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Mensaje por Arcueid Crimson Dom Sep 27, 2015 5:50 am

Misión:



- ¿Ya casi llegamos? –habíamos salido tan tarde de la casa que no me había dado cuenta de la hora que era. Me gustaba mucho viajar en barco y creo que por eso el tiempo había volado tan rápido como las gaviotas que se asomaban por la ventana de mi cuarto. No era un barco de lujo, pero lo suficientemente aceptable como para tener mi propia habitación. La había pedido exclusivamente por Spike, no quería que a la mitad de la noche las personas comenzaran a armar un escándalo por un animal que se había escabullido por comida. Pero comenzaba a impacientarse. No le gustaba estar encerrado y mucho menos en una habitación donde tenía que sentarse para caber. No lo culpo, la habitación tenía 1.80 metros de altura, cualquiera que midiera más de eso se volvería loco.  

–Por duodécima vez Slash, no–tenía que sacarlo de ese estado de estrés que tanto me molestaba o me contagiaría de su mal genio. Salí de la habitación buscando en donde daban de comer para llevarle algo además de un par de juegos de mesa para distraerle. El cocinero fue muy amable al darme bocadillos de algas y el encargado me prestó sus cartas que siempre llevaba para este tipo de situaciones. Entré a la habitación y coloqué la comida frente a el para que mantuviera su boca ocupada y no dijera palabra alguna. Me acomodé frente a el y comencé a repartir las carta para comenzar a jugar. El barco no tardaría en llegar a su destino, pero no me arriesgaré a pasar esos últimos metros con una tortuga amargada.

Esperé a ver su reacción ante las cartas colocadas y las tomó de buena gana realizando su primer movimiento. Me gustaba que diera la iniciativa. Eso me daba una buena señal de su estado de humor tan impredecible. El tiempo pasó mientras jugábamos y comíamos de los extraños bocadillos de algas. Lo único que faltaba era una buena botella de licor para mejorar el ambiente. Pero seguramente lo que Slash menos quería era soportar a una borracha sin escrúpulos que olvida todo al día siguiente. No era mi culpa, Bacchus logró sacar lo peor de mí cuando se trataba de alcohol. En el gremio la regla principal era tomar durante una celebración si o si.

La puerta de la entrada comenzó a sonar pero no se abrió. Le había cerrado para no recibir visitas improvisadas que causen polémica a la hora de ver a Slash. –Señorita Crimson, arribaremos en unos cuantos minutos, por si quiere subir a cubierta–tuve que levantarme para atender la llamada y abrir un poco la puerta para mostrar únicamente mi rostro. –Gracias, en seguida iremos–el joven parecía confundido ante mi respuesta pero luego señale mi cabeza para recordarle que había venido con una pequeña tortuga. Entonces entendió y desapareció por el pasillo.

–Ya llegamos, ¿contento? –le pregunte a Slash mientras veía como se devoraba el último bocado de alga y asentía bastante feliz. Ahora solo debía esperar a que todos descendieran del barco y pudiera salir sin problemas de éste.

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Mensaje por Arcueid Crimson Mar Sep 29, 2015 2:33 am



Observé el lugar para familiarizarme un poco antes de ir al teatro. Aunque era de noche, podía ver a la perfección los edificios y calles de la ciudad. El país era muy diferente a Fiore. Se veía más…triste. Las personas del pueblo eran incluso afectadas por el ambiente de su hogar luciendo tan vacíos y secos carentes de emoción alguna. No me sorprendía que en este lugar se traficaran personas sin problemas. Un pueblo donde todo lo ilegal es aceptado y premiado. Tenía la necesidad de realizar la misión de inmediato para salir de una vez por todas de este miserable lugar. Por suerte el capitán del barco me había entregado un mapa del lugar además de tomarse las molestias de marcar el camino por donde habría yo de pasar si quería evitar alguna pandilla de ladrones o magos ilegales. Tuve que preguntar como seis veces para cerciorarme de que el camino no estuviese custodiado si quería tener a Slash a mi lado durante la misión. –Le aseguro, señorita, que es uno de los caminos más seguros de la ciudad. Al menos el único–esto último me hizo dudar un poco sobre la ruta, pero al no ser conocedora nata de la ciudad no me quedaba de otra que aceptarla de mala gana. Agradecí las molestias y me despedí de todos hasta verlos para el viaje de regreso.

Antes de ingresar a la ciudad, me escabullí entre los barcos pesqueros en busca de la tortuga que me estaría esperando para darle la señal. Ambos estábamos seguros de que llegaríamos en la mañana y nos evitaríamos éste tipo de molestias que causan todas las noches. Pero en fin, no podía controlar el tiempo…aún. –Pss…Spike… ¿dónde andas? –una cabeza que mostraba únicamente sus ojos surgió del agua como submarino al ver tierra firme. Se le notaba molesto. Más que molesto, estaba jodidamente fastidiado. Gruñó entre dientes por debajo del agua creando pequeñas burbujas a su alrededor– ¿Ya nos podemos ir? El agua apesta y no puedo ver nada por debajo–no había notado que el agua de la costa estaba contaminada; vamos, que ni siquiera había notado la gran bruma que había alrededor de la costa. Asentí esperando a no ser vista por nadie gracias a toda la neblina que parecía no tener fin y di un par de pasos hacia atrás mientras veía como la enorme tortuga de dos metros salía del agua y se sacudía logrando que me cayeran un par de gotas a pesar de que me había protegido con los brazos.–Vámonos, hay mucho por hacer–le dije mientras abría el mapa que me habían regalado y camine hasta la zona marcada donde daba inicio la ruta señalada en rojo.

–Por aquí es seguro, puedes irte por los tejados para que nadie te vea–alborotó un poco mi cabello antes de subir a uno de los edificios, que parecía abandonado, y se perdía entre las sombras nocturnas que solo un gato podría ver a la perfección. Continué mi camino hasta llegar a un puesto de información turística y tomar unos cuantos folletos para informarme un poco mejor del lugar y no recibir sorpresas indeseadas. Muy a pesar de que la zona tenga mala pinta, tenía muchos lugares interesantes a donde ir, incluso contaba con historias románticas. El folleto del teatro tenía toda la información que cualquier novato desea obtener: nombres de artistas, número de asientos en la butaca, instrumentos musicales, e incluso tenía el tipo de madera con el que fue construido el escenario. También había un par de cosas inesperadas que podrían sorprender a cualquiera. Mientras leía la información al derecho y al revés, noté unas luces brillantes a lo lejos y me di cuenta de que era el teatro a donde debía ir, el cual, estaba promocionando su nuevo espectáculo. Misión o no, debo admitir las ganas tremendas de asistir al show que me habían invadido al momento de ver el diseño del exterior y la manera de exponer tan llamativa con muchos arlequines y saltimbanquis.

–Slash, vas a tener que ser el fantasma de la opera si quieres ver la obra–mire en dirección de uno de los tejados notando la silueta gigante de la tortuga asentir ante mi orden. Entonces ingreso al teatro por la parte de arriba sin problema alguno esperando a que yo hiciera lo mismo, solo que yo ingresaría por la entrada principal. Más les vale que la obra valga la pena suficiente para tan largo viaje.

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Sinfonía en las Catacumbas [MISIÓN D] Empty Re: Sinfonía en las Catacumbas [MISIÓN D]

Mensaje por Arcueid Crimson Mar Sep 29, 2015 3:45 am



El boletero de la entrada quedó sorprendido al recibir mi carta de notificación creada por las autoridades para poder ingresar al edificio cada que se me plazca. Me recordaba a esos sellos de la realeza que logran hacer con el lo que sea por muy grotesco e inhumano que fuera. Le pedí al joven que me llevara directo a la oficina de los dueños de inmediato logrando cierta inseguridad en el joven, me daba la impresión de que era nuevo en el trabajo. Dudo que alguien quiera trabajar en un lugar donde cada función una jovencita desaparece. Pero, dinero es dinero. Después de unos segundos esperando alguna reacción por parte del joven, finalmente cedió ante mi petición y mandó a uno de los arlequines que sirviera como guía para llevarme hasta donde había solicitado. Un arlequín bastante alto. En el camino, noté varias jovencitas ingresar y salir de los camerinos con diferentes atuendos llamativos pero discretos mostrando nerviosismo en su andar, no sabría decir si estaban nerviosas por el espectáculo o por ser robadas por un maniático. –Es su primer debut–soltó de golpe el arlequín-guía llamando mi atención y pensando que quizás había leído mi mente.

– ¿Disculpa? –pregunte bastante confundida y sorprendida por su repentino inicio de conversación. –Se ven nerviosas, eso se nota de lejos. Pero no es por lo que te imaginas, es la primera vez que cantarán y actuaran con una soprano bastante importante–hizo una pausa y comenzó a rascar su nuca mientras se encogía de hombros–…pero también bastante exigente. No hubo audición alguna que no le gustara. El director tuvo que tragarse su orgullo si quería mantenerla en el espectáculo–articulaba sus palabras de manera insegura además de mover sus manos con cada palabra que soltaba. No le entendía, para nada. No sabría como actuar en una situación como esa. Nunca nadie me había dado ordenes jamás, así que no…no entendería por completo el pensar del director. Pero al joven parecía no agradarle nada aquella cantante. Debía ser toda una diva para tratar de esa forma a las personas. –Bueno…habría que ver porque tanto escándalo, ¿no crees? –estire ambos brazos hacia delante con las manos entrelazadas y le mostré una sonrisa para quitarle un poco los nervios que invadió a todos. Se notó un poco más tranquilo al escucharme e incluso pude escuchar un pequeño sonido salir de su boca. Finalmente había llegado hasta las oficinas de los encargados. El joven arlequín se marcho y me dejo frente a una puerta de madera grande teniendo unos nombres en tinta plasmados en ella que tenían el mismo apellido.

Abrí la puerta de golpe, tenía que arreglar este asunto antes de que comenzara el espectáculo si no quería perdérmelo. Había dos hombres, cada uno sentado en su propio escritorio ubicados uno junto a el otro. El de la izquierda era de complexión delgada y estatura alta, mientras que el de la derecha bajito y barrigón; ambos tenían bigote además de bombines negros y piel de animal alrededor de ellos. Que desagradable. Tuve que comportarme frente a ellos si no quería arruinar la misión debido al gran desagrado que tengo por las personas que usan animales como ropa–Buenas noches, he venido a…– una interrupción, no muy deseada, llego hasta a mí cuando el delgado se me acercó tomándome por los hombres mostrando un rostro solemne y lleno de esperanzas– ¡Al fin llegas! No sabíamos cuanto tiempo te tomaría pero lo lograste–sonrió y noté como el segundo hombre también se acercaba con el mismo rostro que el primero, solo que este no me tomó por los hombros, si no que me sentó directamente en un diván rojo colocado en lo mas recóndito de la oficina– ¡Pero siéntate por favor, querida! Debió ser un viaje muy agotador–quién iba decir que se tomarían una investigación tan bien. Cualquier otro estaría furioso.

–Gracias, me tomó bastante tiempo pero me alegra recibir tan agradable bienvenida–sonreí a ambos señores que se habían sentado un de cada lado tomando mis manos entre las suyas.

– ¡Era lo menos que podíamos hacer por ti!–dijo el gordo.
–Después de todo, te tomaste las molestias de aceptar nuestra petición–continuó el delgado.
–Debemos prepararte antes que la función comience–y vaya que necesitaba prepararme.
–Es una dicha que conozcas la obra al pie de la letra–tal vez se trate de una novela que leí.
–Nadie más podía tomar este trabajo además de ti–bueno…ahora si me sentía halagada.
–Necesitábamos a otra bailarina lo antes posible–no soy muy conocedora del teatro, pero puede que si.
– ¡Y tú eres perfecta! –gritaron en unísono mientras se levantaban de sus asientos.

–Ah…ya veo así que por eso necesitan ¿¡QUÉ!? ¿¡BAILARINA!? –Debí escuchar mal, definitivamente mal. Estaban solicitándome a MÍ como una bailarina y no como una maga dispuesta a investigar lo que estaba sucediendo aquí. Creo que estos señores no tenían ni idea de porque estaba aquí en primer lugar.


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Mensaje por Arcueid Crimson Mar Sep 29, 2015 6:00 am


Slash



No estoy seguro ni de cómo comenzar. Para empezar todo sucedió de manera rápida. En unos minutos estaba dormido sobre la almohada más cómoda del barco aprovechando la tranquilidad del ambiente y segundos después me encontraba en el ático abandonado de un antiguo teatro que urgentemente necesitaba una limpieza. No había visto tanto polvo desde la recamara de la abuela. Mientras esperaba a Arcueid, tuve la necesidad de distraerme con las cosas arrumbadas dentro del piso buscando alguna pista que nos ayudase a resolver la misión o simplemente encontrar un objeto que llamase mi atención. Había muchos maniquís. Muchos es decir poco, DEMASIADOS, era la palabra correcta. Muchos teatros utilizan los maniquís como personajes de relleno para el escenario y ahorrarse salarios innecesarios a personas que solo actúan por escasos dos segundos. Pero parece ser que hace mucho que no las utilizaban, las habían abandonado en este escalofriante lugar. El lugar estaba abandonado, así de simple. Dudo mucho que alguien haya pisado el lugar recientemente. Podría ser que hace un año, pero había telarañas y polvo suficiente para decir que un año es poco. Sin mencionar que el olor a encerrado dejo de ser gustoso al sentido del olfato de los humanos. Y mucho menos para los animales–El huevo podrido y cadáver decidieron formalizar finalmente su relación–dije en voz alta mientras cubría con mi mano derecha la nariz.

Busqué dentro de las cajas alguna prenda que ayudara a cubrirme la nariz para no tener que estar usando mi mano todo el tiempo y poder buscar mejor la dichosa pista que todavía no aparecía. Mi sorpresa fue tal al momento de abrir una de las cajas que deje de cubrirme la nariz inconscientemente–Bueno…pero que tenemos por aquí–indagué más dentro de la caja y tuve la sospecha de que quizás el resto de cajas contuviera lo mismo pero de diferentes estilos. Debía llamar de inmediato a Arcueid para que viera esto.

– ¡Damas y caballeros! –alcancé a escuchar a través del suelo el inicio del espectáculo. Mierda. Ahora no podría avisarle a tiempo a Arcueid, o quizás y si, mientras se mantuviera en uno de los asientos para ver el espectáculo. Abrí la puerta que daban directo a unas escaleras en picado y las baje cuidadosamente llegando hasta el cavea del teatro que por fortuna estaba vacío. Desde ahí podía observar perfectamente cada parte del teatro sin problema alguno. Comencé a buscar entonces entre las butacas el melenudo cabello dorado de Arcueid mientras recorría todo el camino para mejorar el ángulo de mi vista. Pero nada. Ella nunca se perdería una función tan llamativa como esta, no importa que tan urgente sea la situación. Es lo suficientemente egoísta y caprichosa como para preferir algo que no le favoreciera o entretuviera. Vaya idiota. Pero si continuaba en la oficina de los encargados podía mantenerme tranquilo y esperar pacientemente su llegada.

Nada.

Ya habían pasado media hora y su persona aún no aparecía. No alcanzaba a percibir si quiera su aroma. Eso ya me estaba preocupando demasiado. Aprovecharé el medio tiempo de la obra para buscarla. Era la mejor manera de esperar a que todos salieran del lugar y no ser visto por nadie mas que ella, y tal vez unos cuantos staff técnicos. Justo antes de comenzar el medio tiempo, aquella melena dorada que tanto estaba esperando finalmente apareció. Lástima que no haya sido precisamente en una butaca. Justo frente a mi, y frente a cientos de personas, estaba la persona encargada de alimentarme, bañarme y cuidarme, a la mitad del escenario usando un bedlah rojo fuego bastante llamativo para cualquiera que lo viese. No me la podía creer. Como se le había ocurrido semejante estupidez a la mitad de la misión. Si usaba el pretexto “estrategia” para justificar su negligencia, no volveré a asistir a una misión con ella, JAMÁS. Ahora tenía que observar todo el espectáculo si quería llegar al medio tiempo y hablar con ella respecto a lo que encontré en el ático y de paso darle una buena tunda por lo que estoy a punto de presenciar.


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Mensaje por Arcueid Crimson Vie Oct 02, 2015 2:12 am



Slash


Al principio creí que haría el ridículo frente a tantas personas y todo por un capricho. Pero luego observé detalladamente los movimientos de la danza improvisada que lograba hacer gracias a la enorme agilidad que había adquirido a través de los entrenamientos que la obligo a tener para evitarnos problemas mayores. No era la gran maravilla, pero parecía divertirse bastante y al público le encantaba ver a una jovencita de mejor edad bailar libremente en trajes tan diminutos. Me quedé contemplando unos cuantos minutos del espectáculo hasta darse por finalizada llenando el teatro de aplausos y gritos de exaltación; el frenesí del público logró contagiarme su energía porque no me había dado cuenta de que estaba aplaudiendo al unísono del resto de las personas. Se le veía bastante contenta.

En cuanto las cortinas del teatro comenzaron a bajar aproveche la oportunidad y busqué un camino para acercarme con sigilo hasta su posición vigilando constantemente a la audiencia por si alguien volteaba hasta mi posición. Llegué hasta la parte de las luces del teatro observando con atención como los integrantes de la opera felicitaban a Arcueid por su inusual forma de bailar. Tenía que alejarla de esas personas de inmediato antes de la finalización del intermedio. En lo más recóndito del escenario, un señor de aparentemente 30 años estaba sentado sobre uno de los troncos de madera que servían para decorar bastante agitado e intentando quitarse la corbata de una buena vez. El sujeto me había dado una idea. En el lugar de las luces se encontraba un balde con productos de limpieza para las luces y tomé un pedazo de jabón lo suficientemente pequeña para pasar desapercibida pero necesariamente grande para noquear a cualquiera que fuese golpeado por ella. Apunté justo en medio de los ojos del sujeto y arrojé con fuerza el fragmento de limpieza logrando hacer que el sujeto cayera hacia el costado después del impacto.

Las personas comenzaron a acercarse para entender lo que había pasado dejando olvidada a Arcueid en la posición original en la que se encontraba. Tuve que tomar otro pedazo de jabón para lanzárselo si quería llamar su atención pero esta vez utilicé menos fuerza, no quería noquearla también, aunque dudo mucho que lo lograría con esa cabezota hueca que tiene. Ella miro hasta mi posición y en cuanto logró conectar sus ojos con los míos le di una señal de que me buscara. Ella simplemente accedió y se alejó del lugar buscando la manera para subir hasta donde yo estaba.

No pasaron ni dos minutos cuando ambos estábamos en un mismo piso exactamente donde yo había observado todo el espectáculo de su baile. –Linda pijama, ¿te la regalaron? –sonreí y a ella pareció molestarle mi comentario porque había inflado sus rosadas mejillas a la vez que se cruzaba de brazos–Muy gracioso. ¿Encontraste algo verdad? Si no, no habrías golpeado a ese pobre hombre con una estúpida barra de jabón–se estaba sobando la cabeza en la zona donde la había golpeado. Arqueé una de mis no existentes cejas bastante confundido pero a la vez impresionado– ¿Cómo supiste que era una barra de jabón? –ella me miró extrañada, como si mi pregunta la hubiese ofendido–Me dolió lo suficiente como para saber que era, además…las piedras no huelen a jazmín nocturno–honestamente, no entiendo como las mujeres logran diferenciar entre tantos tipos de olores al ser simples humanas. Incluso hay veces en las que los animales nos llegamos a confundir entre tanto olor. Pero ese no era el caso:–Acompáñame, necesitas ver esto–dije rápidamente antes de recordar que debía volver al espectáculo si no quería causar problemas. Ella mi siguió de manera obediente hasta llegar a la parte más alta del teatro por donde yo había entrado. Le mostré algunas cajas que había abierto y ella mostró bastante sorpresa al ver todo aquello. Se quedó en silencio por unos minutos antes de hablar.

–No tiene mucho sentido. ¿Porqué alguien destruiría su propio negocio? –estaba jugueteando con su labio inferior mientras resolvía todas las dudas que tenía ahora mismo en su cabeza. –Puede que sea un negocio ilegal y la única forma de encubrirla es disfrazándola de un teatro.

–Tu no entiendes. Esas personas realmente aman éste lugar. Debiste verlos cuando me vieron llegar, estaban tan felices de poder continuar con el espectáculo–su rostro estaba cabizbaja y aún mostrando esa enorme duda en su rostro. No sabía lo que había pasado entre ella y los dueños, pero parece ser que fue algo que en verdad la hizo dudar al momento de ver el contenido de las cajas. Me acerqué tomándola por los hombros para ver directamente en sus ojos alguna señal de esperanza–Para eso nos contrataron–y ahora entendí el porque, ni las autoridades habrían logrado dar con este lugar tan recóndito. Mis palabras habían surtido efecto, su rostro ahora mostraba el brillo que siempre muestra cuando está feliz. Le pedí que volviera a su lugar y que me debía una explicación de porque estaba vestida de esa forma.

El intermedio había terminado y las personas volvieron de inmediato a sus asientos esperando el inicio del segundo acto. Las cortinas se levantaron y la música comenzó a sonar mostrando a todos los coristas y actores en el escenario. El sujeto que había noqueado también se encontraba ahí con mejor finta que hace rato. Los coristas comenzaron a cantar y a formar una grieta para dar paso a una mujer exageradamente arreglada y maquillada que se había parado a la mitad del escenario. Arcueid también se encontraba ahí como esperando a que algo asombroso sucediese.  Pero en cuanto la mujer abrió la boca, las luces se apagaron. La música ceso, el cotilleo de las personas causaban eco en el lugar, se escuchaba movimiento de los muebles tras las cortinas y el grito de las coristas sonaron en unísono.

Entonces temí lo peor.

Las luces volvieron a encenderse y entonces comprendí por que las coristas habían gritado. La mujer y…Arcueid…habían desaparecido.

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Mensaje por Arcueid Crimson Vie Oct 02, 2015 4:35 am


Arcueid



El olor rancio del lugar fue lo que me despertó. Tenía los brazos atados. Aunque no podía ver absolutamente nada, aún escuchaba el eco que causaban los sollozos de las mujeres que estaban junto a mi. Estaban aterradas, y no las culparía, hace unos minutos las personas aclamaban por escucharas y de la nada fueron raptadas por desconocidos para ser vendidas a otros países. La chica que estaba junto a mí se había refugiado en mis espalda por culpa del pavor que en esos momentos debería estar sintiendo. Tenía que sacarlas de éste lugar, pero también debía cumplir mi misión si quería salvar más mujeres–Oye, tranquilízate. Voy a sacarnos de aquí, pero primero necesito que me hagas un favor–no sabía que tipo de expresión estaría haciendo en estos momentos, pero a juzgar por el silencio que había causado en sus sollozos supuse que me escucharía con atención–Necesito que me quites la venda que tengo en los ojos–y así como se lo pedí, acercó su rostro hacia mi cabellera para buscar la dichosa prenda y con sus dientes comenzó a tirar de ésta para quitarla sobre mi rostro.

Incluso sin la venda me costaba trabajo saber en donde nos encontrábamos. No podía escuchar nada mas que los sollozos de las mujeres y unas cuantas gotas. ¡Espera! ¿Gotas? Le pedí al resto de las mujeres que guardaran silencio para agudizar mejor mi oído y darme una idea de nuestra ubicación. De mala gana respondieron ante mi pedido, pero al fin y al cabo lo hicieron. Esperé. El eco de las gotas resonó por todo el lugar. Ahora supe donde estábamos. En las cloacas ubicadas justo por debajo del teatro como decía el folleto que leí. Según la historia, las personas solían escabullirse por estos túneles en época de guerra para mantener a salvo a las personas y mandarlas directamente al puerto huyendo en barcos. La persona responsable de los secuestros debió encontrar este secreto y es por eso que las coristas y actrices desaparecen con facilidad.

La voz de una persona se escucho a lo lejos. Le pedí a la chica que volviera a colocarme la venda antes de que llegara. A través de ella solo pude ver una luz anaranjada, posiblemente de una linterna, y escuche atentamente las palabras de aquel que nos había secuestrado:– ¿¡Eres idiota!? ¿¡Por qué trajiste a la cantante!? Ahora los de su maldito país van a meter las narices en los asuntos policiacos.

–Ordenes del jefe–se escuchó una segunda voz un poco más aguda que la primera.

–Pues espero que la perra valga la pena suficiente como par arriesgarnos tanto–la luz al igual que las voces se fueron alejando dejándonos nuevamente abandonadas al resto de nosotras. Entonces la cantante también había sido secuestrada. Debe estar realmente aterrada. Venir desde muy lejos para dar una presentación y ser recibida con esta clase de tratos. Debió disfrutar más sus momentos de diva. La chica que estaba junto a mí comenzó a acurrucarse aún más transmitiendo los escalofríos que recorrían su cuerpo hacia el mío. La pobre debe estarse congelando. –Tranquilízate. Pronto saldremos de aquí–quise ayudarla a ella y al resto de las jóvenes con ayuda de mi magia, pero debo mantener el perfil bajo para dar con la cabeza principal del asunto.

Pronto se escucharon más voces provenientes de atrás y sentí como uno de ellos acercaba la linterna hacia mí y me levantaba a la fuerza obligándome a caminar en línea recta con el resto de las mujeres. Fuimos a paso lento. Ninguna quería tropezarse y recibir un golpe directo en la cabeza. Pero para apresurarnos el paso, uno de ellos pateo la parte trasera de mi cuerpo y no sabría si hizo lo mismo con el resto. Por suerte pude mantenerme en equilibrio y no caer. Esa patada ya me la pagara. Una luz mucho más fuerte que las anteriores comenzó a acercarse a paso lento, pero no era la luz la que se acercaba si no nosotras. Nos quitaron las vendas en los ojos y una brillante luz logró encandilarnos a todas las que estábamos presentes. Giré a mi izquierda para saber quien era la chica con la que venía dándome una gran sorpresa al saber que era la cantante principal en el traje con el cual iba a dar su presentación. Ella me miró buscando alguna respuesta que le ayudara a resolver el enigma del porque le había sucedido esto precisamente a ella. Aterrada y llena de mugre no son la descripción exacta para una diva.

De una por una, fuimos llevadas hacia el bote que nos había encandilado colocándonos dentro de una cabina en la parte baja del bote. Pero antes de que entráramos la diva y yo, ella se tropezó y cayó directo a los pies de un joven que no le pareció nada su actitud así que la pateó directo en el estomago–Aaaawww lo siento. ¿A la diva no le gusta que la maltraten? –comenzó a reír y el resto de los tripulantes lo imitaron. ¡Al diablo la misión! Debo rescatarlas de este tipo de sujetos antes de que sea tarde.

– ¡Oye idiota! ¿¡Te sientes tan intimidado por las mujeres que tienes la necesidad de golpearlas!? ¡Poco hombre! –al sujeto pareció no agradarle para nada mi comentarios porque después de esto un enorme abucheo salió por parte de sus compañeros. Entonces se acercó preparando un puño para impactándolo directamente en mí, pero se iba a llevar una sorpresa muy grande cuando lo intentara.

Pero no me pude transformar. Algo había impedido que lo hiciera y el golpe cayó directamente en mi rostro. No lo entendía. ¿Por qué no había funcionado? Cuando salí del estado de shock, observé las cadenas que me tenían atadas notando que no eran normales, eran cadenas que anulaban por completo la magia. Pero estoy segura de que nadie sabía sobre mí además de los policías y…

–Eres muy valiente a pesar de no tener poderes para atacar–reconocí esa voz de inmediato. Era el joven arlequín y tras de el se encontraba el boletero que me había atendido. Solo el sabía acerca de mí. Pero no entendía porque el arlequín también era parte de todo esto. – ¿Sorprendida? Digamos que tenía previsto que algún mago fuese a ayudar a las autoridades, ellos son tan inútiles que necesitan de la magia…

– ¿Por qué? –pregunté de golpe interrumpiendo su estúpido discurso. Recibí otro golpe por parte de éste. –Lo siento preciosa, no me gusta que me interrumpan. Ahora…sobre tu pregunta, ¿no crees que es muy obvio? –sentí como la sangre de mi nariz comenzaba a derramarse dejando caer pequeñas gotas sobre la madera fina del barco. Lo miré directamente a los ojos. Estaba furiosa–No te lo pregunté a ti, idiota. Se lo pregunté a él–miré en dirección al boletero que aún continuaba tras el arlequín visualizando todo lo sucedido en silencio. Ambos parecían sorprendidos ante mi acción–Solo tu sabías que venía por parte de las autoridades, ¿por qué tuviste que decírselo a éste idiota? –no respondió. No creo que tuviera ni idea de cómo hacerlo, en cambio el arlequín si supo como hacerlo. En un arrebato de ira, jaló de mis cabellos acercando su rostro lamiendo la sangre que caía por mi barbilla. –Porque los hermanos menores hacen lo que sus mayores les ordenan–susurró soltando mis cabellos impactándose mi rostro sobre la madera. Lo que más trate de evitar. –Llévensela y enciérrenla en una celda aparte.

Después de dar la orden, uno de sus tripulantes me levantó con la misma brusquedad que en el túnel, ese idiota debió ser el que me pateo. Giré para ver su rostro mejor y luego le sonreí. Le mostré los colmillos heredados por mi familia dejando salir una enorme carcajada que tenía guardada desde hace rato. Los hermanos giraron para ver lo que estaba sucediendo dejando enmudecido al arlequín–Lo siento tanto, payaso. Tus días de fechoría terminan hoy mismo. –El sujeto estaba apunto de lanzarme otro golpe directo al rostro cuando un objeto salió directamente del mar cayendo tras el arlequín causando un sonido estremecedor por todo el lugar–Debiste investigarme mejor, porque no vine sola–la tripulación se había quedado en estado de shock y el arlequín tuvo la necesidad de voltear para saber que había caído de improvisto en su barco. Y lo único que recibió fue el gruñido estrepitoso de una tortuga gigante realmente enfurecida.  

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Sinfonía en las Catacumbas [MISIÓN D] Empty Re: Sinfonía en las Catacumbas [MISIÓN D]

Mensaje por Arcueid Crimson Vie Oct 02, 2015 6:23 am



Todo había pasado tan rápido, y mucho más para los tripulantes. Slash ya había noqueado a cinco de ellos y el resto continuaba atacándolo sin piedad. Es una lastima que no haya traído su arma conmigo, seguramente los hubiera derrotado con mayor facilidad. Los golpes de los piratas también iban dirigidos hacia mí pero lograba esquivarlos fácilmente a pesar de tener los brazos atados a mi espalda. Era la dicha de ser ágil. Lo que Slash más que nada hacia, era proteger a la cantante de los golpes y de ser raptada por alguno de ellos. Supongo que así es como me veo cuando esa cosa gigante me protege. De un momento a otro, él y yo quedamos de espaldas aprovechando la situación para que me quitara de una vez por todas con las malditas cadenas y poder terminar de una vez por todas con esta ridícula pelea. En cuanto las cadenas se rompieron, me sentí liberada.

Una fuerte energía comenzó a surgir dentro de mi cuerpo y pronto las llamaradas rodearon por completo mi cuerpo hasta tomar la forma de Hinezumi dispuesta a luchar con cualquiera que se me atravesara. Ataqué hasta dejar inconscientes a los tripulantes facilitándole mejor el trabajo a Slash para proteger a la cantante. Le pedí que se la llevara con el resto de las mujeres y las llevara a un lugar seguro. El solo asintió y se alejo velozmente de mi presencia. Ahora solo quedábamos el resto de los tripulantes y yo. Busqué al idiota que se había atrevido a patearme y le regresé el golpe al menos unas tres veces mas lanzándolo por la borda–Parece que solo quedamos ustedes dos y yo–me dirigí hasta los gemelos que lucían cansados por pelear contra un animal de dos metros. Troné mis nudillos caminando a paso lento hasta su posición– ¡Perra maldita! ¡Estás arruinando todo! –gritó el arlequín acercándose velozmente intentando soltarme un golpe. Aproveché su arranque de ira para atacarle fácilmente– ¡Chaoraked faad! –grité mientras realizaba la técnica dejando inconsciente al idiota. Uno menos.

Su hermano estaba sorprendido. No podía creer que su hermano mayor había sido derrotado, y por una mujer. Caminé hasta quedar frente a frente con él y le di una bofetada lo suficientemente fuerte para sacarlo del trance, y por venganza. –La familia no siempre es la solución. De nada sirve estar con ellos si solo te perjudican–miré su rostro que comenzó a inundarse de lagrimas al no saber nuevamente que contestar–Tú eliges tu propio destino. No él–y después de darle una pequeña pero honesta sonrisa, golpee directamente en su estomago para noquearlo y dejarlo junto a su hermano. Seguía siendo un criminal después de todo. Deshice el hechizo volviendo a mi estado original con el rostro completamente adolorido y con restos de sangre en mis ropas. Escuché un sonido que me llamaba y me dirigí hasta su posición encontrándome con Slash y el resto de las jóvenes en la cueva por donde habíamos salido. Estaban desatadas pero aún tenían las vendas en los ojos por seguridad de Slash. La única que le había visto era la cantante que se mostraba mejor.

–Descuida, no diré nada acerca de vuestro…amigo–sonrió y mostró su alegría con un abrazo para ambos. Era la primera vez que veía a alguien abrazar a Slash además de mí. Las autoridades comenzaron a llegar y la tortuga se escabulló hasta el mar para ocultarse y no ser visto por nadie más, ya se había arriesgado con una cantante famosa. Les expliqué a los oficiales lo sucedido y donde podían encontrar a los culpables del secuestro. Nos llevaron a las chicas y a mí hasta un hospital para ser atendidas y arropadas con ropas mas acordes a nuestra persona. Los dueños del teatro llegaron exaltados pero felices al ver a sus coristas, actrices y la cantante principal sanas y salvas– ¿Cómo supiste que no éramos nosotros los responsables? –preguntó el dueño bajito y gordinflón bastante curioso moviendo de un lado a otro su bigote.

–El teatro tiene un ático, señor, y dentro de el hay bastantes cajas…todas ellas con objetos personales de las jovencitas que fueron secuestradas–los oficiales que estaban anotando cada palabra que salía de mi boca además de los dueños se habían quedado callados. –No se ofendan pero, no parecen ser la clase de personas que se toman las molestias para guardar en cajas todas esas cosas–y con razón. Estas personas amaban demasiado su teatro como para arriesgarse al mercado negro. Tenían deudas, malas criticas, mala fama, y lo peor de todo, falsas acusaciones. Lo que menos necesitaban eran hacerlas realidad. Les expliqué que la única persona que podía ser capaz de hacer tales cosas sería alguien del personal que conociera a la perfección el lugar, alguien que servía de guía para los novatos, alguien como el arlequín que me había llevado hasta la oficina de los dueños. Agradecieron por todas las molestias e incluso me regalaron el vestido con el que baile, bueno…uno mejor porque el anterior estaba roto, y recibí mi paga de la misión diciéndome la hora de partida de mi barco hasta Fiore.

A la mañana siguiente, salí del hospital donde había pasado la noche con una tortuga en la cabeza que dio la casualidad que había llegado antes del amanecer. Pero antes de llegar al puerto, la cantante se acercó hasta a mí con un vestido digno de una diva. Nos sonrió a ambos y supuso que la pequeña tortuga había sido la que le había salvado la vida en la noche–Debo agradeceros por su valiente osadía, valientes guerreros–se acercó y beso ambas mejillas además de acariciar la pequeña cabeza de Spike–He sido informada sobre tu desaliento al no poderme escuchar durante la presentación. Bien, te tengo buenas noticias. Decidí daros una pequeña demostración antes de vuestra partida.

No tengo ni idea de quien le informó ese tipo de cosas, pero sin duda alguna estaré muy agradecida porque minutos después de nuestro encuentro, estábamos a la orilla del mar escuchando con atención el cántico sinfónico de una hermosa mujer que no se había ganado el titulo de diva por nada– ¿Sabes Spike? –miré a la tortuga que estaba en mis piernas mirando atentamente a la cantante–, no me molestaría volver otro día a este lugar. Creo que podría acostumbrarme.

Después de todo, uno aprende muchas cosas durante los viajes.

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