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Las imágenes usadas aquí (editadas) son del foro, básica mente nos pertenece de está manera, si lo tomas es robo, puedes tomarlas de algún lado y hacer tu propias modificaciones, ¡Se autentico!, las tablillas usadas del foro también son de Shoei a excepciones las que salgan tablillas con otro crédito que no sean de él.
Agradecemos también a FA (ForoActivo) sin ellos no hubiera posible esto ¡GRACIAS!.
No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
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No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Levy estaba acostumbrada a ser la jefa, al menos de su equipo particular en Fairy Tail. Y cuando todo se descontrolaba en el gremio, sabían que ella estaba allí. Cada vez que pensaba en Fairy Tail, recordaba a sus miembros como simbióticos en aquellos momentos de desastre inminente y en cierto modo, perfectos. Incluso de esa forma tan caótica que tenían de hacer las cosas, que era como su sello personal.
Ahora era una más en funciones, y a la larga lista de personas que estaban por encima de ella se encontraba uno: Gajeel. Le acababan de notificar que tenían una misión para su escuadrón, pero el cabeza de serie estaba ausente, por alguna razón. Levy no dudó en disculpar a su compañero, antes de prometer que estaría ahí en seguida. Para asegurarse, salió de la sala de reunión, dirigiéndose lo más rápido que pudo a las habitaciones del Dragon Slayer. Por el camino no oyó ningún ruido, ningún grito, ninguna pelea. Su trabajo allí tenía mucho más que ver con sus habilidades que lo que había hecho en Fairy Tail con anterioridad, pero echaba de menos tener que interceder en sus berridos y puños amenazantes, por absurdo que pudiera parecer. Sentía que empezaba a ponerse nostálgica sin motivo a aparente de nuevo, y que no tenía motivos para ello. A fin de cuentas no estaba mal allí, ¿no? Y tenía a Gajeel...
-¿Gajeel?-Levy se quedó escuchando pegada a la puerta, temiendo que estuviera dormido. Se arriesgó a llamar a la puerta con el puño- Gajeel, ¿estás despierto? Por lo visto un gremio ha provocado un alboroto y necesitan que vayamos. Pero antes tienes que hacer acto de presencia. ¡Gajeel!
Pegó un grito, sospechando que sí se había quedado dormido. Sacudió la cabeza, exasperada, aunque no molesta en realidad. Su única emergencia era conocer el nombre del gremio en problemas. Si era Fairy Tail, ella se encargaría de que les dieran el encargo a ellos. Así podrían ir a ver a sus amigos y soliviantar el asunto sin hacerles ningún mal. Si tardaban mucho, tal vez se lo dieran a algún otro escuadrón y la cosa no fuera tan bien...Pero confiaba en que Gajeel hubiera pispado su mensaje a la primera.
Ahora era una más en funciones, y a la larga lista de personas que estaban por encima de ella se encontraba uno: Gajeel. Le acababan de notificar que tenían una misión para su escuadrón, pero el cabeza de serie estaba ausente, por alguna razón. Levy no dudó en disculpar a su compañero, antes de prometer que estaría ahí en seguida. Para asegurarse, salió de la sala de reunión, dirigiéndose lo más rápido que pudo a las habitaciones del Dragon Slayer. Por el camino no oyó ningún ruido, ningún grito, ninguna pelea. Su trabajo allí tenía mucho más que ver con sus habilidades que lo que había hecho en Fairy Tail con anterioridad, pero echaba de menos tener que interceder en sus berridos y puños amenazantes, por absurdo que pudiera parecer. Sentía que empezaba a ponerse nostálgica sin motivo a aparente de nuevo, y que no tenía motivos para ello. A fin de cuentas no estaba mal allí, ¿no? Y tenía a Gajeel...
-¿Gajeel?-Levy se quedó escuchando pegada a la puerta, temiendo que estuviera dormido. Se arriesgó a llamar a la puerta con el puño- Gajeel, ¿estás despierto? Por lo visto un gremio ha provocado un alboroto y necesitan que vayamos. Pero antes tienes que hacer acto de presencia. ¡Gajeel!
Pegó un grito, sospechando que sí se había quedado dormido. Sacudió la cabeza, exasperada, aunque no molesta en realidad. Su única emergencia era conocer el nombre del gremio en problemas. Si era Fairy Tail, ella se encargaría de que les dieran el encargo a ellos. Así podrían ir a ver a sus amigos y soliviantar el asunto sin hacerles ningún mal. Si tardaban mucho, tal vez se lo dieran a algún otro escuadrón y la cosa no fuera tan bien...Pero confiaba en que Gajeel hubiera pispado su mensaje a la primera.
Levy McGarden- Rango E
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
En los últimos meses, para bien o para mal, el mundo mágico estaba más que tranquilo. Y el único hecho preocupante, el gremio oscuro Avatar, estaba controlado gracias a Gray Fullbuster, así que no había nada de lo que tuviese que preocuparse un miembro del Consejo Mágico, mucho menos si pertenecía a la Unidad de Detención Forzosa, como era el caso de Gajeel.
Así que solía pasar los días durmiendo o peleando con Pantherlily fuera del recinto del Consejo Mágico, para no perder la costumbre y, por qué negarlo, para darle un pequeño dolor de cabeza a Levy. Era bastante divertido ver lo mucho que se preocupaba por mantener las peleas del Dragon Slayer y el Exceed en secreto, y lo mucho que se esforzaban los dos en hacerlas más escandalosas. Y precisamente venían de una.
La piel de Gajeel estaba hecha un desastre, como de costumbre, y tenía algún que otro agujero en la ropa de entrenar: una camiseta sin mangas y uno pantalones anchos. Porque una cosa era molestar a la peliazul con sus peleas y otra muy distinta romper la ropa del Consejo Mágico.
Pero una vez más, una travesura se presentó fácil delante de su puerta, así que... bueno, allá iba. Intentó que la respiración no le delatara demasiado y comenzó a andar hacia la víctima.
—Señorita McGarden... —Carraspeó, intentando llamar la atención de la chica.— me temo que no esperábamos este comportamiento en usted. Gritando en medio de los pasillos... —Chasqueó la lengua, dejando claro que alguien debería estar totalmente decepcionado por su actitud, y entonces se le escapó una de sus particulares carcajadas.
—Muy mal, enana. Ni siquiera yo voy por ahí gritando el nombre de nadie.—Se apartó el sudor de la frente y aprovechó para peinarse un poco.— Mucho menos cuando hay rumores sobre ese alguien. ¡¿No te da vergüenza haberme arañado de esta manera!? —Sabía cómo iba a reaccionar, y eso era aún más divertido.— ¿Y para qué me buscabas a estas horas? No es como si hubiese prometido que iba a ayudarte a llevar libros... otra vez. —Refunfuñó lo último, porque parecía que aquella era su única labor en el Consejo últimamente.
Así que solía pasar los días durmiendo o peleando con Pantherlily fuera del recinto del Consejo Mágico, para no perder la costumbre y, por qué negarlo, para darle un pequeño dolor de cabeza a Levy. Era bastante divertido ver lo mucho que se preocupaba por mantener las peleas del Dragon Slayer y el Exceed en secreto, y lo mucho que se esforzaban los dos en hacerlas más escandalosas. Y precisamente venían de una.
La piel de Gajeel estaba hecha un desastre, como de costumbre, y tenía algún que otro agujero en la ropa de entrenar: una camiseta sin mangas y uno pantalones anchos. Porque una cosa era molestar a la peliazul con sus peleas y otra muy distinta romper la ropa del Consejo Mágico.
Pero una vez más, una travesura se presentó fácil delante de su puerta, así que... bueno, allá iba. Intentó que la respiración no le delatara demasiado y comenzó a andar hacia la víctima.
—Señorita McGarden... —Carraspeó, intentando llamar la atención de la chica.— me temo que no esperábamos este comportamiento en usted. Gritando en medio de los pasillos... —Chasqueó la lengua, dejando claro que alguien debería estar totalmente decepcionado por su actitud, y entonces se le escapó una de sus particulares carcajadas.
—Muy mal, enana. Ni siquiera yo voy por ahí gritando el nombre de nadie.—Se apartó el sudor de la frente y aprovechó para peinarse un poco.— Mucho menos cuando hay rumores sobre ese alguien. ¡¿No te da vergüenza haberme arañado de esta manera!? —Sabía cómo iba a reaccionar, y eso era aún más divertido.— ¿Y para qué me buscabas a estas horas? No es como si hubiese prometido que iba a ayudarte a llevar libros... otra vez. —Refunfuñó lo último, porque parecía que aquella era su única labor en el Consejo últimamente.
Gajeel Redfox- Rango E
- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Levy aguardó, las manos sobre las caderas y expresión firme, preparada para probablemente discutir sobre las actitudes y su forma de trabajar para el Consejo, sobre qué era apropiado o no, en un ciclo sin fin y sin sentido que desde luego no les llevaría al lugar al que tenían que acudir rápidamente.
Pero cuando abrió la puerta y vio a Gajeel, de repente dejó de saber qué hacer. LLevaba la ropa rota, y su aspecto no era mucho mejor. Pero antes de poner el grito en el cielo, fue la expresión de su compañero lo que hizo que instintivamente tragara saliva y diera un paso atrás.
-Eh...-Era cierto, acababa de alzar la voz más de lo debido. Le empezó a arder la cara, notando cómo se estaba poniendo roja sin remedio. Entonces se empezó a reír, y Levy le dirigió una expresión de lo más furibunda.
-¿QUE YO QUÉE?-volvió a alzar la voz sin querer, indignada.-¿Cómo te atreves? ¿Has vuelto a estar peleándote con Patherlily, verdad?-dirigió la mirada a los lados, rezando por que no hubiera nadie por allí cerca. ¿Qué pensarían si les vieran actuando así?
-¿Que para qué te busco? Mientras yo estaba en una reunión esperando a que aparecieras, tú estabas...-volvió a mirarle de arriba a abajo, sin poderse creer tan pocas formas- ¡Dios sabe haciendo qué!
Exasperada, alzó los ojos al techo, tratando de controlarse.
-Tienes 5 minutos para estar presentable y disponible para venir conmigo. Vamos.-volvió a mirarle, totalmente seria. Espero unos segundos antes de añadir, en voz más baja- Y sí que me lo prometiste.
Pero cuando abrió la puerta y vio a Gajeel, de repente dejó de saber qué hacer. LLevaba la ropa rota, y su aspecto no era mucho mejor. Pero antes de poner el grito en el cielo, fue la expresión de su compañero lo que hizo que instintivamente tragara saliva y diera un paso atrás.
-Eh...-Era cierto, acababa de alzar la voz más de lo debido. Le empezó a arder la cara, notando cómo se estaba poniendo roja sin remedio. Entonces se empezó a reír, y Levy le dirigió una expresión de lo más furibunda.
-¿QUE YO QUÉE?-volvió a alzar la voz sin querer, indignada.-¿Cómo te atreves? ¿Has vuelto a estar peleándote con Patherlily, verdad?-dirigió la mirada a los lados, rezando por que no hubiera nadie por allí cerca. ¿Qué pensarían si les vieran actuando así?
-¿Que para qué te busco? Mientras yo estaba en una reunión esperando a que aparecieras, tú estabas...-volvió a mirarle de arriba a abajo, sin poderse creer tan pocas formas- ¡Dios sabe haciendo qué!
Exasperada, alzó los ojos al techo, tratando de controlarse.
-Tienes 5 minutos para estar presentable y disponible para venir conmigo. Vamos.-volvió a mirarle, totalmente seria. Espero unos segundos antes de añadir, en voz más baja- Y sí que me lo prometiste.
Levy McGarden- Rango E
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
No esperaba mucho menos de la tímida y recatada Levy McGarden, a decir verdad, pero haber conseguido que se pusiese así y que volviese a gritar era mucho más satisfactorio que tener a Pantherlily en el suelo pidiéndole un momento para recuperarse. Pero la peliazul parecía no aprender sobre los primeros comentarios de Gajeel, así que quizá tendría que recordarle que no tenía que dejar tantos huecos abiertos en sus frases.
—Oh, vamos, deja de gritar. ¿Primero no me dejas dormir en toda la noche y ahora esto? —Se llevó una mano a la cabeza, como si de verdad no hubiese podido pegar ojo. Se lo estaba pasando en grande, aunque no dudaba que todo esto se lo iba a devolver, de una forma u otra.
—¿Pantherlily? Ese gatucho no podría ni tocarme aunque estuviese durmiendo, en cambio, tú... —Volvió a su sonrisa burlesca, porque aunque Levy le hubiese pillado no iba a admitirlo, y mucho menos si con un par de insinuaciones conseguía molestarla hasta aquel punto.— Y todo eso teniendo en cuenta lo pequeñita que eres y lo tímida que pareces.
Vale, vale. Cuando aparecía la palabra "reunión" las cosas se habían puesto serias. Soltó un suspiro de exasperación y puso los ojos de nuevo en la peliazul, con la sonrisa burlona ya borrada de su rostro.
—Te lo prometo tantas veces que ya ni siquiera me acuerdo. Dame un par de minutos y estaré fuera, a no ser que... —Era demasiado fácil, y el Dragon Slayer no podía contenerse ante un comentario tan fácil y tan molesto, así que aquel iba a ser el último ataque de la mañana.— quieras venir conmigo a... bueno, ayudarme. Soy muy torpe y seguro que ni siquiera sé vestirme solo. Ya has visto como me ha dejado la ropa una gatita enana.
Cerró la puerta tras él, seguro de que la provocación solo iba a dejar a su compañera estática en la puerta o, como mucho, con ganas de meterle un bofetón. La verdad es que agradecía tener a alguien que soportase, más o menos, sus bromas allí, porque Lily podía ser incluso más serio que la enana que le esperaba al otro lado de la puerta cuando estaban en una misión, cuando él era incluso más impulsivo si sabía que había algún enemigo cerca. Culpa de Metalicana, por supuesto, siempre tenía la excusa perfecta.
La ropa que tenía en su habitación no era muy distinta de la que ya llevaba puesta, aunque tampoco necesitaba mucho más. Solo necesitaba el abrigo del Consejo Mágico para ir donde se le necesitase, así que lo demás no importaba mucho. Una camiseta oscura sin mangas, pantalones aún más oscuros, unas botas y el dichoso abrigo colgando de los hombros. Todo listo para abrir la puerta y ver qué necesitaba la enana de un bruto como él.
Y, obviamente, ella seguía allí cuando abrió la puerta. No es como si esperase que se hubiese ido, pero, simplemente, era satisfactorio saber que le esperaba.
—Cuando volvamos te ayudaré con tus dichosos libros, pero a cambio me tienes que dar un tornillo. O... algo de hierro con tus escrituras. Hace tiempo que no como nada decente. —Se puso al lado de su compañera, esperando a que emprendiese la marcha y le pusiese al día sobre lo que había pasado en la maldita y aburrida reunión.
—Oh, vamos, deja de gritar. ¿Primero no me dejas dormir en toda la noche y ahora esto? —Se llevó una mano a la cabeza, como si de verdad no hubiese podido pegar ojo. Se lo estaba pasando en grande, aunque no dudaba que todo esto se lo iba a devolver, de una forma u otra.
—¿Pantherlily? Ese gatucho no podría ni tocarme aunque estuviese durmiendo, en cambio, tú... —Volvió a su sonrisa burlesca, porque aunque Levy le hubiese pillado no iba a admitirlo, y mucho menos si con un par de insinuaciones conseguía molestarla hasta aquel punto.— Y todo eso teniendo en cuenta lo pequeñita que eres y lo tímida que pareces.
Vale, vale. Cuando aparecía la palabra "reunión" las cosas se habían puesto serias. Soltó un suspiro de exasperación y puso los ojos de nuevo en la peliazul, con la sonrisa burlona ya borrada de su rostro.
—Te lo prometo tantas veces que ya ni siquiera me acuerdo. Dame un par de minutos y estaré fuera, a no ser que... —Era demasiado fácil, y el Dragon Slayer no podía contenerse ante un comentario tan fácil y tan molesto, así que aquel iba a ser el último ataque de la mañana.— quieras venir conmigo a... bueno, ayudarme. Soy muy torpe y seguro que ni siquiera sé vestirme solo. Ya has visto como me ha dejado la ropa una gatita enana.
Cerró la puerta tras él, seguro de que la provocación solo iba a dejar a su compañera estática en la puerta o, como mucho, con ganas de meterle un bofetón. La verdad es que agradecía tener a alguien que soportase, más o menos, sus bromas allí, porque Lily podía ser incluso más serio que la enana que le esperaba al otro lado de la puerta cuando estaban en una misión, cuando él era incluso más impulsivo si sabía que había algún enemigo cerca. Culpa de Metalicana, por supuesto, siempre tenía la excusa perfecta.
La ropa que tenía en su habitación no era muy distinta de la que ya llevaba puesta, aunque tampoco necesitaba mucho más. Solo necesitaba el abrigo del Consejo Mágico para ir donde se le necesitase, así que lo demás no importaba mucho. Una camiseta oscura sin mangas, pantalones aún más oscuros, unas botas y el dichoso abrigo colgando de los hombros. Todo listo para abrir la puerta y ver qué necesitaba la enana de un bruto como él.
Y, obviamente, ella seguía allí cuando abrió la puerta. No es como si esperase que se hubiese ido, pero, simplemente, era satisfactorio saber que le esperaba.
—Cuando volvamos te ayudaré con tus dichosos libros, pero a cambio me tienes que dar un tornillo. O... algo de hierro con tus escrituras. Hace tiempo que no como nada decente. —Se puso al lado de su compañera, esperando a que emprendiese la marcha y le pusiese al día sobre lo que había pasado en la maldita y aburrida reunión.
Gajeel Redfox- Rango E
- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Gajeel seguía dando el espectáculo, y a cada palabra que añadía ella se iba poniendo más colorada. Se puso las manos en las mejillas, sintiendo el calor que desprendían, y haciéndola sentir más avergonzada. ¿Por qué decía aquellas cosas? Por suerte no había nadie por allí, ¿pero y si aparecía?
-Eres idiota. Rematadamente idiota...¡Idiota!-desesperada, le intentó hacer callar a base de puñetazos en el torso, porque no llegaba a darle en la cara, como hubiera sido su deseo. Miraba al suelo, para que no pudiera deleitarse al verla así, a pesar de saber que sus puñetazos no le hacían nada. Como esperaba, nada de eso sirvió, pero no quería seguir alzando la voz, y contuvo para sí una retahíla de comentarios. Cuando le insinuó que entrara a ayudarle. se quedó en el sitio, repentinamente pálida.
-Vete-fue todo lo que pudo decir, pero Gajeel ya estaba entrando, con cara de estar pasándoselo de muerte a su costa.
"Le odio"
Pero en realidad no era así. Cuando hubo cerrado la puerta, Levy se apoyó contra la pared más cercana, llevándose una mano a la frente. Una parte de ella pensaba que estando allí Gajeel y ella serían...Más cercanos, que estarían más unidos. Pero en lugar de eso, el gigantón sólo parecía querer usarla de diana para sus bromas. A veces se preguntaba qué estaba esperando de él exactamente.
Soltó un gruñido de frustración, pero se aseguro de poner su expresión más indiferente cuando Gajeel salió de nuevo de su habitación. Parecía satisfecho de ver que seguía ahí, pero trató de evitar cambiar su expresión echando a andar por delante de él.
-Lo que sea-contestó a su petición, con el mismo tono indiferente.
En seguida él se puso a su lado, por supuesto. Ella tenía que dar dos pasos para hacer uno de él, y uno de los dos tenía que acomodar su ritmo para no dejar al otro atrás.
-La reunión...-intentó centrarse. Sus pensamientos se habían ido lejísimos de la reunión. Gajeel solía tener ese efecto en ella.- Un gremio está dando problemas, y necesitan que alguien vaya a comprobar qué pasa. Tal vez, implementar el castigo necesario. Si ese gremio fuera Fairy Tail...-miró a Gajeel, dejando transmitir su propia preocupación- Bueno, yo...Me gustaría que fuésemos nosotros los que fuéramos allí, si fuera el caso.
Si ellos iban podrían suavizar cualquier castigo, si es que llegaba a realizarse. Si no estaban llegando demasiado tarde.
-Eres idiota. Rematadamente idiota...¡Idiota!-desesperada, le intentó hacer callar a base de puñetazos en el torso, porque no llegaba a darle en la cara, como hubiera sido su deseo. Miraba al suelo, para que no pudiera deleitarse al verla así, a pesar de saber que sus puñetazos no le hacían nada. Como esperaba, nada de eso sirvió, pero no quería seguir alzando la voz, y contuvo para sí una retahíla de comentarios. Cuando le insinuó que entrara a ayudarle. se quedó en el sitio, repentinamente pálida.
-Vete-fue todo lo que pudo decir, pero Gajeel ya estaba entrando, con cara de estar pasándoselo de muerte a su costa.
"Le odio"
Pero en realidad no era así. Cuando hubo cerrado la puerta, Levy se apoyó contra la pared más cercana, llevándose una mano a la frente. Una parte de ella pensaba que estando allí Gajeel y ella serían...Más cercanos, que estarían más unidos. Pero en lugar de eso, el gigantón sólo parecía querer usarla de diana para sus bromas. A veces se preguntaba qué estaba esperando de él exactamente.
Soltó un gruñido de frustración, pero se aseguro de poner su expresión más indiferente cuando Gajeel salió de nuevo de su habitación. Parecía satisfecho de ver que seguía ahí, pero trató de evitar cambiar su expresión echando a andar por delante de él.
-Lo que sea-contestó a su petición, con el mismo tono indiferente.
En seguida él se puso a su lado, por supuesto. Ella tenía que dar dos pasos para hacer uno de él, y uno de los dos tenía que acomodar su ritmo para no dejar al otro atrás.
-La reunión...-intentó centrarse. Sus pensamientos se habían ido lejísimos de la reunión. Gajeel solía tener ese efecto en ella.- Un gremio está dando problemas, y necesitan que alguien vaya a comprobar qué pasa. Tal vez, implementar el castigo necesario. Si ese gremio fuera Fairy Tail...-miró a Gajeel, dejando transmitir su propia preocupación- Bueno, yo...Me gustaría que fuésemos nosotros los que fuéramos allí, si fuera el caso.
Si ellos iban podrían suavizar cualquier castigo, si es que llegaba a realizarse. Si no estaban llegando demasiado tarde.
Levy McGarden- Rango E
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
¿Un gremio dando problemas? Sí, sonaba por completo a Fairy Tail. ¡Ahora podía detener al estúpido de Natsu y torturarle con su música tanto como le apeteciese! Era el plan perfecto, ¿por qué la enana no había ido a contárselo antes? La odiaría si no fuese porque era la única persona que no le trataba como un trozo de carne (metalizada) que solo sabe dar puñetazos. Sí, se pasaba el día burlándose de ella y haciéndola rabiar, pero esa era su forma de demostrar cariño... más o menos. Aunque no parecía muy efectiva, por el poco ímpetu de su compañera cuando le prometió ayudarla con los libros.
—Y si vamos nosotros, quieres que solo les demos una advertencia, ¿verdad? —Aunque fuese verdad que era un saco de músculos, también era capaz de pensar un poco, y sabía que Levy no querría que les pasase nada malo a sus compañeros de gremio. Él... bueno, solo querría divertirse un poco con Natsu.— No te culpo, yo también echo de menos a esos brutos.
Solía esperar que Levy fuese corriendo tras él, solo por la diferencia en el tamaño de sus piernas, pero visto que de verdad empezaba a estar molesta, fue él el que cedió esta vez, andando a un ritmo que hasta una persona tan bajita podía mantener. Gajeel no era detallista, pero aquel gesto no le costaba nada, ni siquiera un poco de esfuerzo, y sabía que iba a agradecérselo.
—Lo siento por lo de antes. A veces me paso con las bromas, lo sé. —Incluso le puso una mano en el hombro, porque de verdad que aquella vez se había pasado más que en todas las bromas que le había hecho desde que se conocían.— Pero eres la única persona que no parece llevar un palo metido ahí abajo. Así que para compensarlo... ¿qué te parece si te invito a comer por el camino?
Para una vez que tenía algo de dinero, tenía que aprovecharlo para disculparse con ella. Porque, le gustase o no, Levy le había salvado tantas veces como él la había salvado a ella, y le debía más cosas de las que le gustaría admitir a un hombretón como él. Además, solo era una comida, nada más. No es como si la hubiese invitado a salir ni nada por el estilo, aunque todo aquel paseo hasta donde estuviese el gremio casi podría parecer una cita.
—Y... ahm... ¡no creas que voy a dejar de gastarte bromas! —Le encantaba comportarse como un crío después de estar un tiempo serio. Necesitaba compensar la seriedad y gritar así en medio de un lugar tan serio era bastante gratificante.— Que seas mi mejor amiga y mi compañera solo te convierte en el mejor blanco para gastar bromas.
Mejor amiga y compañera no eran precisamente los términos que mejor definían la relación que mantenía con la peliazul, pero como no estaba del todo seguro de qué era aquello, prefirió dejarlo en lo más cercano que conocía, esperando que quizá ella tuviese un poco más claro que es lo que eran.
—Además... —Apartó la mirada hacia una pared. Blanca y aburrida, aunque al menos la pared no iba a reírse de él por lo que iba a decir.— estás muy bonita cuando te sonrojas. Y tus "puñetazos" en el pecho son un buen masaje, enana. Y ahora... —Carraspeó un poco antes de devolver la mirada a su sitio original.— ¿vas a llevarme a la reunión o vamos a ir a un sitio más privado?
Definitivamente, aquel hombre no podía pasar ni diez minutos sin gastar una broma, y la pequeña miembro del Consejo iba a tener que seguir aguantándolo, como mínimo, hasta que llegasen a aquella reunión.
—Y si vamos nosotros, quieres que solo les demos una advertencia, ¿verdad? —Aunque fuese verdad que era un saco de músculos, también era capaz de pensar un poco, y sabía que Levy no querría que les pasase nada malo a sus compañeros de gremio. Él... bueno, solo querría divertirse un poco con Natsu.— No te culpo, yo también echo de menos a esos brutos.
Solía esperar que Levy fuese corriendo tras él, solo por la diferencia en el tamaño de sus piernas, pero visto que de verdad empezaba a estar molesta, fue él el que cedió esta vez, andando a un ritmo que hasta una persona tan bajita podía mantener. Gajeel no era detallista, pero aquel gesto no le costaba nada, ni siquiera un poco de esfuerzo, y sabía que iba a agradecérselo.
—Lo siento por lo de antes. A veces me paso con las bromas, lo sé. —Incluso le puso una mano en el hombro, porque de verdad que aquella vez se había pasado más que en todas las bromas que le había hecho desde que se conocían.— Pero eres la única persona que no parece llevar un palo metido ahí abajo. Así que para compensarlo... ¿qué te parece si te invito a comer por el camino?
Para una vez que tenía algo de dinero, tenía que aprovecharlo para disculparse con ella. Porque, le gustase o no, Levy le había salvado tantas veces como él la había salvado a ella, y le debía más cosas de las que le gustaría admitir a un hombretón como él. Además, solo era una comida, nada más. No es como si la hubiese invitado a salir ni nada por el estilo, aunque todo aquel paseo hasta donde estuviese el gremio casi podría parecer una cita.
—Y... ahm... ¡no creas que voy a dejar de gastarte bromas! —Le encantaba comportarse como un crío después de estar un tiempo serio. Necesitaba compensar la seriedad y gritar así en medio de un lugar tan serio era bastante gratificante.— Que seas mi mejor amiga y mi compañera solo te convierte en el mejor blanco para gastar bromas.
Mejor amiga y compañera no eran precisamente los términos que mejor definían la relación que mantenía con la peliazul, pero como no estaba del todo seguro de qué era aquello, prefirió dejarlo en lo más cercano que conocía, esperando que quizá ella tuviese un poco más claro que es lo que eran.
—Además... —Apartó la mirada hacia una pared. Blanca y aburrida, aunque al menos la pared no iba a reírse de él por lo que iba a decir.— estás muy bonita cuando te sonrojas. Y tus "puñetazos" en el pecho son un buen masaje, enana. Y ahora... —Carraspeó un poco antes de devolver la mirada a su sitio original.— ¿vas a llevarme a la reunión o vamos a ir a un sitio más privado?
Definitivamente, aquel hombre no podía pasar ni diez minutos sin gastar una broma, y la pequeña miembro del Consejo iba a tener que seguir aguantándolo, como mínimo, hasta que llegasen a aquella reunión.
Gajeel Redfox- Rango E
- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
-Exacto.
Levy se alegró de que no hicieran falta más explicaciones. A pesar de que a veces entre ellos sentía que era como intentar juntar dos piezas distintas de un puzzle, sus sentimientos hacia Fairy Tail eran iguales e inmutables.
-Serán unos brutos, pero son nuestros brutos.
Esbozó una pequeña sonrisa al decir eso, una pequeña concesión a su compañero después de que la tratara así. Por una vez no tuvo que correr, si no que fue él quién acomodó su paso al de ella. No solía hacerlo, ya que el gigantón no solía ser consciente de que no todo el mundo tenía su misma longitud de piernas, y se lo agradeció. Caray, cuando ya pensaba que podía odiarle...
Notó de repente la mano de Gajeel en su hombro, tensándola unos segundos por la sorpresa. Pero sólo era él, disculpándose por gastarla bromas así. Se relajó inmediatamente, volviendo a sonreír.
-Sí, no es mala idea...Para arreglarlo conmigo, quiero decir. Además, empiezo a tener hambre.
En realidad no era así, pero a pesar de todo no podía decir que no a pasar un rato más a solas con Gajeel, aunque él nunca fuera a invitarle a una cita ni nada por el estilo. Si no le sacaba de quicio antes.
-Ah, ¿sí?- Así que para él sólo era una amiga y compañera...Era bueno saberlo, aunque una parte de Levy sufrió una pequeña decepción al oírlo- ¡Entonces tal vez ya no quiera ser tu amiga nunca más!
Aceleró el paso, repentinamente nerviosa, mientras se cruzaba de brazos. A veces desearía ser algo más que una amiga para aquel bruto, pero era incapaz de insinuárselo directamente. Aún así, fue más rápido para que no pudiera leer la expresión de su rostro. Sus siguientes palabras le hicieron pararse de golpe y mirarle directamente mientras hablaba. Él no la estaba mirando a ella, claro, lo cual era mejor porque sus palabras la estaban haciendo sonrojar terriblemente. ¿En serio pensaba que era bonita?
-Tú...¿Qué?- ¿A un sitio más privado? ¡En qué momento había pensado...!-Tú...¡TÚ ERES INCORREGIBLE!
Esta vez se ahorró el intentar hacerle algún daño físico, y directamente tras soltar aquello echó a andar lo más rápido que le permitieron sus piernas, lejos de él. Por un momento quiso desaparecer, y ni pensar en el camino a solas que le quedaba con él hasta Fairy Tail.
"Estúpido bruto, no sé ni por que yo le...Oh, ¡da igual!"
Estaba enfadada consigo misma, por caer de esa forma en sus trampas. Mientras que él seguro que sólo quería invitarla a comer para ahogarla en una sopa o algo por el estilo.
Levy se alegró de que no hicieran falta más explicaciones. A pesar de que a veces entre ellos sentía que era como intentar juntar dos piezas distintas de un puzzle, sus sentimientos hacia Fairy Tail eran iguales e inmutables.
-Serán unos brutos, pero son nuestros brutos.
Esbozó una pequeña sonrisa al decir eso, una pequeña concesión a su compañero después de que la tratara así. Por una vez no tuvo que correr, si no que fue él quién acomodó su paso al de ella. No solía hacerlo, ya que el gigantón no solía ser consciente de que no todo el mundo tenía su misma longitud de piernas, y se lo agradeció. Caray, cuando ya pensaba que podía odiarle...
Notó de repente la mano de Gajeel en su hombro, tensándola unos segundos por la sorpresa. Pero sólo era él, disculpándose por gastarla bromas así. Se relajó inmediatamente, volviendo a sonreír.
-Sí, no es mala idea...Para arreglarlo conmigo, quiero decir. Además, empiezo a tener hambre.
En realidad no era así, pero a pesar de todo no podía decir que no a pasar un rato más a solas con Gajeel, aunque él nunca fuera a invitarle a una cita ni nada por el estilo. Si no le sacaba de quicio antes.
-Ah, ¿sí?- Así que para él sólo era una amiga y compañera...Era bueno saberlo, aunque una parte de Levy sufrió una pequeña decepción al oírlo- ¡Entonces tal vez ya no quiera ser tu amiga nunca más!
Aceleró el paso, repentinamente nerviosa, mientras se cruzaba de brazos. A veces desearía ser algo más que una amiga para aquel bruto, pero era incapaz de insinuárselo directamente. Aún así, fue más rápido para que no pudiera leer la expresión de su rostro. Sus siguientes palabras le hicieron pararse de golpe y mirarle directamente mientras hablaba. Él no la estaba mirando a ella, claro, lo cual era mejor porque sus palabras la estaban haciendo sonrojar terriblemente. ¿En serio pensaba que era bonita?
-Tú...¿Qué?- ¿A un sitio más privado? ¡En qué momento había pensado...!-Tú...¡TÚ ERES INCORREGIBLE!
Esta vez se ahorró el intentar hacerle algún daño físico, y directamente tras soltar aquello echó a andar lo más rápido que le permitieron sus piernas, lejos de él. Por un momento quiso desaparecer, y ni pensar en el camino a solas que le quedaba con él hasta Fairy Tail.
"Estúpido bruto, no sé ni por que yo le...Oh, ¡da igual!"
Estaba enfadada consigo misma, por caer de esa forma en sus trampas. Mientras que él seguro que sólo quería invitarla a comer para ahogarla en una sopa o algo por el estilo.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
—¡LEVY! —No le gustaba tener que tratarla como si fuese una niña pequeña, aunque por estatura lo pareciese. No era su padre, y mucho menos iba a hacerle de niñera estando en el Consejo Mágico.
En fin... daba igual, porque no iba a llegar muy rápido con esas piernecitas y corriendo de aquella forma, aunque era bastante divertido verla correr así, intentando huir de él por la enésima broma que le había gastado desde... bueno, desde después de haberla casi secuestrado, ese era un buen punto de partida, la verdad.
Siguió andando un rato, y su compañera no aparecía por ningún sitio, lo que era bastante raro, debido a la longitud de las piernas y a la velocidad a la que estaba intentando ir su compañera.
—¡Levy! ¡Ya no tiene gracia! —¿Qué? Hasta él tenía derecho a preocuparse, y más aún por ella. No la había apartado de Jet y Droy por gusto o porque no le gustase la antigua compañía de la chica, que también, pero no era la razón principal.— ¿Qué? ¿No quieres ser mi amiga? ¡PUES VALE!
Iba a seguir andando hasta que la encontrase, o la muy idiota le saltase en la espalda como un maldito mono y se agarrase o cualquiera de las cosas estúpidamente adorables que hacía la peliazul.
Llevaba las manos en los bolsillos, pero estaba preparado para cualquier movimiento, y teniendo en cuenta que no podía estar muy lejos, lo más probable es que apareciese por detrás, y tenía el cebo perfecto para hacer salir a alguien del calibre de Levy McGarden.
—Muy bien, no vengas. ¿Sabes qué? Mejor. —Estaba elevando la voz lo suficiente para que le escuchase, estuviese donde estuviese.— Me iré a comer solo y luego a Fairy Tail, y les diré que no querías venir porque ya no les necesitabas. Seguro que tu querida Lu-chan no estará muy feliz de oír algo así.
Geehee. Una de sus risitas solo para que la escuchase él y para esperar a que la presa saliese de su escondite. No entendía muy bien por qué se había ido en primer lugar, pero bueno, casi nunca entendía por qué hacía las cosas la única persona a la que podía seguir protegiendo con su propia vida.
¿De verdad iba a tener que decirle que para ella era algo más que una amiga? Iba a tener que torturarle para ello, y lo tenía claro si pretendía que se rindiese rápido ante una enana peliazul y adorable y... vale, sí. Igual le gustaba un poquito más de lo que le gustaría admitir delante de cualquier persona.
—Pásatelo bien en el Consejo rodeada de viejos que no te van a mirar ni a la cara. No me eches mucho de menos, enana.
¿En serio iba a dejar que se fuese sin más? Pues menuda amiga y compañera y todo era. Iba a esperar allí solo un minuto más y luego se iba a ir. Ya le había dado la opción de ir con él, ¡incluso le había prometido invitarla a comer! Era casi como una cita, así que no sé, ¿qué esperaba de él? ¿Que se le declarase en medio del camino con un anillo o algo? Parecía que ni le conociese ya.
En fin... daba igual, porque no iba a llegar muy rápido con esas piernecitas y corriendo de aquella forma, aunque era bastante divertido verla correr así, intentando huir de él por la enésima broma que le había gastado desde... bueno, desde después de haberla casi secuestrado, ese era un buen punto de partida, la verdad.
Siguió andando un rato, y su compañera no aparecía por ningún sitio, lo que era bastante raro, debido a la longitud de las piernas y a la velocidad a la que estaba intentando ir su compañera.
—¡Levy! ¡Ya no tiene gracia! —¿Qué? Hasta él tenía derecho a preocuparse, y más aún por ella. No la había apartado de Jet y Droy por gusto o porque no le gustase la antigua compañía de la chica, que también, pero no era la razón principal.— ¿Qué? ¿No quieres ser mi amiga? ¡PUES VALE!
Iba a seguir andando hasta que la encontrase, o la muy idiota le saltase en la espalda como un maldito mono y se agarrase o cualquiera de las cosas estúpidamente adorables que hacía la peliazul.
Llevaba las manos en los bolsillos, pero estaba preparado para cualquier movimiento, y teniendo en cuenta que no podía estar muy lejos, lo más probable es que apareciese por detrás, y tenía el cebo perfecto para hacer salir a alguien del calibre de Levy McGarden.
—Muy bien, no vengas. ¿Sabes qué? Mejor. —Estaba elevando la voz lo suficiente para que le escuchase, estuviese donde estuviese.— Me iré a comer solo y luego a Fairy Tail, y les diré que no querías venir porque ya no les necesitabas. Seguro que tu querida Lu-chan no estará muy feliz de oír algo así.
Geehee. Una de sus risitas solo para que la escuchase él y para esperar a que la presa saliese de su escondite. No entendía muy bien por qué se había ido en primer lugar, pero bueno, casi nunca entendía por qué hacía las cosas la única persona a la que podía seguir protegiendo con su propia vida.
¿De verdad iba a tener que decirle que para ella era algo más que una amiga? Iba a tener que torturarle para ello, y lo tenía claro si pretendía que se rindiese rápido ante una enana peliazul y adorable y... vale, sí. Igual le gustaba un poquito más de lo que le gustaría admitir delante de cualquier persona.
—Pásatelo bien en el Consejo rodeada de viejos que no te van a mirar ni a la cara. No me eches mucho de menos, enana.
¿En serio iba a dejar que se fuese sin más? Pues menuda amiga y compañera y todo era. Iba a esperar allí solo un minuto más y luego se iba a ir. Ya le había dado la opción de ir con él, ¡incluso le había prometido invitarla a comer! Era casi como una cita, así que no sé, ¿qué esperaba de él? ¿Que se le declarase en medio del camino con un anillo o algo? Parecía que ni le conociese ya.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Era posible que hubiera encontrado un escondite perfecto en uno de los giros de aquel lugar. También era posible que hubiera dejado a Gajeel pasar de largo. ¿De qué otra forma iba a conseguir que no la siguiera, si en dos zancadas podía alcanzarla? Quería rumiar a solas su enfado, e intentar lidiar con sus sentimientos encontrados. Allí era Levy, miembro del Consejo de Magos, no una adolescente que hacía el tonto por...
Sacudió la cabeza, negándose a pensar más en ello. Era Levy McGarden, Miembro del Consejo de Magia, se volvió a repetir. Pero oía a Gajeel cerca de ella, y se descentró completamente, como siempre.
Sabía que intentaba de tenderle otra trampa. Le veía, buscándola cerca de donde estaba, pero incapaz de verla a ella. Se cruzó de brazos, decidida a no salir y dejarle ganar aquella vez. Ni aunque hablase de que no quería ser su amigo. Ni de su querida Lu-chan, a quien echaba muchísimo de menos. A todos, en realidad. ¿De verdad sería capaz de irse sin ella?
Se había prometido no reaccionar a las pullas de su compañero, pero aquel minuto que estuvo esperando fue una tortura. No podía creerse que se fuera a ir sin ella. ¡Se iba a ir sin ella! ¿Qué iba a hacer ella allí, sin él? No, no, no. No podía permitirlo. Además, ¿quién iba a cuidar de él? En el último momento salió de su escondite y se puso detrás de él, silenciosa, sutil. Al menos confiaba que se llevara un susto, como mínimo.
-¿Echarte yo de menos a ti?-un montón, en realidad, pero prefirió callarlo- ¿Y qué hay de lo que me echarás tú de menos a mí? Cuando te olvides de echarte protección para el sol y llegues a Fairy Tail más rojo que la cara de Cana después de su octava jarra, o cuando te metas en líos en el camino, por no hablar de lo capaz que eres de dejar al Consejo en mal lugar. ¡No puedo permitirlo! Es...Es mi responsabilidad evitar todo esto. Así que lo siento, tendré que ir contigo. No vas a librarte de mí tan fácilmente.
Intentó no mirarle, temerosa por su reacción. Podría haber dicho lo del sol como podía haber dicho cualquier cosa, ¿pero era consciente de lo descuidado que podía ser? Necesitaba a alguien como ella encima para...Bueno, para que no se perdiera en el camino. Pero él era un bruto idiota y simplemente no se daba cuenta...
Sacudió la cabeza, negándose a pensar más en ello. Era Levy McGarden, Miembro del Consejo de Magia, se volvió a repetir. Pero oía a Gajeel cerca de ella, y se descentró completamente, como siempre.
Sabía que intentaba de tenderle otra trampa. Le veía, buscándola cerca de donde estaba, pero incapaz de verla a ella. Se cruzó de brazos, decidida a no salir y dejarle ganar aquella vez. Ni aunque hablase de que no quería ser su amigo. Ni de su querida Lu-chan, a quien echaba muchísimo de menos. A todos, en realidad. ¿De verdad sería capaz de irse sin ella?
Se había prometido no reaccionar a las pullas de su compañero, pero aquel minuto que estuvo esperando fue una tortura. No podía creerse que se fuera a ir sin ella. ¡Se iba a ir sin ella! ¿Qué iba a hacer ella allí, sin él? No, no, no. No podía permitirlo. Además, ¿quién iba a cuidar de él? En el último momento salió de su escondite y se puso detrás de él, silenciosa, sutil. Al menos confiaba que se llevara un susto, como mínimo.
-¿Echarte yo de menos a ti?-un montón, en realidad, pero prefirió callarlo- ¿Y qué hay de lo que me echarás tú de menos a mí? Cuando te olvides de echarte protección para el sol y llegues a Fairy Tail más rojo que la cara de Cana después de su octava jarra, o cuando te metas en líos en el camino, por no hablar de lo capaz que eres de dejar al Consejo en mal lugar. ¡No puedo permitirlo! Es...Es mi responsabilidad evitar todo esto. Así que lo siento, tendré que ir contigo. No vas a librarte de mí tan fácilmente.
Intentó no mirarle, temerosa por su reacción. Podría haber dicho lo del sol como podía haber dicho cualquier cosa, ¿pero era consciente de lo descuidado que podía ser? Necesitaba a alguien como ella encima para...Bueno, para que no se perdiera en el camino. Pero él era un bruto idiota y simplemente no se daba cuenta...
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Parecía que sus dotes de perro de presa no habían fallado, y el cebo tampoco. Justo cuando estaba dispuesto a irse, aquel olorcillo dulce que siempre desprendía su mujer la idiota del pelo azul apareció detrás suya. Ventajas de ser un Dragon Slayer, una de tantas. Aunque una de las desventajas era que no podían utilizar ningún medio de transporte, aunque en aquel momento casi se alegraba, porque tenía un buen paseo para gastarle bromas a Levy.
—Lo primero... —Sopesó un segundo el hecho de que el maldito Salamander se pudiese reír de él, aunque solo sería un buen motivo para arrestarle, ahora que podía.— no me importa. Lo segundo, el problema sería de los que se metiesen en problemas conmigo. Y lo sabes. —Era fuerte. Él lo sabía, y ella también, ya que llevaban siendo compañeros prácticamente desde su entrada en el gremio.— Y lo tercero tampoco me importa. Pero si insistes... supongo que tendré que hacer de niñera.
Ahora era cuando tenía que negar que le gustase que ella, precisamente ella, se preocupase tanto por un bruto cabezota como él, ¿no? Bien. Llevaba el tiempo suficiente haciéndolo como para que incluso pareciese natural, así que solo tenía que seguir actuando como lo llevaba haciendo siempre. Pan comido... más o menos. Porque aquello de verdad que parecía una cita, aunque él mismo hubiese dicho que no era nada parecido a una.
—Dame la mano. —Se quedó mirándola un momento, esperando alguna de sus excusas tontas.— De hecho... me da igual lo que digas, así que voy a cogerla yo. —Le cogió la mano y la encerró dentro de la suya, sin llegar a apretar más de lo suficiente para asegurar que iba a seguir ahí.— Eres muy pequeña, y si voy mirando hacia delante no puedo verte, así que ni se te ocurra alejarte de mí.
Había intentado parecer un poco seco, aunque en el fondo solo quería llevarla de la mano porque era su compañera y no quería que se siguiese sintiendo mal a su lado, y nada más. Eso era todo. Ya está. No había ningún sentimiento oculto detrás de las acciones de Gajeel. En absoluto. Qué va.
—Y como se te ocurra contarle esto a alguien, vas a hacer el viaje de vuelta a caballito. —Ya no tenía necesidad de mirarla, porque su mano le daba la seguridad suficiente.— Y mi espalda no es un asiento muy cómodo con todas las perforaciones, y mucho menos si voy corriendo.
En realidad, hasta ella debía saber que no se atrevería a hacerle daño, pero nunca estaba de más una ligera amenaza camuflada como una declaración de intenciones.
—¿Qué? ¿No ibas a echarme de menos o algo? —Refunfuñó, porque había caído ahora en ese dato.— La próxima vez me iré sin esperarte. O... me iré con Lily. Y tú te quedarás aburrida con los libros y los viejos.
En orgullo ganaba él con creces, aunque sí, sí que iba a echarla de menos, incluso si su compañero de viaje era su Exceed. No era lo mismo un compañero de bromas, que una chica a la que gastarle bromas esperando que sea mínimamente cariñosa.
—Lo primero... —Sopesó un segundo el hecho de que el maldito Salamander se pudiese reír de él, aunque solo sería un buen motivo para arrestarle, ahora que podía.— no me importa. Lo segundo, el problema sería de los que se metiesen en problemas conmigo. Y lo sabes. —Era fuerte. Él lo sabía, y ella también, ya que llevaban siendo compañeros prácticamente desde su entrada en el gremio.— Y lo tercero tampoco me importa. Pero si insistes... supongo que tendré que hacer de niñera.
Ahora era cuando tenía que negar que le gustase que ella, precisamente ella, se preocupase tanto por un bruto cabezota como él, ¿no? Bien. Llevaba el tiempo suficiente haciéndolo como para que incluso pareciese natural, así que solo tenía que seguir actuando como lo llevaba haciendo siempre. Pan comido... más o menos. Porque aquello de verdad que parecía una cita, aunque él mismo hubiese dicho que no era nada parecido a una.
—Dame la mano. —Se quedó mirándola un momento, esperando alguna de sus excusas tontas.— De hecho... me da igual lo que digas, así que voy a cogerla yo. —Le cogió la mano y la encerró dentro de la suya, sin llegar a apretar más de lo suficiente para asegurar que iba a seguir ahí.— Eres muy pequeña, y si voy mirando hacia delante no puedo verte, así que ni se te ocurra alejarte de mí.
Había intentado parecer un poco seco, aunque en el fondo solo quería llevarla de la mano porque era su compañera y no quería que se siguiese sintiendo mal a su lado, y nada más. Eso era todo. Ya está. No había ningún sentimiento oculto detrás de las acciones de Gajeel. En absoluto. Qué va.
—Y como se te ocurra contarle esto a alguien, vas a hacer el viaje de vuelta a caballito. —Ya no tenía necesidad de mirarla, porque su mano le daba la seguridad suficiente.— Y mi espalda no es un asiento muy cómodo con todas las perforaciones, y mucho menos si voy corriendo.
En realidad, hasta ella debía saber que no se atrevería a hacerle daño, pero nunca estaba de más una ligera amenaza camuflada como una declaración de intenciones.
—¿Qué? ¿No ibas a echarme de menos o algo? —Refunfuñó, porque había caído ahora en ese dato.— La próxima vez me iré sin esperarte. O... me iré con Lily. Y tú te quedarás aburrida con los libros y los viejos.
En orgullo ganaba él con creces, aunque sí, sí que iba a echarla de menos, incluso si su compañero de viaje era su Exceed. No era lo mismo un compañero de bromas, que una chica a la que gastarle bromas esperando que sea mínimamente cariñosa.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Claro que sabía que el problema de meterse con el idiota que tanto quería de su compañero no era que no saliera indemne, porque a diferencia de los otros él claro que lo haría. La cosa es que siempre acababa liándola incluso así. Por algo Gajeel pertenecía a Fairy Tail, a fin de cuentas. En cualquier caso, estaba a punto de soltarle una charla sobre los mecanismos nocivos del sol en la piel y por qué debería importarle. O las formas en las que podría dejar mal al Consejo y cómo eso SÍ debería importarle. Pero no pudo hacer nada de eso, porque entonces él habló, y antes de que pudiera decir nada de nuevo volvió a quedarse estupefacta. De forma espontánea había tomado su mano entre las suyas. Un escalofrío la recorrió, o tal vez eran sus mejillas poniéndose más rojas que un volcán, o ta vez una mezcla de las dos cosas.
-No soy de cristal-dijo al fin, obviando su amenaza deliberadamente. No le miró, porque estaba fingiendo estar molesta cuando lo que sentía y quería hacer o decir en realidad distaba mucho de lo que estaba haciendo, y sabía que si le miraba perdería la compostura. Pero no quería que pensara en ella simplemente como algo frágil que había que cuidar. Así la veían las personas en general, y no quería que Gajeel la viera simplemente como el resto del mundo- Así que no tienes que ser mi niñera, ni preocuparte por si tu espalda es o no cómoda. Que lo es -añadió sin querer- Pero yo también soy capaz de protegerte a ti, ¿sabes? Aunque...Saber que estás aquí me...Me gusta.
¿Y ahora qué? Miró al suelo, repentinamente vergonzosa. Seguía agarrada de la mano a él, y le gustaba tanto esa sensación...Fuera cual fuera la excusa.
-¿Echarte de menos? Sólo a veces. O todo el tiempo-dijo la verdad, porque...pues porque quería. Y fingir lo contrario en aquel momento no le salía- Ahora, si prefieres irte sin mí...Aprenderé a superarlo.
Se mordió el labio, sin querer decir nada más. ¿Querría Gajeel irse sin ella? Esperaba que no. Seguramente no, ¿verdad? Pero con él había veces que era tan difícil saber cuándo iba en serio y cuándo sólo bromeaba que Levy empezaba a dudar.
-No soy de cristal-dijo al fin, obviando su amenaza deliberadamente. No le miró, porque estaba fingiendo estar molesta cuando lo que sentía y quería hacer o decir en realidad distaba mucho de lo que estaba haciendo, y sabía que si le miraba perdería la compostura. Pero no quería que pensara en ella simplemente como algo frágil que había que cuidar. Así la veían las personas en general, y no quería que Gajeel la viera simplemente como el resto del mundo- Así que no tienes que ser mi niñera, ni preocuparte por si tu espalda es o no cómoda. Que lo es -añadió sin querer- Pero yo también soy capaz de protegerte a ti, ¿sabes? Aunque...Saber que estás aquí me...Me gusta.
¿Y ahora qué? Miró al suelo, repentinamente vergonzosa. Seguía agarrada de la mano a él, y le gustaba tanto esa sensación...Fuera cual fuera la excusa.
-¿Echarte de menos? Sólo a veces. O todo el tiempo-dijo la verdad, porque...pues porque quería. Y fingir lo contrario en aquel momento no le salía- Ahora, si prefieres irte sin mí...Aprenderé a superarlo.
Se mordió el labio, sin querer decir nada más. ¿Querría Gajeel irse sin ella? Esperaba que no. Seguramente no, ¿verdad? Pero con él había veces que era tan difícil saber cuándo iba en serio y cuándo sólo bromeaba que Levy empezaba a dudar.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Geehee. Había conseguido ablandar a la gruñona del pelo azul, aunque solo solía ser gruñona cuando él la provocaba, pero de cierto modo, ya se había ganado esa fama para el grandullón, le gustase o no. Y le gustaba conseguir ablandarla, aunque solo fuese un poco, porque era satisfactorio de alguna manera el oír palabras bonitas de alguien que, por lo general, se preocupa más por el deber que por los sentimientos.
—Si fueses de cristal no te dejaría acercarte a nadie que pudiese ser una amenaza. —Que tampoco es que lo hubiese hecho nunca, excepto cuando fue él quien se acercó, pero nunca estaba de más recordarlo, menos ahora que parecía que la conversación en general era mucho más relajada y casi sentimental.— No seré tu niñera, de acuerdo. ¿Tú me proteges del sol y de mí mismo y yo a ti de los bandidos? ¿Te parece un trato? —¿Y a qué venía aquel ataque de sentimientos? Vale. Los dos habían dejado escapar un poco que estaban bien en compañía del otro, ¿pero aquello? Un leve sonrojó le coloreó el rostro, normalmente imperturbable o con una sonrisa más burlona que cualquier otra cosa.— ¡O-Oye! A mí también me gusta estar contigo... o algo así. —Se tenía que hacer el duro porque, por favor, era Gajeel Redfox, no era una colegiala que se iba sonrojando por las esquinas.
Aunque era cierto que siempre le había agradado la compañía de Levy, pero suponía que ella ya lo sabía, porque era la única persona a la que le preguntaba si quería acompañarle a alguna misión, y era la persona a la que siempre defendía, aunque estuviese a punto de morir y ni siquiera fuese una amenaza con la que ella no pudiese. Pero de todas formas, le sorprendió y agradó que la chica sintiese lo mismo por él. Era agradable, en cierto modo, lo de saber que una persona se sentía cómoda a tu lado.
—No sé cómo me echas de menos todo el tiempo si, además de pasarnos casi todo el día juntos, solo te gasto bromas. —La excusa perfecta para tener otra excusa si le preguntaba por qué estaba sonrojado, o al menos la mejor que se le ocurría.— Pero... bueno, yo también te echo de menos a ti. ¡Que no es que no pueda vivir sin ti! —Que en realidad más o menos sí, pero eso era algo mucho mayor de lo que estaban haciendo allí.— ¿Qué dices de irme sin ti? —Bufó, porque después de aquello ni siquiera podía entender a qué venía algo así.— Estoy consiguiendo que la persona que me gusta diga cosas buenas de mí en vez de gritarme, y aún así esperas que me vaya sin ella.
Eso era CASI como una confesión, pero si la miraba ahora solo iba a conseguir irse sin ella. Había sido bastante frío toda su vida como para ahora confesarle a alguien que le gustaba y no querer salir corriendo. Por suerte, aún la llevaba de la mano, así que esperaba que le contuviese si le daba por salir corriendo.
—Vamos a seguir andando. Todavía tengo que invitarte a comer y todo eso. —Carraspeó un poco al terminar, por primera y seguramente única vez, que el tema de conversación volviese a ser el trabajo y dejasen de ser ellos dos.
—Si fueses de cristal no te dejaría acercarte a nadie que pudiese ser una amenaza. —Que tampoco es que lo hubiese hecho nunca, excepto cuando fue él quien se acercó, pero nunca estaba de más recordarlo, menos ahora que parecía que la conversación en general era mucho más relajada y casi sentimental.— No seré tu niñera, de acuerdo. ¿Tú me proteges del sol y de mí mismo y yo a ti de los bandidos? ¿Te parece un trato? —¿Y a qué venía aquel ataque de sentimientos? Vale. Los dos habían dejado escapar un poco que estaban bien en compañía del otro, ¿pero aquello? Un leve sonrojó le coloreó el rostro, normalmente imperturbable o con una sonrisa más burlona que cualquier otra cosa.— ¡O-Oye! A mí también me gusta estar contigo... o algo así. —Se tenía que hacer el duro porque, por favor, era Gajeel Redfox, no era una colegiala que se iba sonrojando por las esquinas.
Aunque era cierto que siempre le había agradado la compañía de Levy, pero suponía que ella ya lo sabía, porque era la única persona a la que le preguntaba si quería acompañarle a alguna misión, y era la persona a la que siempre defendía, aunque estuviese a punto de morir y ni siquiera fuese una amenaza con la que ella no pudiese. Pero de todas formas, le sorprendió y agradó que la chica sintiese lo mismo por él. Era agradable, en cierto modo, lo de saber que una persona se sentía cómoda a tu lado.
—No sé cómo me echas de menos todo el tiempo si, además de pasarnos casi todo el día juntos, solo te gasto bromas. —La excusa perfecta para tener otra excusa si le preguntaba por qué estaba sonrojado, o al menos la mejor que se le ocurría.— Pero... bueno, yo también te echo de menos a ti. ¡Que no es que no pueda vivir sin ti! —Que en realidad más o menos sí, pero eso era algo mucho mayor de lo que estaban haciendo allí.— ¿Qué dices de irme sin ti? —Bufó, porque después de aquello ni siquiera podía entender a qué venía algo así.— Estoy consiguiendo que la persona que me gusta diga cosas buenas de mí en vez de gritarme, y aún así esperas que me vaya sin ella.
Eso era CASI como una confesión, pero si la miraba ahora solo iba a conseguir irse sin ella. Había sido bastante frío toda su vida como para ahora confesarle a alguien que le gustaba y no querer salir corriendo. Por suerte, aún la llevaba de la mano, así que esperaba que le contuviese si le daba por salir corriendo.
—Vamos a seguir andando. Todavía tengo que invitarte a comer y todo eso. —Carraspeó un poco al terminar, por primera y seguramente única vez, que el tema de conversación volviese a ser el trabajo y dejasen de ser ellos dos.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
¿Cómo había dejado que aquello fuera así? Ella solía pensar siempre en cosas pragmáticas, ¡hablar de cosas pragmáticas! Y ahora tendría que estar pensando en el Consejo, y en Fairy Tail...Pero sólo era capaz de pensar en sus mejillas ridículamente encendidas, y en su mano enlazada con la suya. Y en cómo aquello le hacía sentir...segura. Menos mal que él se puso a hablar, porque sentía que alguien había sellado sus labios con cemento.
Finalmente no pudo evitar soltar una pequeña risa. No sabía por qué, pero Gajeel sabía hacerla sentir pequeña pero al mismo tiempo fuerte. Importante, presente, visible. Aunque quisiera protegerla. Eso era algo que también hacían sus compañeros de Fairy Tail, pero no era igual. Gajeel parecía que lo hacía porque era algo "obvio", y no una simple adoración pasional y por lo tanto fácilmente efímera.
-Bueno, aunque te guste estar conmigo "o algo así", y aunque me eches de menos pudiendo vivir sin mí, me parece un buen trato-parecía que fue hace siglos cuando su mayor amenaza era él mismo- Espera, ¿acabas de decir que te gusto?
Estrechó los ojos, divertida. Se le ocurrió devolverle un poco de lo que le había dado él, pero porque también era la única manera de reunir el valor.
-¿No sabes que...-se puso enfrente de él, con un dedo contra su pecho que recalcaba cada palabra-...el amor entre los miembros del Consejo está prohibido?-en realidad no tenía ni idea. Esa clase de apartados nunca pensó que pudieran ser de su interés. Observó su rostro, esperando cualquier pista, cualquier reacción. ¿Estaba rojo o era sensación suya? El muy estúpido, iba a dejar que lo hiciera todo ella. Pero si tenía que esperar a que él diera el paso, tal vez esperara para siempre. ¿Qué podía perder? Lo peor que podía pasar era volver a dedicarse al Consejo de pleno...como hasta ahora. Tragó saliva, nerviosa. En el fondo de su corazón le odiaba un poquito por momentos como aquellos.
-Bueno, ¿qué vas a hacer ahora?-le espetó repentinamente. Demasiado repentinamente. Pero desconcertarle estaba bien, ¿no?- Q-que sepas que...A pesar de todo yo...Espera, creo que tienes algo aquí-señaló en su camiseta, confiando en que picara y bajara la cabeza. Porque vale sí, ella era pequeñita, ¿pero él por qué tenía que ser tan grande? Nada más lo hizo, Levy se puso rápidamente de puntillas y le dio un beso en sus labios. No fue breve, pero tampoco realmente largo. Ella nunca había hecho esa clase de cosas, y el miedo se apoderó por un momento de ella. Había seguido su instinto, pero su instinto ahora era algo que latía dentro de ella y le llegaba el sonido hasta los oídos.
Se separó bruscamente, aunque no soltó su mano. ¿Debería? ¿No debería?
-B-bueno. ¿M-me...Me vas a llevar a comer o qué?
"O tierra, trágame"
Finalmente no pudo evitar soltar una pequeña risa. No sabía por qué, pero Gajeel sabía hacerla sentir pequeña pero al mismo tiempo fuerte. Importante, presente, visible. Aunque quisiera protegerla. Eso era algo que también hacían sus compañeros de Fairy Tail, pero no era igual. Gajeel parecía que lo hacía porque era algo "obvio", y no una simple adoración pasional y por lo tanto fácilmente efímera.
-Bueno, aunque te guste estar conmigo "o algo así", y aunque me eches de menos pudiendo vivir sin mí, me parece un buen trato-parecía que fue hace siglos cuando su mayor amenaza era él mismo- Espera, ¿acabas de decir que te gusto?
Estrechó los ojos, divertida. Se le ocurrió devolverle un poco de lo que le había dado él, pero porque también era la única manera de reunir el valor.
-¿No sabes que...-se puso enfrente de él, con un dedo contra su pecho que recalcaba cada palabra-...el amor entre los miembros del Consejo está prohibido?-en realidad no tenía ni idea. Esa clase de apartados nunca pensó que pudieran ser de su interés. Observó su rostro, esperando cualquier pista, cualquier reacción. ¿Estaba rojo o era sensación suya? El muy estúpido, iba a dejar que lo hiciera todo ella. Pero si tenía que esperar a que él diera el paso, tal vez esperara para siempre. ¿Qué podía perder? Lo peor que podía pasar era volver a dedicarse al Consejo de pleno...como hasta ahora. Tragó saliva, nerviosa. En el fondo de su corazón le odiaba un poquito por momentos como aquellos.
-Bueno, ¿qué vas a hacer ahora?-le espetó repentinamente. Demasiado repentinamente. Pero desconcertarle estaba bien, ¿no?- Q-que sepas que...A pesar de todo yo...Espera, creo que tienes algo aquí-señaló en su camiseta, confiando en que picara y bajara la cabeza. Porque vale sí, ella era pequeñita, ¿pero él por qué tenía que ser tan grande? Nada más lo hizo, Levy se puso rápidamente de puntillas y le dio un beso en sus labios. No fue breve, pero tampoco realmente largo. Ella nunca había hecho esa clase de cosas, y el miedo se apoderó por un momento de ella. Había seguido su instinto, pero su instinto ahora era algo que latía dentro de ella y le llegaba el sonido hasta los oídos.
Se separó bruscamente, aunque no soltó su mano. ¿Debería? ¿No debería?
-B-bueno. ¿M-me...Me vas a llevar a comer o qué?
"O tierra, trágame"
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Acababa de decirle en pocas palabras que le gustaba y ella no tenía nada mejor que decir que eso estaba prohibido. La maldita enana y sus malditas normas. ¿A quién le importaban las normas? De verdad que no entendía como una cosa tan pequeña podía ser tan cabezota y tan idiota y tan adorable. Aunque lo último quizá era parte de su estatura, sí. Siendo alta seguiría siendo igual de... idiota, o guapa, o lo que sea, pero no tan adorable, aunque no tendría que hacer estupideces si quería un beso.
—No. No he dicho eso... creo. —Vale, sí. Se estaba sonrojando más de lo que le gustaría, pero era todo culpa de aquella bajita. ¿A qué venía preguntarle eso?— ¿Y qué si está prohibido? Además... ¿a mí qué me importa eso? Lo dices como si estuviese enamorado de alguien.
No estaba enamorado de ella, qué va. El hecho de que no se apartase de ella y que no dejase a nadie acercarse sin gruñirle y saber sus intenciones antes era... compañerismo, claro. Era su compañera y su amiga y no quería que le pasase nada. Lo de llevarla de la mano y que quisiese darle un beso a todas horas era amistad. Donde nació Gajeel los amigos se saludan así, y punto. ¿Cómo iba a estar enamorado de alguien tan bajito y pedante? Por favor...
—¿Qué dices ahora? ¿Qué pretendes que haga? —Su cara debía parecer un poema, entre tantas bobadas de amor y esa pregunta, no sabía ni qué expresión debía tener ya. ¿Pero qué era esa pregunta? ¿Se le había subido la sangre a la cabeza o algo así? Y ahora tenía algo en la ropa, aunque había sido lo suficientemente amable como para avisarle y no reírse de él, que es lo que habría hecho el Dragon Slayer.
¿Qué? ¿Por qué había hecho eso? ¡¿Y por qué no tenía nada en la ropa?! A pesar de todo, los labios de Levy eran... suaves. No es que esperase otra cosa de ella. ¡Y ni siquiera le gustaba! ¿A quién iba a gustarle eso? Estaba lleno de saliva y... ¡otras cosas! De hecho, le había gustado tan poco que quería repetirlo para ver si siempre iba a ser así de horrible. O quizá solo era porque lo había hecho aquella idiota.
—¿A comer? ¿Después de engañarme? —Bufó, haciéndose el orgulloso. Porque podía conseguir muchas cosas de él, pero no acabar con su orgullo.
¿Y por qué se separaba? ¿Y por qué no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando? Vale que era un zoquete, pero de ahí a no tener ni idea de lo que estaba pasando con él mismo había un paso. Y de los suyos, además. Pero como quería repetir lo de antes, y era de lo poco que sabía, pues allá que iba.
—No creo que te merezcas ni un poquito de compasión por mi parte, enana. —Se agachó para mirarla frente a frente para decirle aquello. La verdad es que de cerca era más bonita... más o menos.— Podría detenerte por mentirle a un miembro del Consejo Mágico, ¿sabes?
Y la detuvo... más o menos. Porque no esperaba que nadie, mucho menos ella, pudiese escapar si un bruto como él la tenía rodeada con un brazo. Geehee. Otra vez su risita particular, y... ¿ahora qué tenía que hacer? Supuso que solo tenía que hacer lo que ella había hecho antes, pero sin mentir, así que se acercó un poco más a ella y... la sensación era un poco mejor. ¡Pero ni siquiera le gustaba! Era solo que Levy era tan blandita y suave que podría abrazarla siempre como si fuese un peluche. El hecho de que no fuese a dejar que se separase para no romper el beso era... ¡era porque estaba muy ocupado como para concentrarse en mover el brazo! No era capaz de hacer dos cosas a la vez, pero lo que estaba haciendo era peor que una tortura.
Y que después del beso tuviese la frente apoyada en la de ella era porque se había cansado de estar tan agachado, y era todo su culpa por ser tan bajita. —¿Qué te apetece comer, peliazul enana? —¿Qué? ¿No era la pregunta adecuada después de darle un beso a alguien? Pues muy bien, pero tenía hambre, y no podía comerse a su compañera, así que más le valía elegir un sitio pronto antes de que no tuviese más remedio que darle un buen mordisco.
—No. No he dicho eso... creo. —Vale, sí. Se estaba sonrojando más de lo que le gustaría, pero era todo culpa de aquella bajita. ¿A qué venía preguntarle eso?— ¿Y qué si está prohibido? Además... ¿a mí qué me importa eso? Lo dices como si estuviese enamorado de alguien.
No estaba enamorado de ella, qué va. El hecho de que no se apartase de ella y que no dejase a nadie acercarse sin gruñirle y saber sus intenciones antes era... compañerismo, claro. Era su compañera y su amiga y no quería que le pasase nada. Lo de llevarla de la mano y que quisiese darle un beso a todas horas era amistad. Donde nació Gajeel los amigos se saludan así, y punto. ¿Cómo iba a estar enamorado de alguien tan bajito y pedante? Por favor...
—¿Qué dices ahora? ¿Qué pretendes que haga? —Su cara debía parecer un poema, entre tantas bobadas de amor y esa pregunta, no sabía ni qué expresión debía tener ya. ¿Pero qué era esa pregunta? ¿Se le había subido la sangre a la cabeza o algo así? Y ahora tenía algo en la ropa, aunque había sido lo suficientemente amable como para avisarle y no reírse de él, que es lo que habría hecho el Dragon Slayer.
¿Qué? ¿Por qué había hecho eso? ¡¿Y por qué no tenía nada en la ropa?! A pesar de todo, los labios de Levy eran... suaves. No es que esperase otra cosa de ella. ¡Y ni siquiera le gustaba! ¿A quién iba a gustarle eso? Estaba lleno de saliva y... ¡otras cosas! De hecho, le había gustado tan poco que quería repetirlo para ver si siempre iba a ser así de horrible. O quizá solo era porque lo había hecho aquella idiota.
—¿A comer? ¿Después de engañarme? —Bufó, haciéndose el orgulloso. Porque podía conseguir muchas cosas de él, pero no acabar con su orgullo.
¿Y por qué se separaba? ¿Y por qué no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando? Vale que era un zoquete, pero de ahí a no tener ni idea de lo que estaba pasando con él mismo había un paso. Y de los suyos, además. Pero como quería repetir lo de antes, y era de lo poco que sabía, pues allá que iba.
—No creo que te merezcas ni un poquito de compasión por mi parte, enana. —Se agachó para mirarla frente a frente para decirle aquello. La verdad es que de cerca era más bonita... más o menos.— Podría detenerte por mentirle a un miembro del Consejo Mágico, ¿sabes?
Y la detuvo... más o menos. Porque no esperaba que nadie, mucho menos ella, pudiese escapar si un bruto como él la tenía rodeada con un brazo. Geehee. Otra vez su risita particular, y... ¿ahora qué tenía que hacer? Supuso que solo tenía que hacer lo que ella había hecho antes, pero sin mentir, así que se acercó un poco más a ella y... la sensación era un poco mejor. ¡Pero ni siquiera le gustaba! Era solo que Levy era tan blandita y suave que podría abrazarla siempre como si fuese un peluche. El hecho de que no fuese a dejar que se separase para no romper el beso era... ¡era porque estaba muy ocupado como para concentrarse en mover el brazo! No era capaz de hacer dos cosas a la vez, pero lo que estaba haciendo era peor que una tortura.
Y que después del beso tuviese la frente apoyada en la de ella era porque se había cansado de estar tan agachado, y era todo su culpa por ser tan bajita. —¿Qué te apetece comer, peliazul enana? —¿Qué? ¿No era la pregunta adecuada después de darle un beso a alguien? Pues muy bien, pero tenía hambre, y no podía comerse a su compañera, así que más le valía elegir un sitio pronto antes de que no tuviese más remedio que darle un buen mordisco.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
-Ah. No...¿No estás enamorado de nadie?
Seguía en su posición, pensando que debería soltarse cuando le oyó decir eso. Se había llevado una mano a los labios, por si se diera el caso de que le diera por sonreír y no tuviera motivos para hacerlo. Seguía avergonzada, como si hubiera hecho algo malo. Pero no había hecho nada malo, ¿verdad?
Pero ahora se sentía fatal porque él había dicho que no le gustaba nadie...¡y ella le había besado! Debería irse a su habitación y no salir en...en años. Entonces él se agachó, y desde su estatura pudo verle los ojos de cerca. Eran castaños, bonitos, y sinceros, y...le gustaba cómo le miraban. No pudo evitar reírse un poco cuando le habló. Pero estaba tan tan cerca que se había puesto demasiado nerviosa y necesitaba liberar la tensión. Su mano, por suerte, no había abandonado su lugar.
Tal vez debería alejarse, hacer como si no hubiera pasado nada. No era la primera vez que algo así le había ocurrido con él y al rato el volvía a sus bromas, ¿no? Fue a soltarse, pero él la retuvo. Era la primera vez que hacía algo así, en general tan delicado con ella. Ahora se daba cuenta. También, que simplemente con un brazo podía inmovilizarla. Pero sin él, también. Oyó su risita característica, y antes de darse cuenta se estaban besando de nuevo. Se aferró a él en esos segundos que duró el beso, y cuando terminó se mantuvo apoyada en él. Sentía la cabeza ligera, y las piernas le temblaban como un potrillo.
-¿Comer?-¿En serio estaba pensando en eso? Ni siquiera se había dado cuenta de que la había llamado enana. Ella no quería separarse ya, y temía soltarse de él y...caerse. Pero eso era absurdo-Claro, sí. D-debes de tener hambre...-renuente, volvió a separarse de él-Yo no tengo hambre, pero ya te dije que te acompañaba, ¿no?
La cafetería estaba a unos metros, y esta vez no quería salir corriendo. Ya no.
Seguía en su posición, pensando que debería soltarse cuando le oyó decir eso. Se había llevado una mano a los labios, por si se diera el caso de que le diera por sonreír y no tuviera motivos para hacerlo. Seguía avergonzada, como si hubiera hecho algo malo. Pero no había hecho nada malo, ¿verdad?
Pero ahora se sentía fatal porque él había dicho que no le gustaba nadie...¡y ella le había besado! Debería irse a su habitación y no salir en...en años. Entonces él se agachó, y desde su estatura pudo verle los ojos de cerca. Eran castaños, bonitos, y sinceros, y...le gustaba cómo le miraban. No pudo evitar reírse un poco cuando le habló. Pero estaba tan tan cerca que se había puesto demasiado nerviosa y necesitaba liberar la tensión. Su mano, por suerte, no había abandonado su lugar.
Tal vez debería alejarse, hacer como si no hubiera pasado nada. No era la primera vez que algo así le había ocurrido con él y al rato el volvía a sus bromas, ¿no? Fue a soltarse, pero él la retuvo. Era la primera vez que hacía algo así, en general tan delicado con ella. Ahora se daba cuenta. También, que simplemente con un brazo podía inmovilizarla. Pero sin él, también. Oyó su risita característica, y antes de darse cuenta se estaban besando de nuevo. Se aferró a él en esos segundos que duró el beso, y cuando terminó se mantuvo apoyada en él. Sentía la cabeza ligera, y las piernas le temblaban como un potrillo.
-¿Comer?-¿En serio estaba pensando en eso? Ni siquiera se había dado cuenta de que la había llamado enana. Ella no quería separarse ya, y temía soltarse de él y...caerse. Pero eso era absurdo-Claro, sí. D-debes de tener hambre...-renuente, volvió a separarse de él-Yo no tengo hambre, pero ya te dije que te acompañaba, ¿no?
La cafetería estaba a unos metros, y esta vez no quería salir corriendo. Ya no.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
—No te acostumbres a esto. Tengo una reputación que mantener. —Lo cual no significaba que fuese a invitarla a su habitación más a menudo, y esta vez no para gastarle bromas, precisamente. Pero no esperaba que nadie les prestase más atención de la que les prestaban ahora. Y si de verdad un miembro del Consejo no podía estar enamorado... bueno, estaba allí por ella, así que no es que su posición le importase demasiado, aunque no estaba tan seguro de que a Levy le importase lo mismo.
Ya podía ver el sitio donde solían comer cuando salían de aquel infierno blanco y no tardó mucho en relamerse. Sus labios aún sabían un poco a los de la peliazul, lo que solo mejoraba aún más su acción. No sabía muy bien como una persona tan pequeñita podía tener tanto efecto en él, pero tampoco iba a quejarse... mucho.
—Pero si iba a invitarte a comer, ¿de qué hablas? —Otro de los efectos era sacarle de quicio, por lo que parecía. ¿Iba a invitarla a comer para disculparse y ahora de repente ella solo iba a acompañarle? ¿Qué le pasaba ahora?— ¿Me vas a obligar a darte de comer como si tuvieses cinco años? Aunque quizá por estatura... —Se le escapó una sonrisilla con aquel comentario. Llevaba demasiado tiempo sin decirle nada sobre su estatura, y aquello fue como una bocanada de aire fresco, o de hierro fresco, en su caso.
No sabía qué había hecho mal para que de repente no quisiese ir a comer, pero bueno, a él no le importaba comer un poco del hierro que le hacía Levy, y además podían seguir andando si comía eso, claro está, si aquel plan no le parecía mal tampoco.
—Si no quieres comer... no sé, puedes hacerme algo de hierro con tu magia. —No es que fuese una de sus comidas favoritas, en absoluto. Solo lo hacía por no pararse demasiado tiempo y no aburrirla mientras comía, porque era todo un caballero. Exacto.— Supongo que tendré que conformarme con eso para que no te pases toda mi comida quejándote. —Se encogió de hombros, deshaciéndose de toda la caballerosidad que había parecido tener antes de un plumazo.
Pero conociendo a Levy como la conocía, iba a encontrar algo para quejarse incluso en aquello. Ahora ya sabía que con un beso iba a conseguir callarla, así que había añadido eso a su arsenal de armas anti-enanas quejicas como arma principal. Era bastante infalible, aunque también tenía un efecto bastante importante en él.
Ya podía ver el sitio donde solían comer cuando salían de aquel infierno blanco y no tardó mucho en relamerse. Sus labios aún sabían un poco a los de la peliazul, lo que solo mejoraba aún más su acción. No sabía muy bien como una persona tan pequeñita podía tener tanto efecto en él, pero tampoco iba a quejarse... mucho.
—Pero si iba a invitarte a comer, ¿de qué hablas? —Otro de los efectos era sacarle de quicio, por lo que parecía. ¿Iba a invitarla a comer para disculparse y ahora de repente ella solo iba a acompañarle? ¿Qué le pasaba ahora?— ¿Me vas a obligar a darte de comer como si tuvieses cinco años? Aunque quizá por estatura... —Se le escapó una sonrisilla con aquel comentario. Llevaba demasiado tiempo sin decirle nada sobre su estatura, y aquello fue como una bocanada de aire fresco, o de hierro fresco, en su caso.
No sabía qué había hecho mal para que de repente no quisiese ir a comer, pero bueno, a él no le importaba comer un poco del hierro que le hacía Levy, y además podían seguir andando si comía eso, claro está, si aquel plan no le parecía mal tampoco.
—Si no quieres comer... no sé, puedes hacerme algo de hierro con tu magia. —No es que fuese una de sus comidas favoritas, en absoluto. Solo lo hacía por no pararse demasiado tiempo y no aburrirla mientras comía, porque era todo un caballero. Exacto.— Supongo que tendré que conformarme con eso para que no te pases toda mi comida quejándote. —Se encogió de hombros, deshaciéndose de toda la caballerosidad que había parecido tener antes de un plumazo.
Pero conociendo a Levy como la conocía, iba a encontrar algo para quejarse incluso en aquello. Ahora ya sabía que con un beso iba a conseguir callarla, así que había añadido eso a su arsenal de armas anti-enanas quejicas como arma principal. Era bastante infalible, aunque también tenía un efecto bastante importante en él.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Levy puso los ojos en blanco. Parecía imposible que quisiera besar a alguien con tantas ganas...Y estrangularle al mismo tiempo.
-Claro. Reputación que consigues a base de pelearte con Pantherlily, llegando tarde a las reuniones, metiéndote con tus compañeros...¿Sigo?
Se cruzó de brazos, tratando de recordar por qué se había puesto tan contenta cuando Gajeel quiso venir con ella al Consejo. Tal vez él simplemente había querido ser un caballero (extraño) y prefiriera mil veces estar en Fairy Tail. Si iban juntos a ver a su antiguo gremio...¿Aún querría volver en lugar de quedarse con sus amigos?
-¡NO SOY TAN PEQUEÑA!-se dio cuenta, en ese instante, de lo poco intimidatorio que sonaba su voz. Y ella, en general. Y que aquel arrebato le podría hacer parecer más niña a sus ojos. Levy respiró hondo, repitiéndose a sí misma una vez más "sé profesional". Podía querer matar a aquel grandullón, pero no quería quedarse sola tan pronto, ¿verdad?
-No seas idiota-dijo fingiendo más enfado del que sentía. Porque en fin...-Vamos al comedor- le agarró de la mano, bien fuerte. Bien brusca, también, porque aquel brutote merecía cierta brutalidady un par de collejas de vez en cuando. Le arrastró hasta una mesa antes de que pudiera decir nada (y que se atreviera, porque pensaba fulminarle con la mirada). En unos minutos les plantaron un enorme bistec, con patatas para Gajeel, y una jarra de cerveza para cada uno. Algo bueno tenía que tener estar allí.
-Y bien, ¿tienes alguna queja?- dijo mientras daba un trago a su cerveza. Hizo aparecer pequeños fragmentos de hierro sobre el bistec. No le gustaba hacerlo en público de forma ostentosa, pero por él...Bueno, más le valía que no se metiera con ella aquella vez.
-Claro. Reputación que consigues a base de pelearte con Pantherlily, llegando tarde a las reuniones, metiéndote con tus compañeros...¿Sigo?
Se cruzó de brazos, tratando de recordar por qué se había puesto tan contenta cuando Gajeel quiso venir con ella al Consejo. Tal vez él simplemente había querido ser un caballero (extraño) y prefiriera mil veces estar en Fairy Tail. Si iban juntos a ver a su antiguo gremio...¿Aún querría volver en lugar de quedarse con sus amigos?
-¡NO SOY TAN PEQUEÑA!-se dio cuenta, en ese instante, de lo poco intimidatorio que sonaba su voz. Y ella, en general. Y que aquel arrebato le podría hacer parecer más niña a sus ojos. Levy respiró hondo, repitiéndose a sí misma una vez más "sé profesional". Podía querer matar a aquel grandullón, pero no quería quedarse sola tan pronto, ¿verdad?
-No seas idiota-dijo fingiendo más enfado del que sentía. Porque en fin...-Vamos al comedor- le agarró de la mano, bien fuerte. Bien brusca, también, porque aquel brutote merecía cierta brutalidad
-Y bien, ¿tienes alguna queja?- dijo mientras daba un trago a su cerveza. Hizo aparecer pequeños fragmentos de hierro sobre el bistec. No le gustaba hacerlo en público de forma ostentosa, pero por él...Bueno, más le valía que no se metiera con ella aquella vez.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
—Cualquiera diría que me conoces mejor que Metalicana. ¿Tanto te gusto? —Irremediablemente, después de tanto tiempo, las burlas salían de su boca de forma casi instintiva. Y tenía que compensar después de haberla besado, a ver si se creía que por un par de besos ya no iba a meterse con ella. Sentimientos, bah...
No sabía qué iba a hacer con ella si seguía comportándose así. Aunque seguramente, como sería ella la que se encargaría de escribir el informe sobre aquello, sería él el que saldría mal parado por "mala actitud". ¿Qué sabía esa panda de viejos sobre mala actitud? Si ya conocían al maldito Salamander, ¿por qué se quejaban de él? No se había unido al Ejército de Detención para comportarse como una chica, precisamente. Allí esperaba poder dar rienda suelta a su fuerza para no oxidarse, y al final, Pantherlily era el único que hacía que no perdiese la forma.
—Eso es lo típico que diría una niña pequeña. ¿Te has enfadado, cosita pequeñita? —Se agachó (bastante) para ponerse a su altura, con una mueca bastante burlona. No era su culpa. Era culpa de ella por ser tan bajita y por ponérselo tan fácil.— Oh, comida... al fin.
También tuvo que contenerse bastante cuando intentó cogerle de la mano y hacer fuerza. ¿Por qué tenía que ser tan adorable incluso cuando parecía que quería darle una lección? ¿Y por qué sentía unas ganas irrefrenables de protegerla y sostenerla para que nadie pudiese ponerle un dedo encima? Serían las hormonas, qué más da. No iba a enamorarse de una idiota bajita de pelo azul, eso estaba claro.
Para babear el bistec le faltó un minuto más, aunque por suerte, su... compañera, se encargó del aderezo y de despertarle antes de que se durmiese mirando el trozo de carne.— Solo una. —Levantó su jarra de cerveza y la inclinó, dejando que el líquido cayese poco a poco hacia su boca, hasta que se acabó, para después soltar todo aquel aire de una vez.— Dos, ahora. Primera queja, ¿por qué te dan de beber? Parece que tienes quince años, y eso es ilegal. ¿Puedo detenerles? —Se llenó una mano de las patatas que acompañaban al bistec, tragándolas con un poco de dificultad.— Segunda queja, no me queda cerveza.
Cogió la jarra vacía y la puso en alto, esperando que con aquello se entendiese que quería otra. Después de unos segundos, la bajó a la mesa y cortó un trozo del bistec, devorándolo de un mordisco.— ¿Alguna queja, querida compañera?
No sabía qué iba a hacer con ella si seguía comportándose así. Aunque seguramente, como sería ella la que se encargaría de escribir el informe sobre aquello, sería él el que saldría mal parado por "mala actitud". ¿Qué sabía esa panda de viejos sobre mala actitud? Si ya conocían al maldito Salamander, ¿por qué se quejaban de él? No se había unido al Ejército de Detención para comportarse como una chica, precisamente. Allí esperaba poder dar rienda suelta a su fuerza para no oxidarse, y al final, Pantherlily era el único que hacía que no perdiese la forma.
—Eso es lo típico que diría una niña pequeña. ¿Te has enfadado, cosita pequeñita? —Se agachó (bastante) para ponerse a su altura, con una mueca bastante burlona. No era su culpa. Era culpa de ella por ser tan bajita y por ponérselo tan fácil.— Oh, comida... al fin.
También tuvo que contenerse bastante cuando intentó cogerle de la mano y hacer fuerza. ¿Por qué tenía que ser tan adorable incluso cuando parecía que quería darle una lección? ¿Y por qué sentía unas ganas irrefrenables de protegerla y sostenerla para que nadie pudiese ponerle un dedo encima? Serían las hormonas, qué más da. No iba a enamorarse de una idiota bajita de pelo azul, eso estaba claro.
Para babear el bistec le faltó un minuto más, aunque por suerte, su... compañera, se encargó del aderezo y de despertarle antes de que se durmiese mirando el trozo de carne.— Solo una. —Levantó su jarra de cerveza y la inclinó, dejando que el líquido cayese poco a poco hacia su boca, hasta que se acabó, para después soltar todo aquel aire de una vez.— Dos, ahora. Primera queja, ¿por qué te dan de beber? Parece que tienes quince años, y eso es ilegal. ¿Puedo detenerles? —Se llenó una mano de las patatas que acompañaban al bistec, tragándolas con un poco de dificultad.— Segunda queja, no me queda cerveza.
Cogió la jarra vacía y la puso en alto, esperando que con aquello se entendiese que quería otra. Después de unos segundos, la bajó a la mesa y cortó un trozo del bistec, devorándolo de un mordisco.— ¿Alguna queja, querida compañera?
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Levy le dedicó un aire de suficiencia, que trataba de ocultar más de lo que estaba intentando mostrar. Fría indiferencia, pobremente demostrada.
-Podría hacer un informe-soltó, así como si le hubiera leído el pensamiento- Podrían echarte. Podrías estar mañana mismo de vuelta en Fairy Tail. ¿Es eso lo que quieres?
Su tono perdió el deje amenazador en la pregunta del final, cambiándose sin querer por otro más inseguro, nada propia de la nueva Levy del Consejo. ¿Y si era lo que quería? A lo mejor no estaba conforme con su vida allí y quería volver. A lo mejor ella no era motivo suficiente para permanecer allí.
"No pienses eso"
El lado pragmático de su coco acudió en su ayuda, pero sólo lo decía por decir. A fin de cuentas, era una opción tan válida como cualquier otra...
Se sentó en la silla, con los brazos cruzados, con ganas de pegarle, sí. ¿Por qué no paraba de meterse con ella?
-Claro, porque tú eres tan grande...No sé si has visto a Laxus, pero te supera. Y es taan fuerte-apoyó la barbilla en la mano, poniendo ojos soñadores. Si parecía que no tenía nada que perder, por qué no picarle también a él. Porque Laxus era guapo, sí. Pero...nunca había pensado en él como pensaba en Gajeel.
Le parecía increíble que después de molestarse en que comiera, le viniera con quejas. ¡Habrase visto tan mala educación! Y sin embargo, antes de pensarlo se estaba echando a reír.
-¿Tú? ¿Arrestando? Oh, me encantaría verlo.
No se imaginaba a Gajeel haciendo esas cosas. Ella, tal vez. En realidad los dos eran un poquito diferentes. O mucho, si lo pensaba un poquito en serio. Él era tipo de persona siendo arrestado. Y aunque se hubiera cambiado de bando...Levy no podía esperar para ver aquello. Pidió otra cerveza para él, mientras ella bebía de la suya. Por suerte, no tardó en llegar mucho, lo cual ahorró más quejas de su compañero al respecto.
-¿También vas a detenerme a mí por beber, oficial Redfox?-dijo con una voz ligeramente melosa, sólo por ponerle un pelín nervioso.-Aunque ya puestos, tengo un par de quejas. Una-empezó, imitando la expresión y tono de Gajeel-Mi compañero es idiota. No sé si usted, querido oficial Redfox, podría ayudarme con eso. Dos...Hay que ver qué guapo te has puesto hoy, oficial.
Le lanzó un guiño, ocultando su sonrisa tras su jarra. Vale, sí. Quería devolverle un poco a Gajeel lo que le estaba haciendo. Y vale, sí, la cerveza la estaba ayudando un poquito a hacerlo.
-Podría hacer un informe-soltó, así como si le hubiera leído el pensamiento- Podrían echarte. Podrías estar mañana mismo de vuelta en Fairy Tail. ¿Es eso lo que quieres?
Su tono perdió el deje amenazador en la pregunta del final, cambiándose sin querer por otro más inseguro, nada propia de la nueva Levy del Consejo. ¿Y si era lo que quería? A lo mejor no estaba conforme con su vida allí y quería volver. A lo mejor ella no era motivo suficiente para permanecer allí.
"No pienses eso"
El lado pragmático de su coco acudió en su ayuda, pero sólo lo decía por decir. A fin de cuentas, era una opción tan válida como cualquier otra...
Se sentó en la silla, con los brazos cruzados, con ganas de pegarle, sí. ¿Por qué no paraba de meterse con ella?
-Claro, porque tú eres tan grande...No sé si has visto a Laxus, pero te supera. Y es taan fuerte-apoyó la barbilla en la mano, poniendo ojos soñadores. Si parecía que no tenía nada que perder, por qué no picarle también a él. Porque Laxus era guapo, sí. Pero...nunca había pensado en él como pensaba en Gajeel.
Le parecía increíble que después de molestarse en que comiera, le viniera con quejas. ¡Habrase visto tan mala educación! Y sin embargo, antes de pensarlo se estaba echando a reír.
-¿Tú? ¿Arrestando? Oh, me encantaría verlo.
No se imaginaba a Gajeel haciendo esas cosas. Ella, tal vez. En realidad los dos eran un poquito diferentes. O mucho, si lo pensaba un poquito en serio. Él era tipo de persona siendo arrestado. Y aunque se hubiera cambiado de bando...Levy no podía esperar para ver aquello. Pidió otra cerveza para él, mientras ella bebía de la suya. Por suerte, no tardó en llegar mucho, lo cual ahorró más quejas de su compañero al respecto.
-¿También vas a detenerme a mí por beber, oficial Redfox?-dijo con una voz ligeramente melosa, sólo por ponerle un pelín nervioso.-Aunque ya puestos, tengo un par de quejas. Una-empezó, imitando la expresión y tono de Gajeel-Mi compañero es idiota. No sé si usted, querido oficial Redfox, podría ayudarme con eso. Dos...Hay que ver qué guapo te has puesto hoy, oficial.
Le lanzó un guiño, ocultando su sonrisa tras su jarra. Vale, sí. Quería devolverle un poco a Gajeel lo que le estaba haciendo. Y vale, sí, la cerveza la estaba ayudando un poquito a hacerlo.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
En momentos como ese se alegraba de tener un apetito tan voraz. ¿A qué venían todas aquellas tonterías sobre hacer un informe? Si el único motivo que le mantenía en ese antro de vejestorios era ella, y ahora pretendía echarle como si fuese un perro del que ya se había cansado.
—¿¡De qué hablas ahora!? —No tenía pensado volver por allí, y montar numeritos era su especialidad, y, por encima de todo, la enana idiota se lo había ganado a pulso.— Haz un informe si te da la gana, yo solo estaba ahí para que no te aburrieses entre tanto viejo y tanto libro. —Se metió un trozo de carne (o medio plato, más bien) en la boca, masticando con fuerza por culpa de todo aquello.— Ademaf, ni fiquieda me gufta. —Se golpeó en el pecho para que aquella plasta de proteínas bajase de una vez por todas hacia su estómago.— Mándame de vuelta a Fairy Tail, así podré darle una paliza a Salamander cada vez que quiera, sin tener que buscar una excusa estúpida para dar un paseo contigo hasta allí.
¿Y ahora Laxus? ¿Es que ya se le había olvidado lo que había hecho? Sí, siendo justos tampoco debería dirigirle la palabra a él, pero cuando él la atacó eran enemigos, mientras que ese gigantesco idiota se volvió contra sus propios compañeros. Y ahora la muy peliazul se ponía a hablar así de él. ¿Qué había hecho para que le odiase tanto?
—Y a mí qué me importa con quién fantasee una cría, ¿eh? —Su cara se convirtió en la definición del diccionario de desagrado, y ella, que tantos libros leía, debía saber muy bien cual era esa definición.— Vete con él y su grupo de raritos, a ver lo que duras. Al menos serán más útiles que Jet y Droy, no te niego eso.
¿Creía que era la única que podía seguir molestando durante aquella comida? Estaba delante del rey de la molestia, el dios de la pesadez, el emperador de la broma y el dominante absoluto de las palabras hirientes, ¿cómo se atrevía a hablar de esa manera delante de él?
—No lo vas a ver si me mandas de vuelta al gremio, como tanto parece apetecerte. —Su cara seguía pareciendo un poema, y para ayudar a su mal humor, la cerveza seguía sin llegar. ¿Era esto la forma de compensar lo mal que se había comportado con todo el mundo? Pues quizá tendría que serlo más para que le diesen lo que quería, cuando quería.
—No voy a detener a nadie, déjame en paz. —Había llegado a ese punto de mal humor en el que lo único que servía era darse puñetazos con Lily, y eso que arrestar gente había resultado ser una acción bastante gratificante.— Me dan igual tus quejas. Seguro que al idiota de Laxus le interesan mucho. —Aún así, no tenía más remedio que aguantar aquella sarta de estupideces y bobadas. ¿De verdad se ponía así cuando bebía? Y pensar que antes de entrar hasta había pensado en decirle algo bonito al terminar. Enana aguafiestas.— Tú sí que eres idiota. ¿No te he dicho que no me importa?
Como ya había llegado la maldita cerveza, la cogió con las mismas ganas con las que antes habría cogido a la niña pequeña que se sentaba frente a él, vaciando la mitad de un solo trago para luego escupirlo al escuchar la última de la sarta de tonterías que iba a salir de aquella boca. Después del pequeño shock, se pasó el dorso de la mano para quitarse los restos de cerveza y de espuma que quedaban de todo lo que había escupido.
—¿Llevas toda la comida riéndote de mí? —Incluso tenía un tic en el ojo por su culpa. ¿Cómo una persona tan pequeñita y adorable podía almacenar tanta maldad, rencor y resentimiento?— Creo que has aprendido demasiado de mí, y casi me siento orgulloso. Oh, por favor... borra esa sonrisa. —Llevaba un rato negando con la cabeza, con una sonrisa incrédula y la mirada perdida en aquella mujer que, por mucho que se metiese con él, sabía reconquistarle con una bobada como esa.— Además, esta... esta... —Después de todo el enfado, por fin había caído en lo que había dicho. ¿De verdad le veía guapo? Tenía sentido, porque era él, y porque se habían besado ahí fuera, y no tendría sentido si no le gustase. Y no le gustaría si no fuese guapo, ¿no? Demasiadas cosas para un bruto.— esta es la ropa de siempre, siempre estoy así de guapo, solo que tu vista está más centrada en otras cosas más aburridas. —Con un poco de sonrojo, inducido por el enfado, el alcohol y las palabras de Levy, había conseguido salir un poco de aquel lío... a medias. Se bebió la media jarra, porque no iba a ponerse a beber del suelo, de otro trago y la dejó en la mesa.— Pero tú sí que estás bastante guapa hoy. Y eso que me fijo en ti todos los días.
—¿¡De qué hablas ahora!? —No tenía pensado volver por allí, y montar numeritos era su especialidad, y, por encima de todo, la enana idiota se lo había ganado a pulso.— Haz un informe si te da la gana, yo solo estaba ahí para que no te aburrieses entre tanto viejo y tanto libro. —Se metió un trozo de carne (o medio plato, más bien) en la boca, masticando con fuerza por culpa de todo aquello.— Ademaf, ni fiquieda me gufta. —Se golpeó en el pecho para que aquella plasta de proteínas bajase de una vez por todas hacia su estómago.— Mándame de vuelta a Fairy Tail, así podré darle una paliza a Salamander cada vez que quiera, sin tener que buscar una excusa estúpida para dar un paseo contigo hasta allí.
¿Y ahora Laxus? ¿Es que ya se le había olvidado lo que había hecho? Sí, siendo justos tampoco debería dirigirle la palabra a él, pero cuando él la atacó eran enemigos, mientras que ese gigantesco idiota se volvió contra sus propios compañeros. Y ahora la muy peliazul se ponía a hablar así de él. ¿Qué había hecho para que le odiase tanto?
—Y a mí qué me importa con quién fantasee una cría, ¿eh? —Su cara se convirtió en la definición del diccionario de desagrado, y ella, que tantos libros leía, debía saber muy bien cual era esa definición.— Vete con él y su grupo de raritos, a ver lo que duras. Al menos serán más útiles que Jet y Droy, no te niego eso.
¿Creía que era la única que podía seguir molestando durante aquella comida? Estaba delante del rey de la molestia, el dios de la pesadez, el emperador de la broma y el dominante absoluto de las palabras hirientes, ¿cómo se atrevía a hablar de esa manera delante de él?
—No lo vas a ver si me mandas de vuelta al gremio, como tanto parece apetecerte. —Su cara seguía pareciendo un poema, y para ayudar a su mal humor, la cerveza seguía sin llegar. ¿Era esto la forma de compensar lo mal que se había comportado con todo el mundo? Pues quizá tendría que serlo más para que le diesen lo que quería, cuando quería.
—No voy a detener a nadie, déjame en paz. —Había llegado a ese punto de mal humor en el que lo único que servía era darse puñetazos con Lily, y eso que arrestar gente había resultado ser una acción bastante gratificante.— Me dan igual tus quejas. Seguro que al idiota de Laxus le interesan mucho. —Aún así, no tenía más remedio que aguantar aquella sarta de estupideces y bobadas. ¿De verdad se ponía así cuando bebía? Y pensar que antes de entrar hasta había pensado en decirle algo bonito al terminar. Enana aguafiestas.— Tú sí que eres idiota. ¿No te he dicho que no me importa?
Como ya había llegado la maldita cerveza, la cogió con las mismas ganas con las que antes habría cogido a la niña pequeña que se sentaba frente a él, vaciando la mitad de un solo trago para luego escupirlo al escuchar la última de la sarta de tonterías que iba a salir de aquella boca. Después del pequeño shock, se pasó el dorso de la mano para quitarse los restos de cerveza y de espuma que quedaban de todo lo que había escupido.
—¿Llevas toda la comida riéndote de mí? —Incluso tenía un tic en el ojo por su culpa. ¿Cómo una persona tan pequeñita y adorable podía almacenar tanta maldad, rencor y resentimiento?— Creo que has aprendido demasiado de mí, y casi me siento orgulloso. Oh, por favor... borra esa sonrisa. —Llevaba un rato negando con la cabeza, con una sonrisa incrédula y la mirada perdida en aquella mujer que, por mucho que se metiese con él, sabía reconquistarle con una bobada como esa.— Además, esta... esta... —Después de todo el enfado, por fin había caído en lo que había dicho. ¿De verdad le veía guapo? Tenía sentido, porque era él, y porque se habían besado ahí fuera, y no tendría sentido si no le gustase. Y no le gustaría si no fuese guapo, ¿no? Demasiadas cosas para un bruto.— esta es la ropa de siempre, siempre estoy así de guapo, solo que tu vista está más centrada en otras cosas más aburridas. —Con un poco de sonrojo, inducido por el enfado, el alcohol y las palabras de Levy, había conseguido salir un poco de aquel lío... a medias. Se bebió la media jarra, porque no iba a ponerse a beber del suelo, de otro trago y la dejó en la mesa.— Pero tú sí que estás bastante guapa hoy. Y eso que me fijo en ti todos los días.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Levy se recostó en su asiento, los brazos cruzados, y se limitó a observar como poco a poco conseguía hacer que Gajeel perdiese los estribos. A decir verdad, en cualquier otras circunstancias le hubiera hecho perder los nervios a ella: no se hablaba con la boca llena, ¡cómo que criticando a sus excompañeros! Jet y Droy no eran los mejores de equipo...Pero la trataban siempre genial. Muchas veces, mejor que aquel bruto.
La cerveza había plantado en ella una sonrisa fácil, que se contenía para no estallar en carcajadas. También mejoraba notablemente sus dotes de actuación.
Era mala persona, ¿acaso se estaba contagiando de él de verdad?
Pero lo más divertido de todo, si era posible, fue la reacción de Gajeel a sus últimas palabras. Se sintió culpable, y todo. Pero sólo un momento. Internamente, lo estaba disfrutando. Tuvo que seguir bebiendo cerveza para no romper a reír ahí mismo, delante de él. Tenía que ser fuerte y no ceder ante lo inexplicablemente adorable que le parecía ver así a su compañero. Era tan distinto a cómo le conoció...Pero no era momento de rememorar aquello. Contuvo el impulso de levantarse y abrazarlo (sí, abrazarlo), decidiendo seguir un poquito. Sólo un poquito.
-Pero Oficial...-se quejó- ¿Significa eso que el resto de días no me ve guapa? Con lo feliz que sería si un fuerte gallardo como usted se fijase en mí...¿Acaso hay otra chica que le parezca más guapa que yo?
No dudó en poner ojitos de niña perdida. Los ponía siempre que quería conseguir algo, y la verdad era que casi siempre le había servido. Pero claro, no sabía si Gajeel se dejaría seducir por una cara inocente o...no.
La cerveza había plantado en ella una sonrisa fácil, que se contenía para no estallar en carcajadas. También mejoraba notablemente sus dotes de actuación.
Era mala persona, ¿acaso se estaba contagiando de él de verdad?
Pero lo más divertido de todo, si era posible, fue la reacción de Gajeel a sus últimas palabras. Se sintió culpable, y todo. Pero sólo un momento. Internamente, lo estaba disfrutando. Tuvo que seguir bebiendo cerveza para no romper a reír ahí mismo, delante de él. Tenía que ser fuerte y no ceder ante lo inexplicablemente adorable que le parecía ver así a su compañero. Era tan distinto a cómo le conoció...Pero no era momento de rememorar aquello. Contuvo el impulso de levantarse y abrazarlo (sí, abrazarlo), decidiendo seguir un poquito. Sólo un poquito.
-Pero Oficial...-se quejó- ¿Significa eso que el resto de días no me ve guapa? Con lo feliz que sería si un fuerte gallardo como usted se fijase en mí...¿Acaso hay otra chica que le parezca más guapa que yo?
No dudó en poner ojitos de niña perdida. Los ponía siempre que quería conseguir algo, y la verdad era que casi siempre le había servido. Pero claro, no sabía si Gajeel se dejaría seducir por una cara inocente o...no.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
No sabía como lo hacía, pero de verdad, conseguía sacarle de quicio. Con esa sonrisa idiota cuando no estaba bebiendo, tenía ganas de levantarse, cogerla con una sola mano y llevársela a un sitio más privado, a... enseñarle modales, sí. Eso. Justo eso era lo que causaba Levy en él, ganas de enseñar modales. Todos los modales que él tenía.
Probablemente era solo el alcohol, pero si era eso, quizá tendrían que salir a comer más a menudo, y a lo mejor incluso empezaba él a pagar las cervezas que se bebiesen en el proceso. A él no le afectaban demasiado, pero parecía que a su pequeña compañera le hacían demasiado efecto, un efecto devastador y podía ser bastante beneficioso para los dos.
—Te veo bastante feliz sin que me fije en ti. —Chasqueó la lengua, haciendo referencia más a su casi embriaguez que a su estado de ánimo.— Supongo que tengo que alcanzar tu nivel de sinceridad, así que... —Fue a beber de su jarra, pero la ausencia de cerveza fue un duro golpe por parte de la realidad.— En fin... no, ninguna otra chica me parece más guapa que tú.
Le costaba decir esas cosas, pero al fin y al cabo, ya quedaba poco más que decir entre ellos, lo que no significaba que no le costase más, o que no se hubiese sonrojado por culpa de la idiota peliazul.
—Deja de mirarme así. —Refunfuñó, apartando la mirada para no tener que seguir soportando esos ojitos tan adorables. Odiaba que fuese tan adorable después de haberse reído toda la comida de él.— No te voy a perdonar que te hayas burlado de mí, así que deja de intentarlo.
Probablemente, solo tendría que decirle que le perdonase un par de veces con la voz que utilizaba cuando quería algo, y, a decir verdad, no se había enfadado tanto como para que tuviese que pedirle perdón, aunque ahora también quería salirse él con la suya.
Probablemente, solo tendría que decirle que le perdonase un par de veces con la voz que utilizaba cuando quería algo, y, a decir verdad, no se había enfadado tanto como para que tuviese que pedirle perdón, aunque ahora también quería salirse él con la suya.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
"Ninguna otra chica me parece más guapa que tú"
La cara de Levy se puso colorada al oír eso. Lo bueno, que ya estaba colorada por culpa de la cerveza, así que esperaba, confiaba, que no se notara...mucho.
Tampoco es que fuera difícil que Levy se sonrojase. Un halago a su inteligencia o a su esfuerzo eran suficientes para ello, así como para hincharse (un poquito) de orgullo. El resto de cosas, más superficiales, no ejercían aquel efecto en ella. Así había sido siempre, y cuando algún chico la rondaba y trataba de ganársela diciendo ñoñerías baratas Levy no tardaba en darle la patada. Tampoco tenía tiempo, y su cabeza estaba a otras cosas. Hasta que el estúpido de Gajeel apareció para darle la vuelta a todo aquello.
Una pequeña sonrisa se instaló en el rostro de la peliazul. Se levantó y antes de que Gajeel pudiera hacer nada se colocó detrás de él, rodeándole el cuello con sus brazos en un abrazo. Apoyó su barbilla casi a la altura de la clavícula de su compañero, disfrutando de que por una vez el tema de la altura iba de su parte. Le miró con sus ojos suplicantes, que siempre le habían otorgado todo lo que quería desde el principio de los tiempos, dedicados a él en exclusiva.
-Anda...Perdóname. No volveré a portarme mal con usted, Oficial.
eMantuvo su mirada en sus ojos, sabiendo que tarde o temprano no podría aguantar y acabaría por mirarla de vuelta.
-Además-siguió intentando llamar su atención. Le encantaba llamar su atención, aunque no lo admitiera jamás- No quisiera que me tuviera que meter en la cárcel y le tocase centrar su atención en otras chicas. Prefiero que sólo me persiga a mí.
Definitivamente tenía que dejar la cerveza.
La cara de Levy se puso colorada al oír eso. Lo bueno, que ya estaba colorada por culpa de la cerveza, así que esperaba, confiaba, que no se notara...mucho.
Tampoco es que fuera difícil que Levy se sonrojase. Un halago a su inteligencia o a su esfuerzo eran suficientes para ello, así como para hincharse (un poquito) de orgullo. El resto de cosas, más superficiales, no ejercían aquel efecto en ella. Así había sido siempre, y cuando algún chico la rondaba y trataba de ganársela diciendo ñoñerías baratas Levy no tardaba en darle la patada. Tampoco tenía tiempo, y su cabeza estaba a otras cosas. Hasta que el estúpido de Gajeel apareció para darle la vuelta a todo aquello.
Una pequeña sonrisa se instaló en el rostro de la peliazul. Se levantó y antes de que Gajeel pudiera hacer nada se colocó detrás de él, rodeándole el cuello con sus brazos en un abrazo. Apoyó su barbilla casi a la altura de la clavícula de su compañero, disfrutando de que por una vez el tema de la altura iba de su parte. Le miró con sus ojos suplicantes, que siempre le habían otorgado todo lo que quería desde el principio de los tiempos, dedicados a él en exclusiva.
-Anda...Perdóname. No volveré a portarme mal con usted, Oficial.
eMantuvo su mirada en sus ojos, sabiendo que tarde o temprano no podría aguantar y acabaría por mirarla de vuelta.
-Además-siguió intentando llamar su atención. Le encantaba llamar su atención, aunque no lo admitiera jamás- No quisiera que me tuviera que meter en la cárcel y le tocase centrar su atención en otras chicas. Prefiero que sólo me persiga a mí.
Definitivamente tenía que dejar la cerveza.
Levy McGarden- Rango E
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Fecha de inscripción : 13/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
Prefería pensar que aquel rojo que estaba empezando a dominar a su compañera de fatigas era por culpa del alcohol. No le gustaría demasiado que fuese por algo que hubiese dicho y de lo que ni siquiera se había dado cuenta, porque probablemente habría sido algo estúpido, y solo estuviese roja por pura vergüenza. Definitivamente, tenía que dejar de pensar tanto en por qué hacía las cosas Levy, porque la mitad de las veces no entendía nada.
Y sin que se hubiese dado cuenta, la peliazul se había colocado tras él y le estaba clavando la barbilla en la clavícula. Era un poco incómodo, y para colmo, no le quitaba los ojos de encima. Debía haber hecho algo, y de verdad que no lo entendía, pero empezaba a ser bastante molesto lo de no entender nada de lo que estaba pasando.
—Vas a portarte mal conmigo en cuanto te quites de ahí atrás. —Y del resto podía no tener ni idea, pero de que Levy iba a seguir con las suyas en cuanto tuviese oportunidad estaba bastante seguro, y eso que el más "bruto" de los dos siempre había sido él, pero tanto tiempo juntos parecía haber hecho estragos en la pequeña maga.— ¿Por qué debería creerte? A ti, además.
¿Estaba deseando quitársela de encima y darle un beso? Sí. ¿Había bebido más de la cuenta? Sí. ¿Levy se estaba pasando con él? Sí. ¿Iba a pagárselo caro? Probablemente la respuesta es la misma que para el resto de preguntas. Pero tendría que pensar un castigo a la altura del comportamiento de la McGarden.
—Yo preferiría no tener que perseguirte. Ya sabes... tenerte siempre cerca, y eso. —Admitió por fin a lo que parecía llevar pidiendo un rato, se giró para mirarla, y aquella mirada tan especial solo consiguió que se pillase un poco más por ella. Ugh... maldita idiota. Pero ahora que tenía excusa para todo, y que tampoco iba a ser nada nuevo, aprovechó para darle un beso. ¿Qué? Él también tenía derecho a sorprenderla un poco.— Deberíamos irnos antes de montar ningún numerito, enana. Geehee.
Si por él fuese, sí, montaría un numerito allí mismo con ella. Y sí, los numeritos implican algo un poquito más allá de un beso casto y de apenas un par de segundos. Y no, Gajeel no era tan descarado como para hacer eso allí, y no solo por su compañía, también por él mismo. ¿Que solo quería hacerlo porque estaba un poco desatado por el alcohol? Bueno, quizá influía, y quizá también Levy le gustaba demasiado más de lo que querría admitir. Y nunca admitiría delante de ella que le gustaba, y nunca iba a decirle si quería salir con él, ni nada por el estilo. A no ser que estuviese muy muy muy pedo.
Y sin que se hubiese dado cuenta, la peliazul se había colocado tras él y le estaba clavando la barbilla en la clavícula. Era un poco incómodo, y para colmo, no le quitaba los ojos de encima. Debía haber hecho algo, y de verdad que no lo entendía, pero empezaba a ser bastante molesto lo de no entender nada de lo que estaba pasando.
—Vas a portarte mal conmigo en cuanto te quites de ahí atrás. —Y del resto podía no tener ni idea, pero de que Levy iba a seguir con las suyas en cuanto tuviese oportunidad estaba bastante seguro, y eso que el más "bruto" de los dos siempre había sido él, pero tanto tiempo juntos parecía haber hecho estragos en la pequeña maga.— ¿Por qué debería creerte? A ti, además.
¿Estaba deseando quitársela de encima y darle un beso? Sí. ¿Había bebido más de la cuenta? Sí. ¿Levy se estaba pasando con él? Sí. ¿Iba a pagárselo caro? Probablemente la respuesta es la misma que para el resto de preguntas. Pero tendría que pensar un castigo a la altura del comportamiento de la McGarden.
—Yo preferiría no tener que perseguirte. Ya sabes... tenerte siempre cerca, y eso. —Admitió por fin a lo que parecía llevar pidiendo un rato, se giró para mirarla, y aquella mirada tan especial solo consiguió que se pillase un poco más por ella. Ugh... maldita idiota. Pero ahora que tenía excusa para todo, y que tampoco iba a ser nada nuevo, aprovechó para darle un beso. ¿Qué? Él también tenía derecho a sorprenderla un poco.— Deberíamos irnos antes de montar ningún numerito, enana. Geehee.
Si por él fuese, sí, montaría un numerito allí mismo con ella. Y sí, los numeritos implican algo un poquito más allá de un beso casto y de apenas un par de segundos. Y no, Gajeel no era tan descarado como para hacer eso allí, y no solo por su compañía, también por él mismo. ¿Que solo quería hacerlo porque estaba un poco desatado por el alcohol? Bueno, quizá influía, y quizá también Levy le gustaba demasiado más de lo que querría admitir. Y nunca admitiría delante de ella que le gustaba, y nunca iba a decirle si quería salir con él, ni nada por el estilo. A no ser que estuviese muy muy muy pedo.
Gajeel Redfox- Rango E
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Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: No hay tiempo que perder (Gajeel Redfox)
-¡Oye!-su indignación le hizo levantar la cabeza un momento, aunque luego volvió a reposarla directamente sobre su clavícula. Vale, era posible que su cabeza diera menos vueltas así, pero ahora tenía el objetivo de clavarle la barbilla para incordiarle. ¡Por decirle cosas como esa!- De los dos, ¡está claro quien es más bueno! No confiar en mí, Gajeel, de verdad...Me haces daño.
Se arrepintió nada más decirlo. A ver sí, quería decirle de una vez que le hacía daño la mitad de los comentarios que le dedicaba, porque le hacía parecer tan indiferente respecto a ella y era tan obvio que para Levy, Gajeel era algo más...
"Maldito brutote que no se entera"
A lo mejor debería rendirse. ¿Debería? El alcohol, en aquel momento, le impedía cualquier clase de retirada de su lado.
Estaba en una mezcla de enfado y tristeza tal que casi se pierde su siguiente comentario. La parte positiva era que llevaba tanto tiempo poniéndose roja que ya no podía hacerlo más. Debería buscar alguna razón médica para eso en los libros que se había traído del Gremio, aunque fuera sólo por intentar salvaguardar su dignidad.
Esta vez se quedó quieta, abriendo los ojos, sorprendida. Por fin (por fin) Gajeel se dignó a mirarla y si no se pudo plantear darle un beso, aparte de por el hecho de que estaban en un sitio público, fue porque el muy idiota se le adelantó.
-Oh, ¡eres incorregible!
La pequeña peliazul se levantó rápidamente, fingiendo una indignación que estaba lejos de sentir. Lo peor es que tenía razón, y de si no hubiera dicho eso Levy hubiera podido llegar a montar un numerito ahí mismo. Bueno, no hasta ese punto...Quería pensar. Debería darle en la cara, por estúpido, por hacerla sufrir, por tenerla todo el rato tan pendiente de él hiciera lo que hiciera. Porque podría hacer la cosa más terrible del mundo y ella le seguiría defendiendo. Si eso era amor, era horrible. Y debería darle en la cara, pero Levy, que por una vez estaba siendo más consciente de lo que quería en vez de lo que debía, le guiñó un ojo al idiota grandullón, antes de dirigirse a la puerta, sólo para girarse antes de salir con una sonrisita.
-¿Vienes, o me va a hacer ir sola, Oficial?
Maldito alcohol excusas.
Se arrepintió nada más decirlo. A ver sí, quería decirle de una vez que le hacía daño la mitad de los comentarios que le dedicaba, porque le hacía parecer tan indiferente respecto a ella y era tan obvio que para Levy, Gajeel era algo más...
"Maldito brutote que no se entera"
A lo mejor debería rendirse. ¿Debería? El alcohol, en aquel momento, le impedía cualquier clase de retirada de su lado.
Estaba en una mezcla de enfado y tristeza tal que casi se pierde su siguiente comentario. La parte positiva era que llevaba tanto tiempo poniéndose roja que ya no podía hacerlo más. Debería buscar alguna razón médica para eso en los libros que se había traído del Gremio, aunque fuera sólo por intentar salvaguardar su dignidad.
Esta vez se quedó quieta, abriendo los ojos, sorprendida. Por fin (por fin) Gajeel se dignó a mirarla y si no se pudo plantear darle un beso, aparte de por el hecho de que estaban en un sitio público, fue porque el muy idiota se le adelantó.
-Oh, ¡eres incorregible!
La pequeña peliazul se levantó rápidamente, fingiendo una indignación que estaba lejos de sentir. Lo peor es que tenía razón, y de si no hubiera dicho eso Levy hubiera podido llegar a montar un numerito ahí mismo. Bueno, no hasta ese punto...Quería pensar. Debería darle en la cara, por estúpido, por hacerla sufrir, por tenerla todo el rato tan pendiente de él hiciera lo que hiciera. Porque podría hacer la cosa más terrible del mundo y ella le seguiría defendiendo. Si eso era amor, era horrible. Y debería darle en la cara, pero Levy, que por una vez estaba siendo más consciente de lo que quería en vez de lo que debía, le guiñó un ojo al idiota grandullón, antes de dirigirse a la puerta, sólo para girarse antes de salir con una sonrisita.
-¿Vienes, o me va a hacer ir sola, Oficial?
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