——Mission Rank D [Diamant]

Nada de cómo volver a pisar un mundo donde aún quedaban muchas cosas nuevas, mirando aquellas nubes que parecían un lugar increíble para dormir. Moviendo los cabellos negros aquellos flequillo, sus labios tornando una sonrisa calmada mientras quedaba mirando el cielo con sus ojos carmesí, un color rojo oscuro tan parecida a la sangre. El cielo amplió, donde había un sol tan caluroso, amarillo expandiendo fuego desde un espacio cercano se podría decir así, caminando con sus piernas mientras miraba todo a su alrededor mientras compraba una naranja con un poco de su dinero, una anciana de años algo avanzados aun vendiendo para ganar dinero, mientras que le daba la naranja en su mano y él su dinero, de forma que este la pelaba con mucha calma aun caminando hacía la dirección donde debía pedir una misión como un “mercenario” no había otra forma de decirle a las personas como él.

Entrando a una puerta que empujando con fuerza se podía ingresar al sitió. Mirando hacía todos lados, Rairi mirando con deforme que hoy en día ya casi no habían como él, ya que muchos tomaban solicitudes de unirse a un gremio aunque nunca le llego ningún papel para unirse a alguno, aunque no le importo mediante sus esfuerzos de momento no era necesario unirse a un gremio por lo cual opto de momento seguir así. Pedía permiso para pasar mientras lo revisaba uno del consejo mágico para que vieran que no tenía malas intenciones para poder mirar más adelante, la seguridad de aquellas personas sin duda alguna eran aceptables ya que hoy en día cualquier loco podía hacer lo que sea para matar, mientras este miraba con atención el lugar.

Ya adentro del lugar, sus ojos observando aquel sitió tan pequeño habían tres personas donde cada vez el número era menos de mercenarios ya con lo anterior muchos optaban por quedarse en un gremio y tener demasiadas misiones, además de que quizás habría mejores. Ya llegando al demostrador de misiones un gran tablón enfrente de sus ojos con unos papeles de lo cual habían misiones ahí puestas, habían pocas, aunque claro las que habían eran más peligrosas porque todos dejaban hechas y cumplidas las E ya que son las más fáciles de lograr aunque la recompensa de dinero no era mucho de lo que ganaba él por sus misiones de un porcentaje más peligrosa.

Tomando una papel mientras leía el titulo –– Recupera el diamante –– decía en voz alta aunque ya los otros se habían marchados, mientras leía con atención en voz baja lo que decía aquel papel sin duda alguna había un problema muy grande con lo que pasaba con esta misión, un señor adinerado fue robado por unos magos oscuros de forma que alguien debía ir por ellos y devolver dicho objeto robado.

Guardaba la misión de forma que tendría que tomar esta, daban 500 jewels lo común de esta misión, aunque no era malo dinero además de lo que pasaba era muy interesante otra pelear en sus manos, aunque claro tenía que terminar con esta también con éxito.

Despidiéndose de los guardias y estos también con una reverencia cerró aquella puerta de madera, con una dedicación puesta hacía la misión que había tomado en sus manos es decir atrapar tres magos desconocidos, saco el papel mientras caminaba hacia la estación de trenes y leía con mucho cuidado lo que decía, toda información valía la pena de todo, pensaba de que quizás debía esforzarse de más, caminando y siguiendo leyendo y sin querer chocar con alguien ––Oh, disculpe, andaba viendo una cosa, es decir leer algo, perdón–– dijo, le ayudo a levantar y además también en lo necesario siendo muy humilde y despidiéndose con su mano y su sonrisa.

Caminando tranquilamente mirando el papel ––ya veo–– dijo mientras lo volvía a guardar y seguir caminando.

Llegando ya hacía la estaciones de trenes, habiendo mucha gente caminando, buscando algún tren para ir hacía un punto específico, es decir alguna ciudad o algo, caminando entre la multitud pidiendo disculpas e ingresando hacía una cola muy pequeña hacía Oshibana de una forma que saliera barato, gastando 75 jewels, muy barato aunque claro para el dinero ganado era muy poco, si ganará menos ahí hubiese sido el tema más importante siendo algo caro, mientras buscando un asiento donde no hubiese ocupado y así mismo ingresar a un lugar cómodo y viajar sentado era mejor que parado.

Viendo por la ventana como andaba todo siendo muy hermoso la vista del viaje se podía observar cosas buenas, como animales comiendo pasto, cosas nuevas, las casas y también muchas plantas nuevas, en un asiento solitario esta vez en el tren todos andaban en uno de adelante, él se encontraba en el último sentado tranquilo mientras cerraba sus ojos pensando muchas cosas de la misión y también un poco del pasado en las antiguas misiones que hacía cuando era un joven niño en los años que había luchado y más.

Se detuvo aquel tren donde empezaron a bajar todas las personas que habían estado viajando hacía el mismo punto, saliendo él también y mirar hacía todos lados una nueva ciudad donde había mucho que pensar, descifrar y también hacer mucho más.

Había dormido un poco en el tren dado que su viaje fue muy largo, ahorró demasiada energía para cuando entrara a la acción tuvieras las fuerzas necesarias para el ataque, aunque su estómago empezó a sonar pidiendo que fuera alimentado, primero la comida y después lo demás, fue directo a un tipo de lugar, un hombre con un carro en la calle, fue directo hacía ahí y pidió unas comidas chinas que le encantaban ––muchas gracias, aquí tiene–– le había dejado 20 jewels mientras se sentaba en una plaza donde había y comía tranquilamente su comida bien pagada.

Ya terminando la comida de una forma tranquila y chupando sus dedos por un buen banquete, ya había recargado sus energías con una buena dormida, una buena comida, solo faltaba hacer lo que tenía que lograr en esta ciudad muy formal, su sonrisa andaba muy activa aunque aún faltaba muchas cosas más, mientras mirando cómo había mucha atención por el lugar además de que corriendo por el lugar muchos soldados del consejo quizás era por eso ––por lo que veo las cosas son muy extrañas de momento, veré que sucede–– decía con tan solo levantarse y acariciando un pequeño gatito de color negro lo cual para muchos sería mala suerte, para él un gatito que era siendo cariñoso con un extranjero y además siendo muy amigable el animal.

Dejando el animal de forma que tenía el trabajo de poder hacer las cosas bien como de costumbre aunque hoy sería una cosa muy extraña siendo que necesitaría hacer las cosas de forma perfectas, el pelinegro observando el mapa del papel que lo había sacado por ese motivo ya que si no iba a la casa de momento no haría las cosas bien ni podría tener una charla con el hombre que había solicitado un hombre o más para hallar al tipo que había robado dicha pertenencia de él, mientras paseaba por la ciudad y miraba con atención aquellas personas muy felices rodeada de también un tanto peculiar miedo, ya acostumbrado de eso por las últimas misiones, había un buen ladrón en el caso.

Con un ladrón rodeado todo una ciudad donde había civiles muy ordenados y más, el miedo sería un factor muy peligroso y más de ahora en adelante que todo salía a la perfección todo parecía estar muy silencioso por el lugar, uno nunca podría saber que pasaría y si habría más robos, o quizás ellos serían robados… Mucha tensión por doquier, no había forma de que estuvieran calmado con una noticia así, nadie lo estaría.

Toda vista hacía el papel cuando de repente un último pasó, sus ojos vieron un enorme lugar amplio. Un sitio de un pasto tan verde que era demasiado genial, muchos guardias armados hasta las muelas con armas mágicas por doquier donde se podía notar la tensión del monarca del lugar. Una puerta enorme para al frente donde había rejas por todo el lugar mientras tocaba un botón donde muchos guardias llegaban apuntando con muchas armas donde había sido atrapado por una soga mágica, este mirando con atención mientras con su propia fuerza la soga que había sido atrapado, se había destrozado con tanta fuerza acumulado mientras sonreía con emoción. Aquello no fue necesario para detenerlo, aunque no fue necesario seguir no iba a atacar con ningún ataque, levanto su mano que llevaba un papel donde decía lo de la misión, tomo airé y les miro ––no vine con ninguna intención de maldad, vine por la misión, ¿Podrían dejar de intentar matarme, por favor?–– después de eso suspiro e hizo una reverencia mientras uno de ellos fue a avisar al dueño de la casa de lo que sucedía afuera, una persona venía caminando donde había parado a todos, dejando guardadas sus armas haciendo una fila para recibir a alguien ––¡Bajen sus armas, inmediatamente ¡Es una orden!–– había llegado un hombre de cabellos negros como la misma noche donde faltaban las estrellas y las nubes, unos ojos azules y bien notorios, un bigote muy ordenado y también con un traje muy formal.

Un hombre de casi unos 30 años de por ahí, sin duda alguna alguien poderoso en plena vista teniendo un buen físico de luchador ––Disculpe la rudeza de los guardias, como podrá notar… Fuimos robados y se ha duplicado la seguridad de la mansión y lugar. Mi nombre es Vieldshand–– un nombre muy extraño, complejo y más aunque bueno bajando la cabeza de forma ordenada mientras haciendo una reverencia ––no se preocupe, entiendo perfectamente todo esto, mi nombre es Rairikuro Takayuki, un gusto conocerle señor Vieldshand–– este sonrío e hizo lo mismo de forma educada ––no, no, el placer es mío Rairikuro-dono, muchas gracias por venir y aceptar la solicitud de misión que ha hecho mi señor, como podrá ver soy el jefe mayordomo y estoy a cargo de todo por aquí–– decía nuevamente poniendo su mano abierta tocando su pecho y bajando su cabeza mientras cerraba sus ojos nada más y nada menos que una prueba de educación y más, un gran sujeto por así decirlo, un respeto enorme por aquel hombre.

Los hombres ya marchados habían dejado pasar, Vieldshand con gusto había llevado al pelinegro de Rairi con mucha tranquilidad adentro, donde andaba todo lujoso, habían muchas fotos por todo el lugar en las paredes, además de que habían muchas escaleras y puertas, simplemente el dinero hacía que vivieras en un lugar único, un sitio donde fueras anduvieras cómodo aunque los placeres del pelinegro no eran así al contrario. Se detuvo y miro hacía donde Rairi, ––discúlpeme Rairikuro-dono, debo avisar a mi señor sobre esto, por favor espere aquí mientras lo traigo aquí, espero que no le moleste en lo más mínimo, pido disculpas por todo esto–– muy educado mientras pedía disculpas una y otra vez y su bigote se movía muy raro y largaba un brillo deslumbrante, con ojos cerrados y su sonrisa le contesto con mucha tranquilidad ––no sé preocupe, yo esperaré aquí sin problemas, no tiene nada de que disculparse–– diciendo eso mirando hacia atrás había unos sillones muy lujosos lo cual se sentó y cuando lo hizo quedo muy sorprendido de lo cómodos que eran estos con solo apoyarse un poco mientras se acomodaba con más suavidad en el gran sillón.

Una mujer se acercó y trajo una bandeja con un poco de té para el invitado que era el mismo y este le miro con plena amabilidad bajo su cabeza mientras sostuvo la taza, además de hacer una reverencia como agradecimiento ––muchísimas gracias señorita, perdone las molestias causadas–– al decir eso bajo su cabeza mientras ajuntaba sus manos y luego se iba caminando directamente a hacer otro trabajo dado que tenía más de uno por lo que parecía, tomando con mucha calma aquel té muy bueno que tomaba sorbos mientras esperaba con ansias aquella llegada, aunque claro tampoco iba a exaltar mucho a andar nervioso, eso para nada, calmado, sereno y con mucha tranquilidad encima también contando su sonrisa tan tierna. Después de dejar la taza aun lado donde después una maid de por ahí vendría por esto, había visto un hombre muy extraño que nunca había visto desde que entro al lugar con un traje elegante, unas gafas claras de color rojas con un peinado hacía atrás y de color verde.

Sus ojos fueron fijados en el cuándo había pensado muchas cosas aunque claro, no había dicho nada, ni lo detuvo ya sabría que hacer después, su intuición le decía eso y no iba a hacer algo tan tonto ahora sin pruebas de nada, aunque quizás fue una estupidez hacer algo, tal vez había sido una tontería del momento. Escucho unos pasos muy lentos además de que provenían del lugar de donde había ido aquel mayordomo en jefe que tenía un nombre muy sorprendente si así se le podría decir aunque venía acompañado de un señor de una edad casi parecida pero aparentemente más viejo que este, se detuvieron y este sonrío para acercarse ––Bienvenido a mi humilde casa, señor Rairikuro-kun, es un placer conocerlo, pido disculpas por toda la rudeza que ha pasado, lo que pasa es que han pasado muchas cosas, me gustaría disculparme yo mismo y nadie más, dado que he dado órdenes muy severas… Ya que uno mismo no puede andar tranquilo, seriamente pido disculpas, mi nombre es Hitler, un gusto conocerlo–– este escucho atentamente las palabras del señor y claro estaba que no había hecho nada malo y se podía entender todo la perfección y más que entran a tu casa, te roban y es normal poner todo seguro.

Pensar en más no soluciona en nada ya que todo tiene una forma única, se levantó, Rairi de una forma común mientras le miro a los ojos ––usted tranquilo, todo está bien, claramente son cosas que pasan ¿No? Las cosas deben hacerse con plena tranquilidad y seguridad misma, nada más ni menos que eso–– el hombre muy contento contesto con la cabeza asintiendo con esta de forma que era un encuentro muy raro pero bueno las cosas siempre pasan cuando uno menos lo espera.

Ya hablando más o menos con aquel hombre que se hacía llamar Hitler no pudo aguantar un poco se curiosidad por dicho nombre. Pero dejando eso de lado ya que no era muy necesario discutir algo de un nombre, después de tanto hablar de aquí para haya ya sabía más o menos que hacer ––ten esto te servirá mucho, fue lo que dejo tirado en el momento del crimen al huir–– dijo el señor tomando una muestra además de también ––tiene una herida en su mano derecha que fue atacado por uno de los guardias al huir–– notando todo eso en la cabeza mismo para después saber cómo buscarlo más o menos lo malo de no tener un dibujo, algo que pudiera tener más pistas… Solo había que ir al lugar de los hechos, donde quedaron los restos, se agacho mientras tocaba todo con forma miraba todo podía entender más o menos, o podría usar su imaginación para ver más inteligente el hecho.

Fijando cada punto, todo caminando en la mansión ––¿se le ha ocurrido algo, o tiene algo en mente, Rairikuro-dono?–– este siguió caminando con una sonrisa mientras seguía pensando ––la verdad fue un gran ladrón de eso no cabe duda, pero no hay que elogiar a un ladrón, ya que también tuvo muchos fallos durante su gran golpe–– después de eso quedo en un enorme silencio dado que hubo horas de trabajo por parte de Rairikuro buscando, pensando pistas de lo que fuera capaz de encontrar y hacer. Seguía caminando mientras aquel mayordomo en jefe no sabía mucho, aun andaba en la duda pero había muchas pistas que decían muchas cosas dado que hubo muchos fallos, además de que dejo pistas.

Pensó demasiado y ya sabía quién lo tenía, pero era mejor hacer una cosa antes que todo fuera expuesto ––Señor si me permite haré unas cosas, nos vemos en una hora en el centro de la mansión, llame al señor Hitler y a Haunter el líder de los guardianes actualmente porfavor–– dijo y este fue a hacer su trabajo.

Mirando que había un trozo de ropa y también un reloj caído en un lugar donde nadie había notado… Una pista muy horrible de dejar. Mirando hacía un cuadro de un anciano que no tenía poder de nada, ahí mismo corriendo este encontró lo que quería. Caminando de regreso hacía donde como de costumbre de forma lenta sin hacer mucho escandalo mientras mirando que todos andaban aquí ––veo que están todos, bueno seré breve y rápido–– saco rápidamente el diamante donde todos quedaron sorprendidos y rápidamente, golpeando el abdomen del chico aquel que se hacía llamar Haunter, rápidamente contesto ––el ladrón dejo tirado sin querer, en el momento del robo se le cayó un reloj… De un antiguo miembro de la familia que pasa de generación, a generación, el siempre odio a la familia principal, ¡El fue el culpable!–– todos quedaron sorprendidos y ataron al joven donde lo enviaron a la cárcel del consejo mágico, todo fue terminado.