Magia de Midas

La magia de Midas, llamada así en honor a su nada afortunado creador el Rey Midas, es una magia muy simple de explicar a primeros rasgos, convierte lo que toques en lo que más desees. Pero lamentablemente no es tan sencilla si la ves de cerca.

En algún momento has escuchado el mito del famoso Rey Midas ¿Verdad?, aquel hombre codicioso que uso la magia para convertir todo en oro, pues la historia es un poco diferente, Midas fue un rey de un país lejano a magnolia ya hace unos siglos, el cual busco durante toda su vida una magia que le diera todo el oro que deseara, lamentablemente para el cuándo la descubrió no pudo controlarla y termino convirtiendo todo lo que tocaba en oro, y bueno ya saben cómo termino. Mas sin embargo sus hijos no fueron convertidos en oro… bueno por lo menos no todos y de esa forma heredaron toda la fortuna creada por su padre junto con una hermosa estatua de oro de su madre.
La avaricia se hereda, si no, no encuentro otra explicación, los hijos del rey Midas continuaron explorando la magia que su padre creo, con algunos tropiezos en el camino lograron crear algo digno de ser llamado una disciplina mágica, a la que bautizaron “Magia de Midas”, una magia capaz de convertir lo que toques en lo que más desees… Bueno casi.

Una persona no siempre desea lo mismo, el sentimiento de anhelo cambia de un momento a otro, por ejemplo si estas en una aburrida llanura tal vez desees unas flores, o si estas en el desierto tal vez desees un poco de agua.
La magia de Midas radica en dicho deseo, conjurando hechizos específicos para cada ocasión, los hechizos se vuelven más complejos dependiendo de lo radical de un cambio, hechizos sencillos permitirán que un mago principiante pueda ejecutarlos, mientras que hechizos más complejos requieren más experiencia, por ejemplo el hechizo más básico es “I Wish Gold”, el cual convierte lo que el conjurador este tocado en el momento de recitar el hechizo en oro, pero incluso dentro de este encantamiento hay niveles que se miden por la pericia del mago, basados en el tamaño y complejidad del objeto a convertir, por ejemplo convertir una piedra pequeña sería fácil mientras que convertir a una persona requeriría de una experiencia altísima.
Existen una infinidad de hechizos desarrollados a lo largo de los años, pero el dominio de uno solo no es sencillo, lo cual hace que el mago deba trabajar duro para dominar cada uno de los hechizos de esta magia.

Como toda magia tiene sus debilidades, las más evidentes son que para que el hechizo surta efecto el conjurador debe tener contacto directo con el objeto del hechizo, objetos muy grandes o complejos requieren de mayor pericia mágica. En algunos hechizos y dependiendo de ciertas circunstancias específicas como si el objeto es un objeto inanimado o no, si el hechizo es muy complejo, etc. Los efectos pueden ser temporales.
La mayor debilidad de la magia es la conocida como Maldición del Rey Midas, esta provoca que por fatiga mental el mago caiga en obsesión de un hechizo, ya sea por extremo agotamiento o uso excesivo de la magia, provocando que el hechizo este activo de forma permanente sobre el mago convirtiendo todo lo que toca, y haciéndolo incapaz de conjurar cualquier otro hechizo por el resto de su vida.