El tiburón gigante [Misión rango D] [Glace y Alex lo pescaran]

Especificaciones de misión:

Hace poco tiempo pedí la misión de la caza del tiburón, definitivamente sería un buen desafío que imponerme el tener que eliminar una amenaza como esa, pero claro, no podía ir solo. Por ello había pedido ayuda a otro de los miembros del gremio, uno en particular con el cual no había hablado mucho, principalmente porque no lo había visto mucho por el gremio, quizás porque era nuevo, o simplemente no coincidíamos en horarios de estar allí. Da igual la razón, la cuestión es que no lo conozco mucho ¿Y qué mejor forma de conocerse que ir de pesca?.

Luego de comunicarle a Sting que tomaría la misión junto a Glace, el tercer Exceed del gremio, y como debía de irme ya, le pedí el favor que le avisara que nos encontraríamos al día siguiente, ósea hoy, en la estación del tren de la ciudad, donde me encuentro ahora mismo. Espero tranquilamente a mi compañero sentado sobre un banco a las afueras de la estación, con un libro en mis manos disfruto del silencio, pues a estas horas no hay mucha gente caminando por aquí y lo único que altera la atmosfera tranquila es el pasar ocasional de algún ruidoso tren, pero una vez se iba todo volvía a la calma.

El libro en mis manos era una vieja novela de drama/romántica, de aquella orientadas en mundo antiguos, donde no está la tecnología ni los conocimientos de hoy en día. Está en particular trata de un tiempo en el cual la magia es considerada una enfermedad, y a quienes demuestran tener este don los ponen en cuarentena o los buscan para asesinarlos. La historia gira alrededor de la vida un muchacho de la alta sociedad, comprometido con una hermosa doncella, con una herencia que cobrar con la que podría vivir toda su vida sin tener que hacer trabajar para nada. Pero claro, todo se viene abajo cuando descubre que esta "Enfermo", que puede manejar la magia. A partir de allí la historia se torna en las cosas que tiene que pasar para que no lo descubran, como falla en mantenerse en cubierto y debe huir de su vida acomodada, llegando a los barrios bajos donde se esconden los magos, presos del miedo a ser asesinados y encerrados. Allí se encontró con una mujer hermosa, con actitud y sin miedo a nada, aquella que lo ayudara a sobreponerse a la pérdida de su anterior vida y lo hará ver cómo, sin dinero ni acomodo en la sociedad, igual se podía ser feliz.

Es una historia muy hermosa, y ya me encuentro cerca del final. La intriga me carcome por dentro, pero quiero guardármelo para cuando vuelva de la misión, así que cierro el libro y lo guardo en el bolsillo interior de mi chaqueta, reclinándome hacía atrás mientras espero por la llegada de mi compañero. Llegue temprano a propósito, solo quería poder leer un poco antes de que partamos, relajarme y prepárame mentalmente para subir al tren...

Off-rol:

Mi tranquilidad se vio interrumpida por un repentino golpe en mi pierna, no muy fuerte, más como si alguien me hubiera dado una palmada. Curioso, asome la cabeza para ver de qué se trataba, topándome con que un pequeño Exceed se encontraba en el suelo, sentado junto a mi pierna y mirando un dulce que al parecer había sido pisoteado, pues se le notaba la tierra encima y alguna que otra marca de suela de zapato. Era claro que estaba triste, si hasta se le veían algunas lágrimas saltadas. Iba a decir algo para tratar de calmarlo, pero cuando quise abrir la boca este se me tiro encima. Por acto de reflejo me tire hacía atrás, apoyando la espalda en el banco mientras observaba como el pequeño me "atacaba", dándome pequeños golpes en el pecho.

- Oye oye, tranquilo pequeño -trate de calmarlo pero nada parecía hacer efecto, él seguía golpeando mi pecho como si intentara matar a su peor enemigo- ¿Pero yo qué he hecho? -era confuso, pero luego de unos segundos de pensarlo, y ver como el pobre sollozaba en mi regazo, logre sumar dos más dos y darme cuenta de lo que había sucedido.

Mire al pequeño exceed, aun sollozando, y le palmee levemente la espalda con mi mano derecha, tratando de calmarlo- Venga, te comprare otro luego de la misión ¿Si? -mientras lo miraba sollozar me percate de la marca que llevaba en la espalda, la misma que yo llevo en el pecho, así que fue fácil deducir que se trataba de mi compañero para la misión- Además, cazaremos un enorme pez, de seguro nos dejan quedárnoslo ¿Te imaginas todo ese pescado? -trate de distraer su atención de lo sucedido con el dulce, recordándole el objetivo de la misión y, al ser un gato, esperaba que el hecho de ir de pesca lo animara un poco al menos. Recordarle que era un pez gigante el que teníamos que cazar, pues tenía que ser un intensificador tremendo.

El repentino sonido de un tren llegar a la estación me hizo frenarme, mirando a mi espalda el enorme reloj que había en la estación, el cual ya marcaba la hora de llegada del tren que debíamos abordar para llegar a la costa- Bueno pequeño, luego hablamos esto ¿Si? -lo mire sonriendo, tratando de reflejar en mi rostro que no era un mala gente y convencerlo de que le compraría un dulce una vez termináramos la misión- ¡Ahora vamos! ¡Que se nos va el tren y los peces nos esperan! -lo tome con mis manos, aprovechando que no era muy grande que digamos, y salí disparado dentro de la estación, esperando que no se resistiera a ser llevado ni pataleara mucho.

Si todo salía bien llegaríamos al tren en unos segundos, y allí es donde yo perdería completamente la compostura- No puede ser... lo había olvidado por un segundo ¡Hek! -un mareo me llegaría apenas dar un paso dentro del vehículo, así que me acercaría al primer asiento disponible y me tumbaría allí, esperando que el viaje pasase pronto para poder bajar de esa máquina de torturas de una buena vez- Eres Glace ¿Verdad? -diría haciendo un esfuerzo monumental por no devolver el desayuno al mundo terrenal- Mi nombre es Alex, es un placer -era un poco tarde para estar presentándose, pero no había caído en que nunca le dije mi nombre, aunque quizás lo supiera de boca de algún otro miembro de Saber.

Mientras esperaba una respuesta de mi pequeño compañero felino, fui sorprendido por el abordaje de un compañero... inesperado- ¡Hey, Alex! -me saludo Olga, que de un salto había subido al tren antes de que este se pudiera en movimiento. Venía vestido como de costumbre, con pantalones pero sin nada que le cubra el torso, a veces pensaba que iba así solo para intimidar con sus músculos.

- ¡Olga! ¿Qué haces por aqu...? -estaba por preguntarle que hacía por allí, pero al comenzar el tren a moverse me vi obligado a callar, víctima de un horrible mareo que me golpeo de golpe, dejándome con la cabeza apoyada sobre el otro lado del asiento doble, tomando la posición que no podría cambiar hasta que el vehículo no dejara de moverse y, en consecuencias, las náuseas se fueran.

- Se te ve mal amigo -dijo Olga, tocando mi hombro para ver si seguía consiente- Pero bueno, es lo que le pasa a los magos de tu tipo, Sting y Rogue son iguales -me comento mientras tomaba a Glace en sus manos y me daba la espalda, listo para bajar del tren a pesar de que este en movimiento- Perdón que me lleve a tu compañero, pero Frosh y Lector me pidieron por favor que lo llevara de nuevo al gremio, al parecer tendrán una reunión de Exceeds o algo así ¡Tráeme unos filetes de tiburón cuando vuelvas! -me dijo y sin esperar un segundo más se bajó del tren, aterrizando a mitad de la ciudad y caminando tranquilamente hasta el gremio de vuelta.

- Jodido Olga... -susurre mientras continuaba recostado en el asiento, riendo levemente al pensar en la actitud del God slayer del gremio. Era tranquilo, pero tenías esas actitudes de “¿Preguntar? ¿Para qué? Si puedo ir y hacerlo directamente” Aunque la mayoría del tiempo se solía mostrar tranquilo… mientras no esté en un combate o entrenamiento, entonces sí que el tigre mostraba sus afilados colmillos.

Lleve una de mis manos a la cabeza y la use de almohada, tratando de calmar el mareo que sentía por el constante movimiento del tren. En verdad me encantaba mi magia, era un orgullo ser el mago que era con las habilidades que tenía, pero lo único de lo que me podía quejar era del tema de los vehículos. No podía poner un pie en un vehículo en movimiento que inmediatamente me entraban unos mareos increíbles, pero increíbles, prácticamente no me podía mantener en pies mientras estuviera sobre un vehículo.

Uno de los pasajeros del tren se dio cuenta de mi situación y se acercó, tocando mi hombro para comprobar que estaba consciente como Olga había hecho antes de irse- ¿Se encuentra bien, joven? –era una voz de mujer, muy tranquila y relajante, como la de la señora que llevaba de vez en cuando comida al gremio, solo para convidarnos con lo que preparaba. Vivía cerca y como sus hijos y nietos a veces no estaban por X razón, ella pasaba el rato con nosotros en el gremio, ayudándonos y preparando comida deliciosa.

Levante la y comprobé que efectivamente, era una señora mayor la que me hablaba- No se preocupe señora, estoy bien, solo un poco mareado –le respondí, pero ella solo hizo un ruido de negación con su lengua y se sentó a mi lado, obligándome a apoyar la cabeza en su regazo.

- No te hagas el fuerte, si estas mareado solo deja que la nana te acaricie el cabello hasta llegar al destino ¿Si? –era imposible negarle algo a esa señora, tenía una voz tan reconfortante y su actitud era tan buena que no supe hacer más que asentir, relajándome y dejando que acariciara mi cabello mientras esperaba que el tren llegara a mi destino.

Con la cabeza apoyada en el regazo de esa amable señora los mareos  bajaron mucho, al final el viaje no se hizo tan eterno como pensé. Hasta pude dormir unos minutos, relajado por las caricias que hacía la mujer en mi cabello, y tuve un curioso sueño. En él, me encontraba de vuelta en el infierno, algo malo para la mayoría de la gente pero que para mí significaba volver a casa, fui hasta donde estaba papá y lo encontré hablando con una humana, no llegue a ver cómo era pero por la silueta y la falta de alas negras en su espalda era fácil deducir que se trataba de una humana y no de un alma en pena o demonio del lugar. Quise alcanzarlos para ver quién era ella, pero no importa cuánto corriera nunca llegaba. Al final, me desperté antes de poder ver de quien se trataba.

Al abrir los ojos de nuevo me percaté de que el tren no estaba en movimiento, y de que la mujer que me cuido en el camino se encontraba dormida también. Lentamente y tratando de ser lo más delicado posible me fui levantando, sentándome a su lado mientras miraba por la ventana como nos encontrábamos ya en la parada en la que yo debía de bajarme. Mire a la mujer, no quería irme sin despedirme después de lo buena que había sido conmigo, pero tampoco quería despertarla, así que opte por la opción que me pareció mejor: Le deje escrito en un pequeño papel que le agradecía por todo y que un día le devolvería el favor, y que si necesitaba ayuda con algo no dudara en pasar por Sabertooth.

Hecho eso me baje del tren, mirando alrededor las pintas de un pueblo costero, muy cercano al mar. Era un lugar pintoresco, con casas de madera y calles de piedra, además de pequeños faroles negros en cada esquina- Bonito lugar… –susurre mientras buscaba con la mirada a alguien a quien preguntar indicaciones, lo encontré al ver a un hombre mayor que se encontraba sentado leyendo el periódico. Me acerque y al llegar frente a él le toque el hombro para llamar su atención- Disculpe, ¿No sabe qué camino debo tomar si quiero llegar rápido a la zona de la playa? –le pregunte en tono amable, a lo que el señor respondió llevándose una mano al mentón en posa pensativa.

- Si mal no recuerdo… si sigues derecho en esa dirección no tardaras más de unos minutos en llegar a la zona de pesca muchachito –me respondió, sin dejar ni un momento de acariciarse la barbilla en señal de profunda meditación.

- Muchas gracias, lo veré luego –le dije, sonriendo ampliamente antes de mirar en la dirección que me señalaba y echar a correr hacía allí, debía de llegar rápido para encargarme de aquel tiburón que tanto miedo había metido en la gente.

Mientras me iba acercando comencé a percatarme de que la gente venía en dirección contraria a la mía, es decir, alejándose de la playa. Claro que esa era la zona de pesca, pero es no significaba que no hubiera cierta cantidad de gente como siempre, tomando el sol o simplemente disfrutando del agua. Me acerque a uno de esos grupos que venían yéndose de allí, esperando poder escuchar la razón de que todo mundo se fuera- Es una lástima, en verdad espero que ese barco se salve… pero con el tamaño de ese tiburón lo veo bastante complicado… –abrí el ojo como plato al escuchar eso ¡¿Estaba el tiburón atacando en ese momento y yo aún sin llegar siquiera a la playa?!

- ¡Joder! –grite mentalmente antes de acelerar el paso, debía llegar a la playa lo más rápido posible si no quería terminar con mi historia de misiones manchado por la muerte de una persona inocente solo por haber tardado más de la cuenta en llegar a la condenada playa

Corría a toda la velocidad que mis piernas me brindaban, sorteando a los distintos grupos de personas que venían volviendo de la playa, escuchando algún que otro comentarios más acerca de cómo el tiburón apareció de la nada y comenzó a atacar a un pequeño barco pesquero que se encontraba en la zona. Naturalmente la gente se asustó, y  al ver que no podrían hacer nada para ayudar decidieron irse de allí y rezas para que las personas que iban sobre el pesquero no terminara siendo comida para el enorme animal que venía aterrorizando las costas desde hacía ya poco más de un mes. No podía evitar pensar en las pocas agallas y el poco corazón que tenía esa gente, pero nada podía hacer, no me habían mandado a reivindicar a la población de una ciudad.

Cuando vi que el camino era más largo de lo que suponía pase a la opción B: Saltar sobre los tejados de las casas cercanas y así avanzar de forma más rápida. Funciono bastante bien, pues con el cambio de velocidad y la eliminación de obstáculos el ir de un punto a otro resultaba mucho más rápido. A los pocos minutos finalmente fue visible para mí el mar, aunque fuera a los lejos, y luego de unos minutos más de saltar y saltar de tejado en tejado al fin llegue al comienzo de la playa, vacía por cierto. Era obvio, había visto como la gente se iba, pero en verdad no esperaba que ni una persona se haya frenado a pensar en una forma de ayudar a la gente que estaba atrapada en el barco pesquero.

Apenas di un paso en la arena pude visualizar, a mitad del agua, como aquel barco pesquero se iba hundiendo poco a poco, presa de los mordiscos que le daba esa bestia de afilados dientes. Solo cuando me acerque fui consciente del tamaño de ese animal, que fácilmente igualaba en tamaño al barco que intentaba hundir.

- Ahora… ¿Qué hago? –me pregunte, pues no tenía idea de cómo haría para llegar hasta el barco, bueno, de otra forma que no fuera nadando pues así el tiburón me vería llegar desde lejos y bien podía, o irse directo contra mí a intentar devorarme, o escapar antes de que yo llegara. Ninguna de las dos opciones era buena, así que nadar estaba descartado. También vi la posibilidad de volar pero… siendo de día mis alas iban a ser muy obvias, y luego vendrían las preguntas y blablablá, por lo que no usaba mis alas de día o cuando alguien me podía ver.

Pero, viendo mejor la playa era fácil darse cuenta de que no había nadie allí, ni siquiera cerca, todo el mundo se había ido a quien sabe dónde, dejando la playa completamente desierta, ni un alma pasaba por allí- Sera mejor que a nadie se le ocurra llegar a hacer le heroe susurre mientras me quitaba la chaqueta y la camiseta, dejando mi torso al desnudo para que al sacar las alas, estas no me destrozasen la ropa… otra vez- Hoy llevare barbacoa de tiburón para comer en el gremio –extendí mis alas y de un salto me impulse en el aire, tomando altura antes de lanzarme en picada contra el tiburón, el cual mostraba la cabeza en la superficie al estar mordiendo la estructura del barco en busca de la gente que estaba dentro.

Esa era de las pocas veces que mostraba mis alas en el día, no me gustaba arriesgarme a que la luz del sol las hicieran tan notorias así que prefería usarlas en la oscuridad de la noche, donde el cielo nocturna las disimulaba perfectamente, pero bueno, ese era un caso extremo en el cual lamentablemente no me quedaba otra opción más que hacerlo. Tampoco iba a arriesgarme a dejar a personas morir y fallar la misión solo por mantener ese detalle en secreto.

Elevarme mucho era lo que más miedo me daba, en el sentido de que podrían verme desde lejos si tan solo miraba hacia arriba, así que intente apresurarme y llegar junto al barco lo más pronto posible. La gente que estaba dentro al parecer no salía del shock de estar siendo atacados, todo se mantenían en la pared contraría a la cual el tiburón estaba destrozando y ni prestaban atención a los alrededores, solo mantenían la mirada fija en esa pared para saber qué hacer en el momento en que cediera, cuestión que me venía bien. Si no estaban viéndome entonces no notarían el detalle de mi espalda- Perfecto, entonces terminemos con esto rápido, que no quiero sorpresas –dije a nadie en especial, acercándome al tiburón mientras este se encontraba muy distraído tratando de hundir más rápido el barco.

Era una bestia enorme, en verdad en momentos como ese me preguntaba cómo demonios hacía un animal normal como el tiburón para crecer hasta ese tamaño ¿Es que se comía plantas raras que solo crecía en el fondo del mar? ¿Peces radioactivos o algo así? Porque si no era eso yo ya no tenía respuesta alguna al repentino crecimiento de un tiburón hasta alcanzar ese tamaño ¡Que parecía una ballena, joder!

- ¿Pero qué demonios estoy pensando?[i] –en un momento me vi muy metido en ese tema, tanto que había olvidado que me encontraba flotando junto al gigantesco tiburón en el cual se centraban mis bizarros pensamientos. Me refregué un poco los ojos para tratar de despertarme y prestar atención a lo que tenía en frente y en lo que debía hacer- Céntrate idiota, que si no terminaras siendo comida para esa cosa –me decía a mí mismo, bajando luego la altura y acercándome por la espalda al animal- Renryū no… –no sabía exactamente como lanzar esa técnica estando en el aire, así que me limite a probar como si fuera lo normal. Cubrí mis piernas hasta las rodillas con fuego, para luego ponerme de perfil al tiburón y estirar la pierna derecha hacía atrás- .. Hane –di un giro en el aire, lanzado dos patadas giratorias en dirección el animal. Al hacer esto, el fuego que ardía en mi piernas se despegó y salió disparado en forma de dos cuchillas de fuego negro, las cuales impactaron al tiburón y le generaron una herida en la zona de la aleta dorsal.

La reacción del animal tardo en llegar, como si hubiera salido de un trance y estuviera evaluando la situación en la que se encontraba. Cuando finalmente reacciono, dio media vuelta en el agua y comenzó a nadar a toda velocidad, alejándose de la costa- [i]No se me puede escapar –la misión decía claramente que debía de eliminar al tiburón, no simplemente ahuyentarlo por un rato de la costa. Me lance a perseguirlo, volando a gran velocidad sobre él y esperando que no se sumergiera. Al rebasarlo me frene, girando para quedar de frente a las fauces abiertas del gigantesco animal, que ya venía con los ánimos de devorarme.

- ¡Renryū no… –grite mientras lo veía acercarse, tomando una gran bocanada de aire y reteniéndola en mis pulmones mientras usaba mi magia para convertirlo en fuego. Cuando el tiburón estuvo a menos de dos metros de mí, vi mi oportunidad- …Hōkō!! –grite, soltando todo el aire en forma de un poderoso haz de llamas negras que choco contra las mandíbulas abiertas del tiburón, quemándolo por dentro de forma que le fue imposible sobrevivir por muy grande que fuera. Su cuerpo muerto y chamuscado por dentro quedo flotando en el agua- Buff, se terminó solté al aire mientras descendía, haciendo desparecer mis alas mientras aterrizaba en el cuerpo del animal- Bueno, creo que será un buen lugar para esperar que me vengan a buscar, no pienso volver nadando hasta la costa –y no era por vago, sino porque con la tontería me había metido mar adentro al perseguir al tiburón, volver nadando era un viaje de media hora garantizado. Además, el tiempo me sobraba, el tiburón estaba muerto y por lo tanto la misión cumplida, solo me quedaba ir a recibir mi paga y luego volver al gremio… no sin antes pasar un rato en la playa, claro estaba.

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