un Whisky."- El barman me miró y chasqueó su lengua con una expresión de molestia hacia mi persona una vez que hice mi pedido. Mientras tanto, Diamond apareció de repente sin apenas darme cuenta apoyándose en mi pierna con sus dos patas delanteras; hoy parece estar juguetón como siempre, pero solo me limité a acariciar su cabeza y ahuyentarlo de mi vista, haciendo que Diamond volviera a corretear por todo el gremio, a saber lo que irá a hacer. Momentos después el Barman me ofreció el puro que necesitaba, al igual que el Whisky que me ha intentado ofrecer, pasándose de listo escupiendo en mi vaso una vez servida la bebida. Escuchando una pequeña carcajada de fondo me limité a encender mi puro y echar una pequeña calada para luego expulsar humo por la nariz; momentos después saqué mi pistola y disparé al barman en un ojo, evitando darle en un punto vital de su cabeza. Gritando de dolor, me levanté de mi asiento solo para meterme dentro de la barra y sacar uno de licores que hay en el mostrador, empapando al barman de dicho licor hasta que la botella se vaciara por completo; una vez cumplido el proceso, saqué el puro de mi boca y me agaché para observar mas de cerca al demonio que estaba agonizando delante de mis propios ojos, mirando silenciosamente a mi víctima para luego quemar su cuerpo con el puro, viendo como rodaba y gritaba de agonía hasta que dejara de moverse y le echara un cubo de agua encima para extinguir el fuego, viendo su cuerpo medio-carbonizado y su expresión llena de dolor y miedo.

-No te molestes, puedo servirme yo mismo.-

Dije con una expresión seria mientras agarraba el Whisky del mostrador y un pequeño vaso con el que me pueda servir, volviendo a mi asiento mientras muchos miembros del gremio me miraban y susurraban entre ellos, ignorando por completo lo que piensen de mi y tomar mi Whisky de cada noche... Cuando uno está en esta clase de gremios... No puedes mostrar camaradería... Ni tampoco empatía ni compañerismo por otros miembros, la clave para sobrevivir en un Gremio Oscuro es el miedo y la fuerza, demostrar que eres alguien a quien no debes subestimar, ni tampoco dejar que otros te intimiden sin importar lo malo que uno puede llegar a ser, el hecho de que me respeten o no... Poco importa.

En ese momento me encontraba observando las calamidades que causaba en las ciudades de magnolia enviando a cada ser monstruoso y maligno a los lugares designados para que destruyeran dicho lugar o tal situacion que pudiese perjudicar a las personas, esto tan solo me hacia divertir esbozando una sonrisa y mostrando aquel colmillo que usualmente se me mostraba. Estaba en mi forma real como realmente era.

Un demonio de ojos rasgados con una mirada tan penetrante al cual quien me viera se estremeceria del miedo y daria unos escalofrios intensos del impacto, mis ojos eran de color negro mientras que mi tes palido blanquesino de mi piel se mostraba, con un peinado en el cual se parecia bastante al de un chico llamado Ruan con una banda negra sobre mi cabeza. Tenia unos trajes negrisos con una capa negra en el cual llegaban hasta arriba de mis talones pues estaba claro que era la copia exacta de el mismo chico que se encontraba en el consejo magico. Yo sabia de su existencia, pero no era el momento para verle la cara, tan simplemente queria jugar con aquel mente tan contraria que tenia sobre mi. No obstante percibi una energia negativa que habia venido desde la taberna. ooo sii lo saboriee tanto que me habia excitado queria mas de esa deliciosa agonia que estaba causando alguna de las personas que se encontraban ahi cerca, asi que con gusto deje de hacer mis fechorias de observar para asi dirigirme en la taberna.

Llegando a la taberna pude observar aquel cadaver ya carbonizado con un rostro de agonia y miedo, pues esto me habia excitado mas causando que mi lengua saboreara mis labios-Nada mal Wardog, como siempre haciendo sufrir al que te encuentres, me agrada que tenga un compañero con una mente retorsida-Decia mientras caminaba entre las personas que estaban en la taberna. Muchos me miraba con miedo mientras que otros rapidamente se movian del lugar para asi alejarse de no obstante ni me importaba tarde o temprano serian mis presas para uno de mis pequeños juegos que tenia pensado hacer.

-y que me dices Wardog, utilizamos a unos que estan en la taberna para jugar un rato con ellos-Decia esto sonriendole un poco hacia él.

Tras un trago rápido, me dediqué a dar una segunda calada al puro, tratando de dar un buen respiro y relajarme, tratando de olvidar los malos ratos y el tiempo perdido desde que organicé el entrenamiento, no eran muchos los que llegaban a impresionarme con su progreso, pero tampoco bastaba para convertirse en alguien digno, lo menos que podía hacer ahora, era esperar los resultados que tanto me incomoda ahora mismo, pensar en si los que llegarán a sobrevivir, llegarán a ser una decepción al día siguiente. Mientras tanto, tenía otras cosas a las que atender, ahora mismo, un miembro que acabó por regresar al gremio interrumpió mi tiempo de meditación, un demonio, con una apariencia joven y vigoroso, no parecía estar desentrenado, pero tenía dudas en si carecía de experiencia o no, poco importaba en este momento.

Kokuryuu se llamaba no es así? En este momento, no he tenido muy buenas impresiones sobre el desde el momento en el que me habló por primera vez... A quien pretendo engañar, nadie de aquí me cae bien, el hecho de que me halagase no cambiaría mi forma de pensar sobre ellos.  Guardé silencio haciendo oídos sordos mientras fumaba mi puro y llenaba mi vaso de Whisky preparándome para un segundo trago. Al juzgar por el ambiente, se puede ver de que muchos miembros de The Demons le temen, algo les habrá hecho o simplemente son unos cobardes, sea lo que sea, aquel Kokuryuu no era alguien con quien se pueda juntar así por las buenas.

-Pierdes el tiempo conmigo chico. No estoy para charlas en este momento.-

Dije de forma desinteresada al Demonio sin apenas darle contacto visual una vez se acercó lo suficiente a mi para que al menos escuchara lo que tenía que decir, pero entonces, vino con una proposición algo extraña... Jugar a un extraño juego en el que me mancharía las manos de forma innecesaria. Una vez hecha la proposición, cogí el vaso de Whisky con mi mano izquierda y le respondí: -Si sabes lo que te conviene, será mejor de que no lo hagas. Ademas... No tengo tiempo para juegos.- Para luego beber mi segundo trago de Whisky y seguir con lo mio. Pero entonces, los gemidos del moribundo perturbó mi tranquilidad, aún dando señales de vida con gemidos de dolor y desesperación, intentando decir algo pero su lenguaje resultó ser del todo incomprensible, me hacía recordar aquellos tiempos en la guerra donde he visto a una gran cantidad de hombres moribundos pidiendo ayuda desesperadamente, o simplemente esperar a que alguien le librara de su sufrimiento. Si... No importa donde esté, nunca podré librarme de los quejidos y la agonía de los hombres, eso para un perturbado desalmado, sería como canciones celestiales para sus oídos.

-Si tienes tiempo para entretenerte empieza con el moribundo, después de todo el está acabado.-

Dije al joven de una forma fría y cruel sin expresión alguna y mirándole a los ojos lo vacío que puedo estar por dentro para luego mirar a otra parte intentando perderme en mis propios pensamientos, pensando en como acabé destruyendo la vida de un miembro de The Demons con mis propias manos y lo poco que me importaba en estos momentos, no es para nada diferente a todas las cosas que hice en el pasado, volviendo a mirar fríamente al moribundo medio quemado, vi en sus ojos una mirada llena de odio bañadas en lagrimas de frustración y desesperanza, lo seguí mirando mientras volví a dar una última calada a mi puro que estaba a punto de terminarse, expulsando el humo de mi boca mientras apagaba el puro en la barra ensuciandola de cenizas.

-Morir como un perro, o vivir como una basura, la elección es tuya.-

Dije al chico con un tono inexpresivo, dándole las opciones mas adecuadas para su entretenimiento, puesto que esta clase de decisiones, son las que pueden llegar a llamar mi atención. Muchos cogerán la decisión que mas les conviene para darme la impresión que uno desea obtener sobre mi, pero lo que no saben, es que dichas decisiones, lleva sus contradicciones.

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