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Las imágenes usadas aquí (editadas) son del foro, básica mente nos pertenece de está manera, si lo tomas es robo, puedes tomarlas de algún lado y hacer tu propias modificaciones, ¡Se autentico!, las tablillas usadas del foro también son de Shoei a excepciones las que salgan tablillas con otro crédito que no sean de él.
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¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
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¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Hacía poco más de una semana que había despertado rodeada de todas las chicas del gremio Mermaid Heels y desde entonces había sido parte del mismo gremio. No sabía realmente qué era formar parte de algo así como una familia, ya que no sabía si tenía o no una familia o algo por el estilo. Sin embargo, ahora ellas eran mi familia y vivía alegremente acompañada de todas ellas.
Desde que había llegado, había tratado de practicar mis habilidades mágicas y no perdía la oportunidad de utilizar la llave de Auriga para asegurarme de que realmente sabía hacer aquel tipo de magia. En ocasiones me parecía extraño ser capaz de hacerlo, pero si me salía con tanta facilidad, por algo sería.
Aquel día, concretamente, había decidido cambiar un poco de hábitos y ya que no estaba desamparada, me había propuesto la meta de encontrarme a mí misma y descubrir quién era, una meta que había abandonado durante los últimos tiempos por falta de motivación y de comida para pensar con claridad. Así pues, volví a llamar al espíritu celestial que estaba guardado en mi llave y le pedí que me llevase a algún lugar por donde empezar.
-Bien… -dijo con voz queda-, te llevaré a algún lugar, pero no prometo nada…
-mmm -me quedé pensativa-, vale.
Dicho aquello, me subí en su biga, que, extrañamente, estaba conducida por caballos invisibles, y nos fuimos rumbo a lo desconocido. No sabría decir cuánto tiempo estuvimos viajando, solo sé que en un momento dado el carruaje desapareció y caí al suelo de culo y haciéndome daño.
-Tendría que calcular el tiempo que tarda en irse… -murmuré pues no sabía si se iba porque quería o porque tenía un tiempo límite de uso. Me encogí de hombros-. ¡Qué malo es no saber nada!
Me levanté del suelo y me limpié la falda cuando oí algo que me hizo girarme. Abrí los ojos como platos al ver que cerca de mí había un parque de atracciones tremendo y lleno de luces y colores. La gente caminaba por allí animadamente y se reían y divertían. Las atracciones estaban en funcionamiento y los gritos de la gente que disfrutaba de ellas llenaban el lugar.
-¡Hala! -exclamé mirando a todos lados-. ¡Qué chulo! -y sin poder resistirme, me perdí entre la multitud para disfrutar yo también de aquel ambiente tan alegre y divertido.
Desde que había llegado, había tratado de practicar mis habilidades mágicas y no perdía la oportunidad de utilizar la llave de Auriga para asegurarme de que realmente sabía hacer aquel tipo de magia. En ocasiones me parecía extraño ser capaz de hacerlo, pero si me salía con tanta facilidad, por algo sería.
Aquel día, concretamente, había decidido cambiar un poco de hábitos y ya que no estaba desamparada, me había propuesto la meta de encontrarme a mí misma y descubrir quién era, una meta que había abandonado durante los últimos tiempos por falta de motivación y de comida para pensar con claridad. Así pues, volví a llamar al espíritu celestial que estaba guardado en mi llave y le pedí que me llevase a algún lugar por donde empezar.
-Bien… -dijo con voz queda-, te llevaré a algún lugar, pero no prometo nada…
-mmm -me quedé pensativa-, vale.
Dicho aquello, me subí en su biga, que, extrañamente, estaba conducida por caballos invisibles, y nos fuimos rumbo a lo desconocido. No sabría decir cuánto tiempo estuvimos viajando, solo sé que en un momento dado el carruaje desapareció y caí al suelo de culo y haciéndome daño.
-Tendría que calcular el tiempo que tarda en irse… -murmuré pues no sabía si se iba porque quería o porque tenía un tiempo límite de uso. Me encogí de hombros-. ¡Qué malo es no saber nada!
Me levanté del suelo y me limpié la falda cuando oí algo que me hizo girarme. Abrí los ojos como platos al ver que cerca de mí había un parque de atracciones tremendo y lleno de luces y colores. La gente caminaba por allí animadamente y se reían y divertían. Las atracciones estaban en funcionamiento y los gritos de la gente que disfrutaba de ellas llenaban el lugar.
-¡Hala! -exclamé mirando a todos lados-. ¡Qué chulo! -y sin poder resistirme, me perdí entre la multitud para disfrutar yo también de aquel ambiente tan alegre y divertido.
Elie Valentine- Rango D
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 30/09/2015
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Había pasado ya bastante tiempo desde mis últimas “Mini-vacaciones” impuestas por el maestro. Sting era un buen maestro, en verdad se preocupaba por el hecho de que yo pasara más tiempo de misiones que dentro del mismo gremio, además del estado en el que volvía de estos trabajos. No podía culparlo, últimamente en verdad me estaba excediendo mucho con las misiones. No llegaba a pasar un día desde que volvía de una que ya estaba tomando otra, a ese paso sería algo normal que mi cuerpo terminara por colapsar debido al cansancio, pero claro, yo nunca veía eso, pero el resto sí. Luego de llegar de mi última misión, con una herida cortante que me recorría todo el brazo apenas sanando, el maestro dijo basta y me mando a otras vacaciones forzosas a un lugar… al cual apenas estaba llegando.
- Jodido Sting, a veces pienso que solo me quiere hacer sufrir –murmuraba a la nada mientras prácticamente arrastraba los pies por un viejo camino de tierra. Hacía ya varios minutos que había bajado del tren donde me metieron a la fuerza, diciéndome que al final lo pasaría bien. Claro, si se le podía llamar “Pasarlo bien” a estar caminando por un camino a mitad de la nada, perdido en un bosque y con un mareo bastante intenso aún presente por el viaje en tren de 4 HORAS. Si, definitivamente armaría una buena cuando estuviera de vuelta en el gremio.
El viaje hasta el momento había sido un desastre a mi parecer, pero algo no podía negar y era que mientras más pasaba caminando por aquel sendero, más me carcomía por dentro la curiosidad. Desde que había bajado del tren, una estación antes de la indicada pues ya no aguantaba más los mareos, había visto varios vehículos cruzar por allí, cargados de gente y en su mayoría niños, todos gritando emocionados el nombre de un tal “Kane sort”, o algo así lograba entender entre tanto griterío, cuestión que llamo poderosamente mi atención. ¿Qué los tenía tan emocionados? Supuestamente al final de ese sendero estaría la respuesta.
Cuando finalmente llegue a cruzar la última colina que me separaba de mi destino final abrí los ojos, o bueno, ojo, como plato al visualizar el enorme parque de diversiones que tenía en frente- No me jodas… –susurre mientras observaba desde la lejanía las enormes instalaciones del lugar, lleno de juegos mecánicos y a reventar de gente yendo de un lado a otro entre las tiendas de juguetes, comida y dulces, entre otras cosa- Papá, encontré el valhalla… ¡Y tiene manzanas con caramelo! –con la emoción que llevaba encima, no pude hacer más que gritar aquello antes de echar a correr a toda la velocidad que mis piernas podían brindarme. Prácticamente era una mini-tormenta de tierra que se dirigía a la entrada del parque.
Unos pocos minutos después ya me encontraba caminando entre el montón de gente, con una manzana incrustada en un palo y cubierta de caramelo ya lista para conocer su último destino- Luego tendré que pagarle a los chicos por esto –murmure antes de darle un mordisco a la manzana, saboreando el dulce sabor del caramelo mientras seguía caminando por allí, buscando algo con que entretenerme. La opción perfecta para matar mi aburrimiento llego cuando escuche gritar por los altavoces el nombre de una atracción. “El hacedor de viudas”. No sabía exactamente que era una viuda, pero sonaba divertido. La atracción en cuestión era una montaña rusa en miniatura, pero en la cual los carros iban a una velocidad mucho mayor a la que se alcanzaba en el juego tradicional. La fila para este era casi inexistente, al parecer por ello lo promocionaban en el altavoz. ¿Tan mala era la maquina?
- Disculpe, quiero subir –dije al llegar a la zona por donde se abordaba, tomando por sorpresa a quien se encargaba de manejarla. Al parecer se había dormido después de tanto esperar en vano a que alguien llegara.
- ¿Eh? ¿Qué? –sí, definitivamente se había quedado dormido, la gota de baba que caía de la comisura de sus labios lo delataba.
- Dije, que quiero subir –el sujeto me miro de punta a punta, llevándose una mano al mentón mientras soltaba un pequeño “Jumm”, como si lo estuviese pensando. ¿Acaso había un problema con que quisiera subir a la atracción?.
- Bien niño, sube bajo tu propio riesgo –me respondió, abriendo la pequeña reja de seguridad para que pudiera acceder a la zona donde se abordaba a los carritos. Se notaba de lejos que solo quería hacerse al interesante, así que solo ignore su comentario y me acerque a los carros, subiéndome en el primero de todos- Sujétate fuerte, el viaje puede ser algo… peligroso –rodé los ojos ante los pésimos intentos del sujeto por hacerme acobardar, levantando los brazos para que se pudiera bajar la barra de seguridad- Perfecto, suerte enano –y el sujeto se fue al fin, dejándome solo con lo que se me venía.
- Veamos que tanto puede hacer esta cosa… –susurre cuando vi al encargado presionar el botón para que la maquina comenzara a funcionar, pero apenas el carro comenzó a moverse, me arrepentí completamente de haber subido…
Esa cosa, ese carrito era un vehículo, aunque fuera un juego, contaba como uno, y eso significaba solo una cosa para mí- ¡Esperen! –pero ya era tarde, antes de que terminara de gritar el carro ya se había disparado a toda velocidad, recorriendo las vías del corto pero turbulento tramo. Giros, movimientos en zigzag, caídas, subidas a toda velocidad, todos sumado a las náuseas de que por si me daban al estar sobre un vehículo… era demasiado- ¡Me bajo de esta cosa! –grite para mis adentro, pues si abría la boca lo más seguro es que regaría mi desayuno por la mitad del parque. Tome la barra de seguridad y a la fuerza la hice levantarse, la segunda mala decisión del día.
¿Para qué estaba las barras de seguridad en esos juegos? Bueno, para evitar lo que me ocurrió a mí en ese momento: Salir disparado del carro.
La velocidad con la que iba el carro me mando por los aires cuando ya no tuve nada que me mantuviera aferrado a este. Para mi mala suerte, tome una trayectoria que iba directa hacía la gente que caminaba por el parque- ¡Háganse a un lado! –grite mientras trataba de estabilizarme en el aire, mirando de frente en la dirección en la que me movía. La gente que estaba más cerca me escucho y pudo quitarse del camino a tiempo, pero cuando pensé que solo chocaría contra el suelo, una cabellera marrón se puso en mi camino- ¡Mierda! –hice lo que pude para evitar el choque, apoye los pies en el suelo para intentar frenarme, pero nada, las suelas de las botas se me desgastaban por la fricción con el suelo- ¡Cuidado! –pero era tarde, cuando quise mirar ya me encontraba a escasos centímetros de aquella chica. Como pude me tire para atrás, apoyando la espalda en el suelo para no golpearla de lleno.
El golpe fue bastante fuerte, pero gracias a la forma en la que me había acomodado solo barrí sus piernas de frente, haciendo que cayera sobre mí y no saliera disparado por un golpe de lleno. Cuando estuvo encima mío, la abrace por la cintura para mantenerla en esa posición en lo que terminaba de frenarme, haciendo fricción con los pies y la espalda. Habré hecho unos veinte metros así, siendo arrastrado por la fuerza con la que había sido lanzado y manteniendo bien sujeta a la chica para que no saliera lastimada. Cuando finalmente pude frenarme, la espalda de mi chaqueta ya estaba completamente destrozada- Ahh~ –suspire para mis adentro, tirado en el suelo boca arriba, al final de un camino marcado por la fricción, con una pequeña presión sobre el rostro y abrazando por la cintura a la muchacha que desafortunadamente había impactado en mi pequeño vuelo- do diento…¡! –intente disculparme, pero recién entonces me percate de que mi boca estaba siendo tapada por algo. Cuando abrí los ojos y pude enfocar bien, me di cuenta de que ese “Algo” eran los pechos de la chica que aún mantenía abrazada. Sin saber bien que hacer, y bastante atontado por toda la adrenalina del momento, no pude reaccionar de otra manera más que intentar mirar hacia arriba, buscando los ojos de la muchacha. Después de todo, papá me había enseñado que a la hora de hablar con una mujer se le debía ver a los ojos, no a los pechos.
- Jodido Sting, a veces pienso que solo me quiere hacer sufrir –murmuraba a la nada mientras prácticamente arrastraba los pies por un viejo camino de tierra. Hacía ya varios minutos que había bajado del tren donde me metieron a la fuerza, diciéndome que al final lo pasaría bien. Claro, si se le podía llamar “Pasarlo bien” a estar caminando por un camino a mitad de la nada, perdido en un bosque y con un mareo bastante intenso aún presente por el viaje en tren de 4 HORAS. Si, definitivamente armaría una buena cuando estuviera de vuelta en el gremio.
El viaje hasta el momento había sido un desastre a mi parecer, pero algo no podía negar y era que mientras más pasaba caminando por aquel sendero, más me carcomía por dentro la curiosidad. Desde que había bajado del tren, una estación antes de la indicada pues ya no aguantaba más los mareos, había visto varios vehículos cruzar por allí, cargados de gente y en su mayoría niños, todos gritando emocionados el nombre de un tal “Kane sort”, o algo así lograba entender entre tanto griterío, cuestión que llamo poderosamente mi atención. ¿Qué los tenía tan emocionados? Supuestamente al final de ese sendero estaría la respuesta.
Cuando finalmente llegue a cruzar la última colina que me separaba de mi destino final abrí los ojos, o bueno, ojo, como plato al visualizar el enorme parque de diversiones que tenía en frente- No me jodas… –susurre mientras observaba desde la lejanía las enormes instalaciones del lugar, lleno de juegos mecánicos y a reventar de gente yendo de un lado a otro entre las tiendas de juguetes, comida y dulces, entre otras cosa- Papá, encontré el valhalla… ¡Y tiene manzanas con caramelo! –con la emoción que llevaba encima, no pude hacer más que gritar aquello antes de echar a correr a toda la velocidad que mis piernas podían brindarme. Prácticamente era una mini-tormenta de tierra que se dirigía a la entrada del parque.
Unos pocos minutos después ya me encontraba caminando entre el montón de gente, con una manzana incrustada en un palo y cubierta de caramelo ya lista para conocer su último destino- Luego tendré que pagarle a los chicos por esto –murmure antes de darle un mordisco a la manzana, saboreando el dulce sabor del caramelo mientras seguía caminando por allí, buscando algo con que entretenerme. La opción perfecta para matar mi aburrimiento llego cuando escuche gritar por los altavoces el nombre de una atracción. “El hacedor de viudas”. No sabía exactamente que era una viuda, pero sonaba divertido. La atracción en cuestión era una montaña rusa en miniatura, pero en la cual los carros iban a una velocidad mucho mayor a la que se alcanzaba en el juego tradicional. La fila para este era casi inexistente, al parecer por ello lo promocionaban en el altavoz. ¿Tan mala era la maquina?
- Disculpe, quiero subir –dije al llegar a la zona por donde se abordaba, tomando por sorpresa a quien se encargaba de manejarla. Al parecer se había dormido después de tanto esperar en vano a que alguien llegara.
- ¿Eh? ¿Qué? –sí, definitivamente se había quedado dormido, la gota de baba que caía de la comisura de sus labios lo delataba.
- Dije, que quiero subir –el sujeto me miro de punta a punta, llevándose una mano al mentón mientras soltaba un pequeño “Jumm”, como si lo estuviese pensando. ¿Acaso había un problema con que quisiera subir a la atracción?.
- Bien niño, sube bajo tu propio riesgo –me respondió, abriendo la pequeña reja de seguridad para que pudiera acceder a la zona donde se abordaba a los carritos. Se notaba de lejos que solo quería hacerse al interesante, así que solo ignore su comentario y me acerque a los carros, subiéndome en el primero de todos- Sujétate fuerte, el viaje puede ser algo… peligroso –rodé los ojos ante los pésimos intentos del sujeto por hacerme acobardar, levantando los brazos para que se pudiera bajar la barra de seguridad- Perfecto, suerte enano –y el sujeto se fue al fin, dejándome solo con lo que se me venía.
- Veamos que tanto puede hacer esta cosa… –susurre cuando vi al encargado presionar el botón para que la maquina comenzara a funcionar, pero apenas el carro comenzó a moverse, me arrepentí completamente de haber subido…
Esa cosa, ese carrito era un vehículo, aunque fuera un juego, contaba como uno, y eso significaba solo una cosa para mí- ¡Esperen! –pero ya era tarde, antes de que terminara de gritar el carro ya se había disparado a toda velocidad, recorriendo las vías del corto pero turbulento tramo. Giros, movimientos en zigzag, caídas, subidas a toda velocidad, todos sumado a las náuseas de que por si me daban al estar sobre un vehículo… era demasiado- ¡Me bajo de esta cosa! –grite para mis adentro, pues si abría la boca lo más seguro es que regaría mi desayuno por la mitad del parque. Tome la barra de seguridad y a la fuerza la hice levantarse, la segunda mala decisión del día.
¿Para qué estaba las barras de seguridad en esos juegos? Bueno, para evitar lo que me ocurrió a mí en ese momento: Salir disparado del carro.
La velocidad con la que iba el carro me mando por los aires cuando ya no tuve nada que me mantuviera aferrado a este. Para mi mala suerte, tome una trayectoria que iba directa hacía la gente que caminaba por el parque- ¡Háganse a un lado! –grite mientras trataba de estabilizarme en el aire, mirando de frente en la dirección en la que me movía. La gente que estaba más cerca me escucho y pudo quitarse del camino a tiempo, pero cuando pensé que solo chocaría contra el suelo, una cabellera marrón se puso en mi camino- ¡Mierda! –hice lo que pude para evitar el choque, apoye los pies en el suelo para intentar frenarme, pero nada, las suelas de las botas se me desgastaban por la fricción con el suelo- ¡Cuidado! –pero era tarde, cuando quise mirar ya me encontraba a escasos centímetros de aquella chica. Como pude me tire para atrás, apoyando la espalda en el suelo para no golpearla de lleno.
El golpe fue bastante fuerte, pero gracias a la forma en la que me había acomodado solo barrí sus piernas de frente, haciendo que cayera sobre mí y no saliera disparado por un golpe de lleno. Cuando estuvo encima mío, la abrace por la cintura para mantenerla en esa posición en lo que terminaba de frenarme, haciendo fricción con los pies y la espalda. Habré hecho unos veinte metros así, siendo arrastrado por la fuerza con la que había sido lanzado y manteniendo bien sujeta a la chica para que no saliera lastimada. Cuando finalmente pude frenarme, la espalda de mi chaqueta ya estaba completamente destrozada- Ahh~ –suspire para mis adentro, tirado en el suelo boca arriba, al final de un camino marcado por la fricción, con una pequeña presión sobre el rostro y abrazando por la cintura a la muchacha que desafortunadamente había impactado en mi pequeño vuelo- do diento…¡! –intente disculparme, pero recién entonces me percate de que mi boca estaba siendo tapada por algo. Cuando abrí los ojos y pude enfocar bien, me di cuenta de que ese “Algo” eran los pechos de la chica que aún mantenía abrazada. Sin saber bien que hacer, y bastante atontado por toda la adrenalina del momento, no pude reaccionar de otra manera más que intentar mirar hacia arriba, buscando los ojos de la muchacha. Después de todo, papá me había enseñado que a la hora de hablar con una mujer se le debía ver a los ojos, no a los pechos.
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Nunca había estado en un parque de atracciones… por lo menos que yo supiera. Así que aquel era el momento ideal de divertirme y pasarlo en grande, siempre recordando cuál era mi misión principal. Vale que tenía que descubrir quién era, pero eso no quitaba que pudiera divertirme un rato yo solita. Ya retomaría mi tarea más tarde.
No importaba realmente cuántas ganas tenía de descubrir mi naturaleza, no en ese momento que había entrado en el parque de atracciones. No sabía qué hacer primero, si ir a montarme en la montaña rusa o entrar en la casa del terror. Así que me quedé unos instantes parada hasta que olí algo que debía estar rico. Me giré hacia el origen del olor y vi que se trataba de un puesto de algodón de azúcar. Me acerqué corriendo y esperé mi turno.
-Quiero uno, por favor -dije sonriente.
-Aquí tienes -me respondió sonriente la dependienta.
-Gracias -sonreí pagando.
Me alejé de allí comiéndome tranquilamente mi algodón de azúcar y mirando a todos lados. A lo lejos vi la casa del terror y me encogí de hombros antes de dirigirme a ella. Entré cuando fue mi turno, seguida de un grupo de chicos y chicas algo mayores que yo. Los chicos trataban de asustar a las chicas a cada segundo. Suspiré y la atracción comenzó. La gente que iba conmigo gritaba de miedo, mientras yo me mantenía bastante tranquila pues aquello no daba miedo realmente. Cuando todo terminó me bajé de allí bastante decepcionada.
-La gente se asusta por tonterías… -murmuré tranquilamente.
Me quedé mirando a todos lados para saber a dónde podía ir en ese momento. Se me ocurrió que podía ir a la montaña rusa que había a lo lejos y hacia allí me dirigí. Sin embargo, pasó algo raro… la gente empezó a apartarse de mi alrededor y todo el mundo miraba hacia arriba, acto que imité yo para darme cuenta, demasiado tarde, de que un chico volaba hacia mí.
-Mierda… -tuve tiempo a decir.
Y todo fue muy rápido, demasiado rápido. El chico iba arrastrándose por el suelo y me golpeó en las piernas haciendo que cayera hacia delante sobre él. Nos movíamos a gran velocidad y dudaba mucho que tuviera fuerzas para levantarme y menos cuando sentí que me abrazaba por la cintura. Supuse que sería para que no saliera disparada o algo por el estilo. La verdad era que no tenía mucho tiempo para pensar. Mi reacción había sido cerrar los ojos para que no me entrase tierra. Cuando finalmente sentí que habíamos parado, abrí lentamente los ojos para asustarme al ver el rastro que había dejado en el suelo. Miré hacia abajo cuando escuché “su voz” y me di cuenta de que estaba sobre él… mi pecho estaba sobre su cara. Traté de levantarme rápidamente, pero volví a caer por el nerviosismo.
-Lo… lo siento… -dije levantándome por fin, bajo la atenta mirada de la gente que nos miraban preocupados-. Yo… -iba a disculparme, cuando se me iluminó la mente otra vez y me di cuenta de que yo no era la culpable de semejante accidente. Miré al chico molesta-. ¡¿Pero estás loco?! -grité totalmente molesta- ¡¡¡Podías haberme matado!!!
No importaba realmente cuántas ganas tenía de descubrir mi naturaleza, no en ese momento que había entrado en el parque de atracciones. No sabía qué hacer primero, si ir a montarme en la montaña rusa o entrar en la casa del terror. Así que me quedé unos instantes parada hasta que olí algo que debía estar rico. Me giré hacia el origen del olor y vi que se trataba de un puesto de algodón de azúcar. Me acerqué corriendo y esperé mi turno.
-Quiero uno, por favor -dije sonriente.
-Aquí tienes -me respondió sonriente la dependienta.
-Gracias -sonreí pagando.
Me alejé de allí comiéndome tranquilamente mi algodón de azúcar y mirando a todos lados. A lo lejos vi la casa del terror y me encogí de hombros antes de dirigirme a ella. Entré cuando fue mi turno, seguida de un grupo de chicos y chicas algo mayores que yo. Los chicos trataban de asustar a las chicas a cada segundo. Suspiré y la atracción comenzó. La gente que iba conmigo gritaba de miedo, mientras yo me mantenía bastante tranquila pues aquello no daba miedo realmente. Cuando todo terminó me bajé de allí bastante decepcionada.
-La gente se asusta por tonterías… -murmuré tranquilamente.
Me quedé mirando a todos lados para saber a dónde podía ir en ese momento. Se me ocurrió que podía ir a la montaña rusa que había a lo lejos y hacia allí me dirigí. Sin embargo, pasó algo raro… la gente empezó a apartarse de mi alrededor y todo el mundo miraba hacia arriba, acto que imité yo para darme cuenta, demasiado tarde, de que un chico volaba hacia mí.
-Mierda… -tuve tiempo a decir.
Y todo fue muy rápido, demasiado rápido. El chico iba arrastrándose por el suelo y me golpeó en las piernas haciendo que cayera hacia delante sobre él. Nos movíamos a gran velocidad y dudaba mucho que tuviera fuerzas para levantarme y menos cuando sentí que me abrazaba por la cintura. Supuse que sería para que no saliera disparada o algo por el estilo. La verdad era que no tenía mucho tiempo para pensar. Mi reacción había sido cerrar los ojos para que no me entrase tierra. Cuando finalmente sentí que habíamos parado, abrí lentamente los ojos para asustarme al ver el rastro que había dejado en el suelo. Miré hacia abajo cuando escuché “su voz” y me di cuenta de que estaba sobre él… mi pecho estaba sobre su cara. Traté de levantarme rápidamente, pero volví a caer por el nerviosismo.
-Lo… lo siento… -dije levantándome por fin, bajo la atenta mirada de la gente que nos miraban preocupados-. Yo… -iba a disculparme, cuando se me iluminó la mente otra vez y me di cuenta de que yo no era la culpable de semejante accidente. Miré al chico molesta-. ¡¿Pero estás loco?! -grité totalmente molesta- ¡¡¡Podías haberme matado!!!
Elie Valentine- Rango D
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 30/09/2015
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Está bien, debía admitirlo, esa no había sido la mejor idea del mundo. Subirse a una atracción de alta velocidad cuando en cualquier transporte, por lento que se moviera, terminaba con unos mareos horribles... Si, definitivamente no había sido mi mejor idea. Aunque la brillante solución que encontré a aquella situación tampoco se quedaba atrás. Levantar la barra de seguridad cuando vas a toda velocidad en un carro que tiene su ruta trazada muy cerca del suelo... solo me falto cubrirme los ojos con una venda y era un intento de suicidio bastante convincente. Quizás debí prestar mayor atención a las palabras del tipo que manejaba la máquina, hacer caso a su advertencia de que era peligroso, aunque a decir verdad el único peligro de ese viaje tenía para mí era... era eso, que era yo quien me estaba subiendo a la atracción y no otra persona, de preferencia alguien que no ve el mundo girarle al subirse a una bicicleta.
Pero bueno, lo hecho, hecho estaba. Lo que si quería poder cambiar, aunque sabía que no se podría, era la trayectoria que tuve que tomar al salir disparado del condenado carro. De entre tantos lugares hacía donde salir disparados, como tiendas u otras atracciones de la cantidad que había por allí, justamente tenía que ir directo contra una multitud de personas que caminaban tan tranquilamente por allí. Claro que sí, esa era mi suerte. Afortunadamente la gran mayoría pudo hacerse a un lado pero una, solo una persona no fue capaz de dar un paso al costado antes de que la impactara. No le di tiempo, ya estaba muy cerca para cuando logro enfocarme con sus ojos.
Trate por todos los medios posibles frenarme, arrastrando los pies por el suelo y dejándome la mitad de las suelas de mis botas allí, pero no sirvió de mucho. Como última opción me acomode de forma en que el choque no dañara tanto a la muchacha que tenía en frente, sino que solo funcionara a forma de barrida para que cayera sobre mí y no rodara por el duro suelo del parque. Al final funciono pero, tras una dolorosa frenada utilizando mi espalda como ancla en el suelo, la posición en la que quedamos no era precisamente una muy... buena, que digamos.
- Mira Alex hay una regla primordial que debes seguir cuando te relaciones con otras personas allá arriba: Jamás, pero jamás, toques los pechos de una mujer sin su autorización, podría tener consecuencias desastrosas -eso me había dicho papá en su momento, en una de esas largas y ultimas charlas que tuvimos antes de que me fuera de casa. Bueno, en teoría había sido un accidente, no los toque por querer hacerlo y ni siquiera había usado mis manos para ello, así que no había quebrantado la regla ¿No?- Tranquila, fue mi culpa después de to... -intente disculparme al ver como la muchacha intentaba levantarse de encima mío, tropezando de forma bastante extraña antes de volver a caer sobre mí, cortando mis palabras. Se la veía algo nerviosa, tanto que parecía haber olvidado que fui yo el causante de todo, pero eso no duro mucho...
Recibí aquellos gritos mientras seguía tirado en el piso, tratando de calcular el daño que tenía en la espalda y lo que tardaría en sanar- Lo siento, no lo hice a propósito -respondí en un tono levemente bajo, sentándome en el suelo y dejando a la vista para las personas que nos rodeaban, por la literal destrucción de la zona de la espalda de mi chaqueta y remera, la cantidad de cortes y raspones de fricción que me había hecho al intentar frenarme usando la espalda. Más de uno contuvo la respiración por la impresión, pero no era algo muy grave en verdad, solos se veía feo- No estoy loco, solo sufro de muchos mareos cuando subo a un vehículo -comente como si de esa forma diera una explicación de todo lo sucedido, aunque lo cierto era que ese detalle no explicaba el porqué de mi repentino, y accidentado, vuelo- No estas herida ¿O sí? -le preguntaría con un claro tono de preocupación, levantándome de un pequeño salto pero llevando mi mano derecha al instante a mi espalda por el puntazo de dolor que me llego- En verdad lamento haberte chocado, deja que te pague de alguna forma por esto -ignorando mi propio dolor, me preocupaba más por la posibilidad de haber dañado a la chica de cabellos castaños. Mire su cuerpo de arriba a abajo con mi ojo visible, tratando de buscar alguna herida causada por el impacto. De alguna forma tenía que pagarlo por aquello, no podía dejar las cosas así después de haberla chocado de esa manera, y peor aún, haber tocado sus pechos sin autorización alguna.
Pero bueno, lo hecho, hecho estaba. Lo que si quería poder cambiar, aunque sabía que no se podría, era la trayectoria que tuve que tomar al salir disparado del condenado carro. De entre tantos lugares hacía donde salir disparados, como tiendas u otras atracciones de la cantidad que había por allí, justamente tenía que ir directo contra una multitud de personas que caminaban tan tranquilamente por allí. Claro que sí, esa era mi suerte. Afortunadamente la gran mayoría pudo hacerse a un lado pero una, solo una persona no fue capaz de dar un paso al costado antes de que la impactara. No le di tiempo, ya estaba muy cerca para cuando logro enfocarme con sus ojos.
Trate por todos los medios posibles frenarme, arrastrando los pies por el suelo y dejándome la mitad de las suelas de mis botas allí, pero no sirvió de mucho. Como última opción me acomode de forma en que el choque no dañara tanto a la muchacha que tenía en frente, sino que solo funcionara a forma de barrida para que cayera sobre mí y no rodara por el duro suelo del parque. Al final funciono pero, tras una dolorosa frenada utilizando mi espalda como ancla en el suelo, la posición en la que quedamos no era precisamente una muy... buena, que digamos.
- Mira Alex hay una regla primordial que debes seguir cuando te relaciones con otras personas allá arriba: Jamás, pero jamás, toques los pechos de una mujer sin su autorización, podría tener consecuencias desastrosas -eso me había dicho papá en su momento, en una de esas largas y ultimas charlas que tuvimos antes de que me fuera de casa. Bueno, en teoría había sido un accidente, no los toque por querer hacerlo y ni siquiera había usado mis manos para ello, así que no había quebrantado la regla ¿No?- Tranquila, fue mi culpa después de to... -intente disculparme al ver como la muchacha intentaba levantarse de encima mío, tropezando de forma bastante extraña antes de volver a caer sobre mí, cortando mis palabras. Se la veía algo nerviosa, tanto que parecía haber olvidado que fui yo el causante de todo, pero eso no duro mucho...
Recibí aquellos gritos mientras seguía tirado en el piso, tratando de calcular el daño que tenía en la espalda y lo que tardaría en sanar- Lo siento, no lo hice a propósito -respondí en un tono levemente bajo, sentándome en el suelo y dejando a la vista para las personas que nos rodeaban, por la literal destrucción de la zona de la espalda de mi chaqueta y remera, la cantidad de cortes y raspones de fricción que me había hecho al intentar frenarme usando la espalda. Más de uno contuvo la respiración por la impresión, pero no era algo muy grave en verdad, solos se veía feo- No estoy loco, solo sufro de muchos mareos cuando subo a un vehículo -comente como si de esa forma diera una explicación de todo lo sucedido, aunque lo cierto era que ese detalle no explicaba el porqué de mi repentino, y accidentado, vuelo- No estas herida ¿O sí? -le preguntaría con un claro tono de preocupación, levantándome de un pequeño salto pero llevando mi mano derecha al instante a mi espalda por el puntazo de dolor que me llego- En verdad lamento haberte chocado, deja que te pague de alguna forma por esto -ignorando mi propio dolor, me preocupaba más por la posibilidad de haber dañado a la chica de cabellos castaños. Mire su cuerpo de arriba a abajo con mi ojo visible, tratando de buscar alguna herida causada por el impacto. De alguna forma tenía que pagarlo por aquello, no podía dejar las cosas así después de haberla chocado de esa manera, y peor aún, haber tocado sus pechos sin autorización alguna.
Alex Zeik- Rango A
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Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Todo fue demasiado rápido, tanto que no tuve tiempo de reaccionar y apartarme. Y así fue como me vi moviéndome a gran velocidad a ras del suelo pero sin llegar a tocarlo, pues bajo mi cuerpo estaba el de aquel chico que me había arrollado a semejante velocidad. Aquello no iba a tener buenos resultados y de eso estaba segura, pero no podía hacer nada para pararlo, solo esperar a que el movimiento se convirtiera en quietud. Cuando por fin nos paramos, me di cuenta de la situación en la que estábamos los dos, él tumbado y yo sobre él, o más bien mis pechos sobre su cara. Al ver aquello fui a levantarme obviando sus palabras, pero me volví a caer. Hasta que finalmente me pude levantar.
Mi reacción fue disculparme con él por haberme puesto en medio y haber hecho que pasase todo aquello, pero pronto me di cuenta de que no era yo la que había caído sobre él. Como era lógico, me enfadé con él y empecé a gritarle. La gente a nuestro alrededor nos miraba con curiosidad y preocupación, la mayor parte asentía mientras yo hablaba, pero alguna chica con aspecto de tonta, miraba al chico con lástima, no sabía si era porque realmente les daba pena o porque les había entrado por el ojo el chico. La cuestión era que me había cruzado de brazos escuchando sus palabras.
-Si te mareas en los vehículos, ¿por qué te subes en una maldita montaña rusa? -le espeté muy molesta, sin descruzar los brazos-. No, no estoy herida -murmuré girando la cabeza para no mirarlo cuando se puso en pie-. No necesito que me pagues nada de nada -dije dándole la espalda y mostrando la marca de mi gremio que estaba en la parte baja de mi espalda, además de que se podía ver colgadas de mi cinturón algunas llaves mágicas-. Mira… esto… -me quedé pensativa pues no sabía ni como se llamaba-, tú… aquí no ha pasado nada -le dije como quien no quiere la cosa-. Será mejor que me vaya… -dije caminando en dirección contraria-. Buenos días…
Y dicho aquello me alejé del chico y de la expectación que se había creado a nuestro alrededor. Ciertamente estaba molesta por lo que había sucedido, pero no iba a darle más importancia, pues ¿qué persona normal y humana sale volando de una montaña rusa y sobrevive como si nada? Algo me decía que aquel chico no era normal y, francamente, no quería comprobar hasta qué punto era rara su forma de ser. Así pues, caminé hacia la salida de la feria con la intención de irme.
-Será mejor que llame a Auriga y me vaya de aquí… -dije echándome la mano al manojo de llaves- … -me quedé blanca- … -empecé a ponerme nerviosa-. ¡¿Dónde diablos está mi llave?! -grité nerviosa de verdad-. Mierda… se me ha tenido que caer cuando ese chico se ha chocado conmigo… -se me empañaron los ojos-, pero, ¿en qué momento se habrá caído? -comencé a caminar en dirección al lugar donde había pasado todo el altercado.
Mi reacción fue disculparme con él por haberme puesto en medio y haber hecho que pasase todo aquello, pero pronto me di cuenta de que no era yo la que había caído sobre él. Como era lógico, me enfadé con él y empecé a gritarle. La gente a nuestro alrededor nos miraba con curiosidad y preocupación, la mayor parte asentía mientras yo hablaba, pero alguna chica con aspecto de tonta, miraba al chico con lástima, no sabía si era porque realmente les daba pena o porque les había entrado por el ojo el chico. La cuestión era que me había cruzado de brazos escuchando sus palabras.
-Si te mareas en los vehículos, ¿por qué te subes en una maldita montaña rusa? -le espeté muy molesta, sin descruzar los brazos-. No, no estoy herida -murmuré girando la cabeza para no mirarlo cuando se puso en pie-. No necesito que me pagues nada de nada -dije dándole la espalda y mostrando la marca de mi gremio que estaba en la parte baja de mi espalda, además de que se podía ver colgadas de mi cinturón algunas llaves mágicas-. Mira… esto… -me quedé pensativa pues no sabía ni como se llamaba-, tú… aquí no ha pasado nada -le dije como quien no quiere la cosa-. Será mejor que me vaya… -dije caminando en dirección contraria-. Buenos días…
Y dicho aquello me alejé del chico y de la expectación que se había creado a nuestro alrededor. Ciertamente estaba molesta por lo que había sucedido, pero no iba a darle más importancia, pues ¿qué persona normal y humana sale volando de una montaña rusa y sobrevive como si nada? Algo me decía que aquel chico no era normal y, francamente, no quería comprobar hasta qué punto era rara su forma de ser. Así pues, caminé hacia la salida de la feria con la intención de irme.
-Será mejor que llame a Auriga y me vaya de aquí… -dije echándome la mano al manojo de llaves- … -me quedé blanca- … -empecé a ponerme nerviosa-. ¡¿Dónde diablos está mi llave?! -grité nerviosa de verdad-. Mierda… se me ha tenido que caer cuando ese chico se ha chocado conmigo… -se me empañaron los ojos-, pero, ¿en qué momento se habrá caído? -comencé a caminar en dirección al lugar donde había pasado todo el altercado.
Elie Valentine- Rango D
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Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Me toco agachar la cabeza y dejarme regañar, en verdad había metido la pata con eso de subirme a la atracción sin siquiera pensar en lo que podría conllevar hacerlo, y estaba pagando por ello. La mirada de las personas que habían formado una ronda a nuestro alrededor prácticamente me atravesaban como cuchillas, miradas desaprobatorias y de puro reproche, hasta más de uno se veía con intenciones poco pacíficas. ¿Serían amigos de la chica? Tal vez. Si era así al menos esperaba que esperaran a salir del parque para hacer... lo que se les veía en la mirada que querían hacer, pues vamos, eran obvias sus intenciones con esos ojos cargados de enojo.
Alce una ceja al notar como la muchacha me daba la espalda, mostrándome en la parte baja de la misma el sello del gremio al que al parecer pertenecía, además de unas llaves que llevaba colgadas de su cinturón. Una maga del gremio de Mermaid Hells, según podía reconocer la marca, y además portadora de magia celestial. Reconocía ese estilo de llaves, eran iguales a las que la señorita Yukino me había mostrado cuando le pregunte por lo que hacía su magia, seguido de una explicación muy por encima de en qué consistía. Era una magia interesante, no podía negar que resultaba muy útil si tenías los espíritus necesarios para cada situación. Nunca se podía saber que sacaría de su manga un mago de espíritus celestiales- En verdad, lamento esto -dije mientras me llevaba una mano al cuello, mirando alrededor- Buenos días... -murmuro para luego ver como la chica se alejaba de allí caminando, dejándome solo en medio de esa ronda de gente.
Las miradas de la gente a mi alrededor ya me estaban cansando, la formación de ronda que habían hecho a mi alrededor se rompió y la mayoría siguieron caminando por allí, pero muchos continuaron mirándome con molestia. Mi atención estaba principalmente centrada en un pequeño grupo de hombres que se encontraban cerca de un pequeño puesto de comida, quienes me miraban de forma más furibunda mientras la chica aún se encontraba allí. Uno de ellos salió del grupo y se acercó caminando hasta mí. Yo lo espere en mi lugar, sin haberme movido un centímetro desde que la chica se había ido, pero justo antes de que pudiera darme alcance algo en el suelo pareció llamar su atención. Mire en la misma dirección en la que él y note como allí, tirada en el suelo, estaba una de las llaves de la muchacha. Pensé en ir a buscarla, pero el afluente de gente no me dejaba cruzar. Cuando finalmente llegue al lugar donde estaba la llave, está ya no se encontraba allí- ¿Dónde se fue? -murmure mientras miraba alrededor, tratando de ver entre los pies de la gente, fuese a ser que la habían pateado.
Me quede unos pocos segundos más buscando la llave, hasta que el tráfico de gente disminuyo y pude ver mejor el suelo. Lamentablemente, la llave seguía sin estar por ningún lado- ¿Buscas esto, niño? -escuche una voz a la distancia, claramente dirigida a mí- Dile a la pechugona que se salvó esta vez, esta llave valdrá lo suficiente en el mercado negro como para comprar una buena lacryma -era el mismo sujeto de antes el que hablaba, parado unos metros delante de mí y con la llave en su mano, rodeado por su pequeña "pandilla": todos tipos peinados y vestidos de igual forma, la única diferencia entre unos y otros era el color de sus chaquetas. La banda del arcoíris podrían llamarse.
Dicho aquello, el sujeto dio media vuelta y se largó a correr, siendo seguido por sus "secuaces". Yo, por otro lado, no pude acercarme a tiempo pues había mucha gente viniendo por ese lado, dificultándome el pasar. Además de que, bueno, era notorio que varías personas no me dejaban pasar a propósito- Joder... -susurre mientras sentía como las heridas de mi espalda ardían por un segundo, para luego cerrarse de forma anormalmente rápida, sin dejar siquiera rastro de ellas. Debía encontrar a esos sujetos rápido, arrebatarles la llave y devolvérsela a la chica, aunque... era más fácil pensarlo que hacerlo. Con la poca amabilidad con la que me trataba la gente allí me sería bastante difícil salir de aquella zona, hasta estaba dudando si podía siquiera moverme entre los constantes empujones.
Alce una ceja al notar como la muchacha me daba la espalda, mostrándome en la parte baja de la misma el sello del gremio al que al parecer pertenecía, además de unas llaves que llevaba colgadas de su cinturón. Una maga del gremio de Mermaid Hells, según podía reconocer la marca, y además portadora de magia celestial. Reconocía ese estilo de llaves, eran iguales a las que la señorita Yukino me había mostrado cuando le pregunte por lo que hacía su magia, seguido de una explicación muy por encima de en qué consistía. Era una magia interesante, no podía negar que resultaba muy útil si tenías los espíritus necesarios para cada situación. Nunca se podía saber que sacaría de su manga un mago de espíritus celestiales- En verdad, lamento esto -dije mientras me llevaba una mano al cuello, mirando alrededor- Buenos días... -murmuro para luego ver como la chica se alejaba de allí caminando, dejándome solo en medio de esa ronda de gente.
Las miradas de la gente a mi alrededor ya me estaban cansando, la formación de ronda que habían hecho a mi alrededor se rompió y la mayoría siguieron caminando por allí, pero muchos continuaron mirándome con molestia. Mi atención estaba principalmente centrada en un pequeño grupo de hombres que se encontraban cerca de un pequeño puesto de comida, quienes me miraban de forma más furibunda mientras la chica aún se encontraba allí. Uno de ellos salió del grupo y se acercó caminando hasta mí. Yo lo espere en mi lugar, sin haberme movido un centímetro desde que la chica se había ido, pero justo antes de que pudiera darme alcance algo en el suelo pareció llamar su atención. Mire en la misma dirección en la que él y note como allí, tirada en el suelo, estaba una de las llaves de la muchacha. Pensé en ir a buscarla, pero el afluente de gente no me dejaba cruzar. Cuando finalmente llegue al lugar donde estaba la llave, está ya no se encontraba allí- ¿Dónde se fue? -murmure mientras miraba alrededor, tratando de ver entre los pies de la gente, fuese a ser que la habían pateado.
Me quede unos pocos segundos más buscando la llave, hasta que el tráfico de gente disminuyo y pude ver mejor el suelo. Lamentablemente, la llave seguía sin estar por ningún lado- ¿Buscas esto, niño? -escuche una voz a la distancia, claramente dirigida a mí- Dile a la pechugona que se salvó esta vez, esta llave valdrá lo suficiente en el mercado negro como para comprar una buena lacryma -era el mismo sujeto de antes el que hablaba, parado unos metros delante de mí y con la llave en su mano, rodeado por su pequeña "pandilla": todos tipos peinados y vestidos de igual forma, la única diferencia entre unos y otros era el color de sus chaquetas. La banda del arcoíris podrían llamarse.
Dicho aquello, el sujeto dio media vuelta y se largó a correr, siendo seguido por sus "secuaces". Yo, por otro lado, no pude acercarme a tiempo pues había mucha gente viniendo por ese lado, dificultándome el pasar. Además de que, bueno, era notorio que varías personas no me dejaban pasar a propósito- Joder... -susurre mientras sentía como las heridas de mi espalda ardían por un segundo, para luego cerrarse de forma anormalmente rápida, sin dejar siquiera rastro de ellas. Debía encontrar a esos sujetos rápido, arrebatarles la llave y devolvérsela a la chica, aunque... era más fácil pensarlo que hacerlo. Con la poca amabilidad con la que me trataba la gente allí me sería bastante difícil salir de aquella zona, hasta estaba dudando si podía siquiera moverme entre los constantes empujones.
Alex Zeik- Rango A
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Edad : 26
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
No entendía a la gente que se complicaba la vida sin motivo aparente y aquel chico lo había hecho. No tenía nada más que hablar, no había nada más que hacer allí, él era un peligro, aquello estaba claro y yo no tenía tiempo que perder con gente peligrosa. Bueno sí, estaba en un parque de atracciones y estaba perdiendo el tiempo, así que no entendía porqué me quejaba. Sin embargo, no iba a perder el tiempo con aquel chico, no iría a ningún sitio a que me “pagase por lo sucedido”. Así pues, decidí que lo mejor era irme de allí y seguir con mi misión personal.
Había decidido que lo mejor era irme de la feria y seguir a lo mío, pero pasó lo peor que podía pasarme… ¡¡Había perdido mi llave de Auriga!! No podía irme sin ella, por dos motivos: el primero, le tenía un cariño especial pues había sido mi primera llave y con la que había descubierto mi poder y, por otro lado, ¡¡era mi medio de transporte!! Así pues, decidí volver sobre mis pasos y buscar el lugar donde había sido atropellada. No tardé casi nada en llegar, en el lugar había menos gente que antes. Fue la primera vez que me percaté del gran surco del suelo soltando un silbido de sorpresa. Suspiré con cierta resignación y me acerqué al final del surco.
-¿Dónde estará? -pregunté mirando al suelo y buscando algo pequeño y brillante- no puede estar muy lejos…
Algo me hizo mirar hacia el gentío y pude ver que un grupo de chicos se alejaban del lugar corriendo. Me quedé mirándolos y pude ver que uno de ellos llevaba algo plateado y brillante en su mano. Entrecerré los ojos molesta.
-¡¡Eh!! -grité mirando hacia ellos- ¡¡esa llave es mía!!
Sin esperar a nada ni a nadie, salí corriendo tras ellos. El gentío se acumulaba por todos lados y no me dejaban pasar apenas, pero poco a poco me hice paso entre ellos para llegar hasta el último lugar en el que había visto a aquellos tipos. Al llegar hasta dicho lugar, miré nuevamente en su búsqueda y los vi a lo lejos. Apreté los puños y volví a correr con los tonfa listos para disparar si era necesario.
-¡¡Eh tú!! -le dije al que llevaba la llave- devuélveme mi llave… -dije molesta.
-Pero si es la pechugona de antes… -dijo de forma burlona acercándose a mí mostrándome la llave-. ¿La quieres? -se la guardó- pues ven a buscarla -se rió de malas maneras.
-No me hagas utilizarlos… -dije acomodando las armas-, no soy precisamente mala con ellas… no tardaría en darte en toda la…
Pero no terminé de hablar cuando uno de ellos me había desarmado y me agarraba de los brazos con fuerza. El que parecía el líder se me acercó y me arrancó el resto de llaves del cinturón mientras yo me movía tratando de soltarme.
-Gracias por las llaves, guapa -dijo guardándoselas también-, haré buenos negocios en el mercado negro -volvió a reírse.
-Como me suelte te cortaré las manos -dije totalmente molesta antes de que me diera un puñetazo en el estómago.
-No me importa que seas una chica -dijo con tono molesto-, no tengo problemas en zurrar a quien sea necesario.
Me quedé allí colgada de los brazos del tipo y doblada tratando de recuperar el aliento por semejante golpe. Aquel tipo no sabía qué había hecho, si consiguiera soltarme, se acordaría de quién era yo, lo juraba por mi vida entera.
Había decidido que lo mejor era irme de la feria y seguir a lo mío, pero pasó lo peor que podía pasarme… ¡¡Había perdido mi llave de Auriga!! No podía irme sin ella, por dos motivos: el primero, le tenía un cariño especial pues había sido mi primera llave y con la que había descubierto mi poder y, por otro lado, ¡¡era mi medio de transporte!! Así pues, decidí volver sobre mis pasos y buscar el lugar donde había sido atropellada. No tardé casi nada en llegar, en el lugar había menos gente que antes. Fue la primera vez que me percaté del gran surco del suelo soltando un silbido de sorpresa. Suspiré con cierta resignación y me acerqué al final del surco.
-¿Dónde estará? -pregunté mirando al suelo y buscando algo pequeño y brillante- no puede estar muy lejos…
Algo me hizo mirar hacia el gentío y pude ver que un grupo de chicos se alejaban del lugar corriendo. Me quedé mirándolos y pude ver que uno de ellos llevaba algo plateado y brillante en su mano. Entrecerré los ojos molesta.
-¡¡Eh!! -grité mirando hacia ellos- ¡¡esa llave es mía!!
Sin esperar a nada ni a nadie, salí corriendo tras ellos. El gentío se acumulaba por todos lados y no me dejaban pasar apenas, pero poco a poco me hice paso entre ellos para llegar hasta el último lugar en el que había visto a aquellos tipos. Al llegar hasta dicho lugar, miré nuevamente en su búsqueda y los vi a lo lejos. Apreté los puños y volví a correr con los tonfa listos para disparar si era necesario.
-¡¡Eh tú!! -le dije al que llevaba la llave- devuélveme mi llave… -dije molesta.
-Pero si es la pechugona de antes… -dijo de forma burlona acercándose a mí mostrándome la llave-. ¿La quieres? -se la guardó- pues ven a buscarla -se rió de malas maneras.
-No me hagas utilizarlos… -dije acomodando las armas-, no soy precisamente mala con ellas… no tardaría en darte en toda la…
Pero no terminé de hablar cuando uno de ellos me había desarmado y me agarraba de los brazos con fuerza. El que parecía el líder se me acercó y me arrancó el resto de llaves del cinturón mientras yo me movía tratando de soltarme.
-Gracias por las llaves, guapa -dijo guardándoselas también-, haré buenos negocios en el mercado negro -volvió a reírse.
-Como me suelte te cortaré las manos -dije totalmente molesta antes de que me diera un puñetazo en el estómago.
-No me importa que seas una chica -dijo con tono molesto-, no tengo problemas en zurrar a quien sea necesario.
Me quedé allí colgada de los brazos del tipo y doblada tratando de recuperar el aliento por semejante golpe. Aquel tipo no sabía qué había hecho, si consiguiera soltarme, se acordaría de quién era yo, lo juraba por mi vida entera.
Elie Valentine- Rango D
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Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Mi paciencia poco a poco estaba llegando a su límite, el constante golpe de las personas que cruzaban hacía mí, que intencionalmente chocaban sus hombros con los míos para tirarme hacía atrás y que no pudiera avanzar hacia donde quería. Apreté los dientes con molestia cuando, como gota que rebalso el vaso, un sujeto corpulento se me paro en frente, frenándome completamente. El muy idiota fingía estar perdido, mirando alrededor como si buscara una señal o a alguien entre el tumulto de gente, pero era claro que lo único que quería era frenarme todo lo posible, hasta freno su mirada en mi por un segundo, sonriendo de forma ladina antes de continuar con su actuación.
- ¿Hermano? ¿Dónde se fue mi hermano del alma? ¡Hazme señales de humo! -hasta lo que decía no tenía sentido, solo era una mera tapadera para que no fuera TAN obvio que lo que buscaba en realidad era no dejarme avanzar ni un paso más.
- Oye -lo llame, pero él no me prestó atención, solo continuo con su acting, hablando aún más fuerte para disimular el hecho de no estar presando nada de atención a mis palabras. La gente a nuestro alrededor comenzaba a reírse entre dientes, divertidos por el molesto numerito que se estaba armando aquel sujeto. Yo, cansado y consciente de que aquel tipo no me dejaría pasar sin importar lo que dijera, quise darle una última oportunidad para hacerse a un lado- En serio, debo cruzar -dije en un tono levemente más alto, de forma que fuera imposible no escucharme.
- ¡¿Que pasa hermano?! ¡¿La tía nos llama?! ¡Pues corre cabron! ¡Vaya a ser que... Heck!! -se tuvo que morder la lengua cuando hundí mi puño derecho en su estómago, sacándole todo el aire de los pulmones por la fuerza del golpe. El sujeto callo de rodillas al piso, apoyando ambas manos sobre su estómago en un vago intento de recuperar el aire mientras su rostro se ponía más rojo que mi cabello y a jadeos intentaba respirar.
- Si, corre cabron, que viene la tía -susurre al cruzar a su lado, pasando de largo y echando a correr ya con el camino despejado, pues después de ver aquello nadie más quiso ponérseme en frente hasta que no salí del tumulto de gente, viendo a lo lejos a los sujetos que se habían llevado la llave reunidos detrás de uno de los juegos del parque. Me acerque rápidamente a ellos, notando en el camino como la muchacha también estaba allí. Observe lo sucedido, como la desarmaban y arrebataban el resto de llaves, apurando el paso para llegar antes de que pudieran hacerle lago. Lamentablemente no fui lo suficientemente rápido, y me toco ser testigo de cómo la muchacha recibía un puñetazo directo en el estómago. Apreté los dientes con fuerza, frunciendo notoriamente el ceño mientras sentía como un creciente sentimiento de enojo y rabia se apoderaba de mí.
Estando aún a una distancia considerable, pero que no tardaría mucho en cortar, extendí ambos brazos a los lados, sin dejar de correr. Las llamas se encendieron en ambos, cubriéndose de estas hasta que comenzaron a arremolinarse en la contra palma de cada una de mis manos, tomando la forma de cruces de ocho puntas hechas enteramente de fuego negro- ¡Renryū no Kuronojūjika! -medio grite mientras abanicaba mi brazo derecho hacía adelante, liberando la cruz que se encontraba pegada a este, la cual salió disparada a gran velocidad contra aquel que había golpeado a la muchacha. El impacto de la cruz de fuego causaría una explosión, quizás una no muy grande, pero con la suficiente fuerza como para tirar al sujeto al suelo y quemar al menos su ropa- Soltadla, ahora -dije al llegar cerca de aquel grupo, frenándome y mirando a todos los presentes, exceptuando a la chica, con una expresión de odio puro mientras las llamas cubrían mi cuerpo entero y la cruz que aún esperaba pegada a mi mano izquierda giraba con brutalidad- A menos que quieran terminar hechos barbacoa -enmarque mis palabras apretando mis puños con fuerza y acrecentando la intensidad de mis llamas. O esos tipos la soltaban, o estaba preparado para dejarlos con quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo.
- ¿Hermano? ¿Dónde se fue mi hermano del alma? ¡Hazme señales de humo! -hasta lo que decía no tenía sentido, solo era una mera tapadera para que no fuera TAN obvio que lo que buscaba en realidad era no dejarme avanzar ni un paso más.
- Oye -lo llame, pero él no me prestó atención, solo continuo con su acting, hablando aún más fuerte para disimular el hecho de no estar presando nada de atención a mis palabras. La gente a nuestro alrededor comenzaba a reírse entre dientes, divertidos por el molesto numerito que se estaba armando aquel sujeto. Yo, cansado y consciente de que aquel tipo no me dejaría pasar sin importar lo que dijera, quise darle una última oportunidad para hacerse a un lado- En serio, debo cruzar -dije en un tono levemente más alto, de forma que fuera imposible no escucharme.
- ¡¿Que pasa hermano?! ¡¿La tía nos llama?! ¡Pues corre cabron! ¡Vaya a ser que... Heck!! -se tuvo que morder la lengua cuando hundí mi puño derecho en su estómago, sacándole todo el aire de los pulmones por la fuerza del golpe. El sujeto callo de rodillas al piso, apoyando ambas manos sobre su estómago en un vago intento de recuperar el aire mientras su rostro se ponía más rojo que mi cabello y a jadeos intentaba respirar.
- Si, corre cabron, que viene la tía -susurre al cruzar a su lado, pasando de largo y echando a correr ya con el camino despejado, pues después de ver aquello nadie más quiso ponérseme en frente hasta que no salí del tumulto de gente, viendo a lo lejos a los sujetos que se habían llevado la llave reunidos detrás de uno de los juegos del parque. Me acerque rápidamente a ellos, notando en el camino como la muchacha también estaba allí. Observe lo sucedido, como la desarmaban y arrebataban el resto de llaves, apurando el paso para llegar antes de que pudieran hacerle lago. Lamentablemente no fui lo suficientemente rápido, y me toco ser testigo de cómo la muchacha recibía un puñetazo directo en el estómago. Apreté los dientes con fuerza, frunciendo notoriamente el ceño mientras sentía como un creciente sentimiento de enojo y rabia se apoderaba de mí.
Estando aún a una distancia considerable, pero que no tardaría mucho en cortar, extendí ambos brazos a los lados, sin dejar de correr. Las llamas se encendieron en ambos, cubriéndose de estas hasta que comenzaron a arremolinarse en la contra palma de cada una de mis manos, tomando la forma de cruces de ocho puntas hechas enteramente de fuego negro- ¡Renryū no Kuronojūjika! -medio grite mientras abanicaba mi brazo derecho hacía adelante, liberando la cruz que se encontraba pegada a este, la cual salió disparada a gran velocidad contra aquel que había golpeado a la muchacha. El impacto de la cruz de fuego causaría una explosión, quizás una no muy grande, pero con la suficiente fuerza como para tirar al sujeto al suelo y quemar al menos su ropa- Soltadla, ahora -dije al llegar cerca de aquel grupo, frenándome y mirando a todos los presentes, exceptuando a la chica, con una expresión de odio puro mientras las llamas cubrían mi cuerpo entero y la cruz que aún esperaba pegada a mi mano izquierda giraba con brutalidad- A menos que quieran terminar hechos barbacoa -enmarque mis palabras apretando mis puños con fuerza y acrecentando la intensidad de mis llamas. O esos tipos la soltaban, o estaba preparado para dejarlos con quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo.
- Técnica utilizada:
- ► Nombre de la técnica: Cruz negra del dragón del purgatorio (Renryū no Kuronojūjika)
► Descripción: Hechizo de mediana y larga distancia. El usuario concentra una gran cantidad de llamas en sus manos, la cuales van tomando la forma de dos cruces de ocho puntas que comienzan a girar violentamente delante de sus palmas. Estas cruces de fuego pueden ser lanzadas a enemigos a distancias medianas y largas, ya que se desplazan a una velocidad increíble y al impactar generan una explosión que puede causar daños leves y quemaduras en quien la reciba.
► Limitaciones: Solo se pueden efectuar dos lanzamientos, uno por mano. Requiere de dos turnos de recarga antes de volver a utilizarse.
► Activa/Pasiva: Activa
Alex Zeik- Rango A
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Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
No había nada que me molestase más que el hecho de que me robasen, bueno quizás lo que más me molestaba era saber que no sabía nada de nada de mi vida, pero después de eso, lo que menos me gustaba era que me quitasen lo que era mío. Además, por mucho que el dichoso espíritu de aquella llave fuera tan sumamente arrogante y estúpido, seguía siendo mi primer compañero y quién me había enseñado que era capaz de utilizar aquella magia tan especial y bonita.
Tenía más que claro que iba a luchar con uñas y dientes contra ellos, que les dispararía con los tonfa pistola si fuera necesario, es más las tenía listas para atacar, pero uno de los tíos me desarmó con nada. En otra ocasión no hubiera bajado tanto la guardia, pero estaba molesta por el robo de mis llaves. Entre una cosa y otra, acabé con el puño del jefe en el estómago haciéndome bastante daño, tanto que me había quedado totalmente doblada.
No sabría decir en qué momento de aquel regodeo por parte del abusón aquel, unas llamas negras lo golpearon y lo hicieron caer al suelo. Entonces oí una voz y levanté la cabeza para mirarle: se trataba del chico de antes, de aquel que me había atropellado y me había llevado a rastras por el suelo. Lo miré por entre mi cabello que lo tenía por la cara.
-Te arrepentirás -dijo el que me tenía sujeta que en ese momento me soltó dejando que cayera al suelo de rodillas mientras trataba de reponerme-. Verás lo que es bueno -se encaró con el pelirrojo.
-Estúpido… -murmuré mientras agarraba mis tonfa pistola que estaban en el suelo- eres un estúpido… -dije poniéndome en pie lentamente mientras él se giraba para mirarme y tan rápidamente como pude, junté las dos manos uniendo las armas y le golpeé en la cara con ellas dejándolo KO, miré al chico y me giré hacia el jefe que se había levantado y se había alejado un poco, todavía tenía a tres tipos delante de él-. Devuélveme mis llaves… -dije molesta-, o ninguno volverá a ver a su madre… -sí, estaba enfadada y enfadada de verdad.
Tenía más que claro que iba a luchar con uñas y dientes contra ellos, que les dispararía con los tonfa pistola si fuera necesario, es más las tenía listas para atacar, pero uno de los tíos me desarmó con nada. En otra ocasión no hubiera bajado tanto la guardia, pero estaba molesta por el robo de mis llaves. Entre una cosa y otra, acabé con el puño del jefe en el estómago haciéndome bastante daño, tanto que me había quedado totalmente doblada.
No sabría decir en qué momento de aquel regodeo por parte del abusón aquel, unas llamas negras lo golpearon y lo hicieron caer al suelo. Entonces oí una voz y levanté la cabeza para mirarle: se trataba del chico de antes, de aquel que me había atropellado y me había llevado a rastras por el suelo. Lo miré por entre mi cabello que lo tenía por la cara.
-Te arrepentirás -dijo el que me tenía sujeta que en ese momento me soltó dejando que cayera al suelo de rodillas mientras trataba de reponerme-. Verás lo que es bueno -se encaró con el pelirrojo.
-Estúpido… -murmuré mientras agarraba mis tonfa pistola que estaban en el suelo- eres un estúpido… -dije poniéndome en pie lentamente mientras él se giraba para mirarme y tan rápidamente como pude, junté las dos manos uniendo las armas y le golpeé en la cara con ellas dejándolo KO, miré al chico y me giré hacia el jefe que se había levantado y se había alejado un poco, todavía tenía a tres tipos delante de él-. Devuélveme mis llaves… -dije molesta-, o ninguno volverá a ver a su madre… -sí, estaba enfadada y enfadada de verdad.
Elie Valentine- Rango D
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Fecha de inscripción : 30/09/2015
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
La rabia me consumía, y no era para menos, aquellos sujetos habían golpeado a aquella chica sin siquiera importarles que se trataba de, eso, una chica. ¿Pero qué clase de hombre golpea a una mujer? Y más de aquella manera tan bruta. Desde pequeño se me había inculcado la idea de que una mujer no debe ser golpeada por un hombre, bajo ningún concepto, y ver aquello fue más que suficiente para dejar ir rápidamente la amabilidad y encarar a aquellos sujetos con la clara idea de dejarlos, si no muertos, con pocas posibilidades de poder volver a levantar una mano siquiera.
Aquel sujeto que sostenía a la muchacha se apresuró a encararme, luego de un segundo que le tomo darse cuenta de la situación. Grave error de su parte, pues apenas la dejo libre aquella chica tomo un par de Tonfas que había en el suelo y antes de que nadie pudiera hacer nada dejo K.O.
Sonreí ladino al verlo caer, centrando mi mirada en los tres sujetos restantes- Menos palabras... -murmure mientras las llamas cubrían mis brazos hasta el codo, tomando la forma de cabezas de dragón que mantenían las fauces abiertas dejando ver mi puño cerrado entre ellas- ¡Y más golpes! -me abalance a toda velocidad contra uno de los sujetos que se encontraba parado a un lado de quien tenía las llaves, llegando rápidamente junto a este para lanzar mi puño derecho directo contra su rostro. Al impactar, el golpe generaría una explosión lo suficientemente fuerte como para dejarlo bastante desorientado, y ya con el golpe de mi otro puño terminaría por sepultar a aquel idiota en el suelo.
Si las cosas salían como planeaba aquel tipo tenía que quedar fuera de combate y con graves quemaduras en todo el cuerpo, y yo con mis brazos apagados terminaría parado a su lado, en medio de un cráter humeante. Con esos tipos descarte la opción de hablar al momento de ver como golpeaban a la chica, entonces ya solo tenía una sola idea de qué hacer con ellos: Dejarlos magullados.
Levantaría la cabeza un segundo después para mirar alrededor, esperando localizar rápidamente a los otros dos sujetos y a la chica. No los dejaría escapar, y mucho menos que golpearan de nuevo a la muchacha. Una vena resaltaba levemente en mi frente por mi expresión de rabia, buscando con mi único ojo visible al siguiente que terminaría con la cabeza hundida en el suelo.
Aquel sujeto que sostenía a la muchacha se apresuró a encararme, luego de un segundo que le tomo darse cuenta de la situación. Grave error de su parte, pues apenas la dejo libre aquella chica tomo un par de Tonfas que había en el suelo y antes de que nadie pudiera hacer nada dejo K.O.
Sonreí ladino al verlo caer, centrando mi mirada en los tres sujetos restantes- Menos palabras... -murmure mientras las llamas cubrían mis brazos hasta el codo, tomando la forma de cabezas de dragón que mantenían las fauces abiertas dejando ver mi puño cerrado entre ellas- ¡Y más golpes! -me abalance a toda velocidad contra uno de los sujetos que se encontraba parado a un lado de quien tenía las llaves, llegando rápidamente junto a este para lanzar mi puño derecho directo contra su rostro. Al impactar, el golpe generaría una explosión lo suficientemente fuerte como para dejarlo bastante desorientado, y ya con el golpe de mi otro puño terminaría por sepultar a aquel idiota en el suelo.
Si las cosas salían como planeaba aquel tipo tenía que quedar fuera de combate y con graves quemaduras en todo el cuerpo, y yo con mis brazos apagados terminaría parado a su lado, en medio de un cráter humeante. Con esos tipos descarte la opción de hablar al momento de ver como golpeaban a la chica, entonces ya solo tenía una sola idea de qué hacer con ellos: Dejarlos magullados.
Levantaría la cabeza un segundo después para mirar alrededor, esperando localizar rápidamente a los otros dos sujetos y a la chica. No los dejaría escapar, y mucho menos que golpearan de nuevo a la muchacha. Una vena resaltaba levemente en mi frente por mi expresión de rabia, buscando con mi único ojo visible al siguiente que terminaría con la cabeza hundida en el suelo.
- Técnica utilizada:
- ► Nombre de la técnica: Mordisco del dragón del purgatorio (Renryū no Hitokuchi)
► Descripción: Hechizo de corta y mediana distancia el cual, al utilizarlo, los antebrazos y puños del usuario se cubren de llamas negras de gran intensidad, las cuales toman la forma de la cabeza de un dragón de ojos rojos con la mandíbula abierta. El ataque se puede efectuar de dos maneras: La primera, golpeando al rival directamente, momento en el cual la mandíbula de la cabeza de dragón se cierra y genera una poderosa explosión que causa daños medios y quemaduras en el objetivo; y la segunda, en la cual el usuario lanza el puñetazo al aire y las llamas se despegan de su brazo, viajando a gran velocidad contra su objetivo, manteniendo la forma de la cabeza de un dragón y dejando una estela de fuego detrás. Al impactar generan el mismo efecto que al ser utilizadas en cuerpo a cuerpo.
► Limitaciones: Al activar esta técnica se pueden efectuar dos golpes/disparos, uno por cada brazo, y la misma no necesita ser lanzada de inmediato, sino que se puede esperar al menos un turno con la técnica activada pero sin utilizarla. Luego de este turno las llamas desaparecen. Requiere de dos turnos de recarga antes de volver a utilizarse.
► Activa/Pasiva: Activa
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Si algo había que aprender en la vida es que nunca puedes darle la espalda a alguien que está enfadado y, para colmo, está armado. Y menos cuando sabe utilizar bien las armas que le acompañen. Así le fue al tipo que me estaba sujetando, que acabó en el suelo, posiblemente con varios dientes menos y un chichón bastante feo. A mí nadie me golpeaba y se quedaba tan ancho.
Me encaré a los tipos que quedaban y miré al pelirrojo que también estaba enfrentándolos. Juraría que estaba molesto de verdad y, francamente, no entendía el motivo si no nos conocíamos de nada. La cuestión es que vi su brazo y retrocedí levemente para no salir mal parada como iban a salir aquellos tipos. Y así fue, uno de los tipos acabó bastante mal. De modo que solo quedaban dos y el jefe.
-Mi turno -murmuré con una sonrisa un tanto perversa.
Dicho aquello me lancé corriendo hacia los tipos, tan rápidamente como pude, golpeé a uno del mismo modo que había golpeado al primero y, antes de que pudiera reaccionar, le puse ambos cañones al otro en el pecho para disparar de tal manera que no acabaría muerto, pero sí muy malherido.
-Devuélveme mis llaves -dije muy molesta al jefe que se había quedado solo y nos miraba con cierto horror en los ojos-. Con él he sido benevolente, pero contigo no lo seré -solté con un tono demasiado cruel.
Estaba harta, odiaba que los hombres se pensasen mejor que las mujeres por ser más grandes y fuertes, pero conmigo había topado con una roca tremenda que no se dejaba de nada ni de nadie.
Me encaré a los tipos que quedaban y miré al pelirrojo que también estaba enfrentándolos. Juraría que estaba molesto de verdad y, francamente, no entendía el motivo si no nos conocíamos de nada. La cuestión es que vi su brazo y retrocedí levemente para no salir mal parada como iban a salir aquellos tipos. Y así fue, uno de los tipos acabó bastante mal. De modo que solo quedaban dos y el jefe.
-Mi turno -murmuré con una sonrisa un tanto perversa.
Dicho aquello me lancé corriendo hacia los tipos, tan rápidamente como pude, golpeé a uno del mismo modo que había golpeado al primero y, antes de que pudiera reaccionar, le puse ambos cañones al otro en el pecho para disparar de tal manera que no acabaría muerto, pero sí muy malherido.
-Devuélveme mis llaves -dije muy molesta al jefe que se había quedado solo y nos miraba con cierto horror en los ojos-. Con él he sido benevolente, pero contigo no lo seré -solté con un tono demasiado cruel.
Estaba harta, odiaba que los hombres se pensasen mejor que las mujeres por ser más grandes y fuertes, pero conmigo había topado con una roca tremenda que no se dejaba de nada ni de nadie.
Elie Valentine- Rango D
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 30/09/2015
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
En una rápida maniobra la muchacha había acabado con dos más de os sujetos, dejando solamente al que parecía ser el líder del ya inexistente grupo, y a quien le tenía un resentimiento especial al ser testigo de cómo había golpeado a la chica minutos antes. En sus ojos podía ver el terror de saberse derrotado, si no lo acababa la chica lo haría yo, pero no sin antes arrebatarle las llaves que le reclamaban.
- Me quedare con eso... -susurre al moverme rápidamente hasta quedar a espadas del sujeto, arrebatándole las llaves de un manotazo. Seguido de esto, le lance las llaves a su dueña y de un rodillazo al estómago hice que el sujeto se doblara, cayendo de rodillas al suelo mientras se sostenía el estómago, tratando en vano de recuperar el aliento- Llamare a las autoridades del lugar para que se encarguen de ti, por el momento, te quedaras aquí -y sin más, impacte mi puño derecho contra su nuca, arrebatándole el conocimiento al instante antes de voltear en dirección a la muchacha de cabellos castaños.- Lamento haber tardado tanto.. -era consciente de que si me hubiera apurado un poco más el golpe pudo ser evitado, y por ello me disculpaba.- Iré a buscar a los de seguridad del lugar, nos veremos -me despedí en lo que iba corriendo hacia el parque, donde buscaría a los encargados de la seguridad. Los sujetos estaban todos noqueados así que tenía tiempo para hacerlo.
- Me quedare con eso... -susurre al moverme rápidamente hasta quedar a espadas del sujeto, arrebatándole las llaves de un manotazo. Seguido de esto, le lance las llaves a su dueña y de un rodillazo al estómago hice que el sujeto se doblara, cayendo de rodillas al suelo mientras se sostenía el estómago, tratando en vano de recuperar el aliento- Llamare a las autoridades del lugar para que se encarguen de ti, por el momento, te quedaras aquí -y sin más, impacte mi puño derecho contra su nuca, arrebatándole el conocimiento al instante antes de voltear en dirección a la muchacha de cabellos castaños.- Lamento haber tardado tanto.. -era consciente de que si me hubiera apurado un poco más el golpe pudo ser evitado, y por ello me disculpaba.- Iré a buscar a los de seguridad del lugar, nos veremos -me despedí en lo que iba corriendo hacia el parque, donde buscaría a los encargados de la seguridad. Los sujetos estaban todos noqueados así que tenía tiempo para hacerlo.
Alex Zeik- Rango A
- Mensajes : 278
Fecha de inscripción : 02/08/2015
Edad : 26
Re: ¡¡Quiero divertirme!! [Priv. Alex]
Me estaba enfadando mucho y había acabado con otros dos de los tipos. El primero había caído bastante fácilmente, pero el segundo había optado por agarrar a su compañero y largarse de allí como alma que lleva el diablo. Así pues, solo quedaba uno de aquellos estúpidos, el jefe, el que me había golpeado como un bruto. Pero para cuando quise enfrentarlo a él, el pelirrojo había recuperado mis llaves y me las había lanzado. Las agarré al vuelo y sonreí con cierta dulzura al recuperarlas, mientras él dejaba KO al último de los tipos.
-No ha pasado nada -respondí tranquilamente-, pero he de agradecerte el haberme ayudado...
El joven pelirrojo se fue a buscar a los de seguridad y me quedé allí sola con los ladrones. Suspiré, me acerqué al jefe para patearle en el estómago y me fui hacia la salida del parque. Sería mejor volver al gremio y descansar que el día había sido muy movidito, demasiado. Así pues, salí del parque de atracciones y, tras invocar a Auriga, volvimos hacia el gremio de las Mermaid Heels.
-No ha pasado nada -respondí tranquilamente-, pero he de agradecerte el haberme ayudado...
El joven pelirrojo se fue a buscar a los de seguridad y me quedé allí sola con los ladrones. Suspiré, me acerqué al jefe para patearle en el estómago y me fui hacia la salida del parque. Sería mejor volver al gremio y descansar que el día había sido muy movidito, demasiado. Así pues, salí del parque de atracciones y, tras invocar a Auriga, volvimos hacia el gremio de las Mermaid Heels.
Elie Valentine- Rango D
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 30/09/2015
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